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Han pasado ya dos días, y aunque la tristeza por la eliminación de la final persiste, los ánimos ya se han enfriado y los pensamientos llegan a la cabeza con más calma y serenidad.

Dos días tratando de aclarar las ideas, aunque todavía al cerrar los ojos en la noche las imágenes de los tres penales errados se repiten una y otra vez en la película que mi cerebro se empeña en mantener latente, repitiéndola una y otra vez.

¿Qué decir del partido? Que nada hay que reprochar ni al grupo de jugadores, ni al planteamiento de Lillo. Millos hizo todo para vencer la resistencia de Viera, especialmente durante el primer tiempo.

Junior hizo en Bogotá lo mismo que Millos hizo en Barranquilla: Cerrar los espacios, hacerse corto entre sus líneas, fastidiar, estorbar y casi olvidarse de la existencia del arco rival.

Confieso que el día del partido, me desperté con una sensación aburridora, como si presintiera lo que horas después habría de suceder.

No pude evitar recordar aquel último partido de los cuadrangulares de la Liga 2 en 2012 cuando en el Campin enfrentábamos a un Junior ya sin opciones. Si lo derrotábamos asegurábamos nuestro pasaje directo y sin sufrimientos a la gran final, que significaría el título 14 de Millos.

Ese día no pudimos ganar, y la suerte del equipo quedó pendiendo de lo que  lograra hacer el Tolima en Pasto. Un gol de los pastusos habría dado al traste con las ilusiones de los millones de enamorados azules.

Ese día la diosa fortuna y los astros estuvieron de nuestro lado. Aunque Millos no logró vulnerar la resistencia de los de Barranquilla, el Deportes Tolima hizo una presentación digna y logró en la capital de Nariño un valiente empate que derivó en nuestro paso a la final de aquel torneo.

El domingo recordé las palabras llenas de sabiduría de Lillo en la rueda de prensa en el Metropolitano con respecto a que el tema de la altura de Bogotá no es ya un factor tan determinante cuando los deportistas tienen una buena preparación física.

Esta serie semifinal fue un choque de fuerzas iguales. A lo largo de la Liga los números de los dos contrincantes han sido sobrecogedoramente similares. Los dos obtuvieron 11 victorias, empataron en 6 ocasiones, y en cinco sufrieron derrotas. Tan solo la diferencia de gol, en la que Millos se muestra más efectivo en el arco contrario y más seguro en su propio arco, permite hasta ahora desnivelar la campaña de los dos equipos en contienda. En la cancha, a lo largo de los más de 180 minutos de juego, esta igualdad de fuerzas quedó en evidencia.

Solo la suerte de los penales habría de definir al equipo que accedería a la gran final. Ya una vez, con el mismo rival, habíamos perdido la chance de alcanzarla en la lotería de estos lanzamientos, y esta vez, otra vez nos tocó ver celebrar al rival

Con la frente en alto terminó el equipo su participación en esta Liga, pues llegó mucho más lejos de lo que muchos creíamos en febrero, pues en esa época la mayoría de hinchas augurábamos una desastrosa participación de nuestro equipo en este torneo.

Con la frente en alto terminó Millos su participación en esta Liga aunque no se logró el objetivo del titulo, pero partido a partido se ratificó que el andar para recuperar la gloria es firme y contundente, a pesar del brusco viraje administrativo y deportivo de final de año.

Después de no sé ya cuántos años, por ejemplo, Millos logró derrotar en un mismo torneo a sus más fuertes rivales: Santafé (dos veces), el verde de Medellín, Deportivo Cali y Junior (en Barranquilla) sufrieron el rigor del buen fútbol que por largos pasajes del torneo mostro el equipo de Lillo.

Una nueva Liga se termina, una nueva esperanza se nos va, pero no es el momento de las lamentaciones. En el fútbol, los equipos grandes deben aprender de las derrotas, levantarse, sacudirse y plantearse un nuevo objetivo, que en este caso no es solo uno, sino tres: Copa Postobón, Copa Suramericana y la segunda parte de la Liga.

En mi criterio, se tiene una buena base de jugadores de cara al múltiple compromiso del segundo semestre; son muy pocos los cambios y retoques que habrá que hacerle a la plantilla.

Se requiere sí reforzar el equipo en la parte delantera, independiente de la permanencia o partida de Dayro.  En los últimos partidos fue evidente la soledad en la que tuvo que luchar el goleador tolimense.

Yo confío en que Lillo haya pagado ya el derecho a piso en el fútbol colombiano. Ya debe tener una idea clara de cuáles son los jugadores con que quiere contar de acá en más; así como de cuáles futbolistas podrían ser prescindibles en su proyecto.

Seguramente tiene claras también las posiciones del equipo en que se evidencian debilidades, y  ciertamente ha tenido oportunidad de observar en el medio colombiano posibles refuerzos que podrían llegar a ser de utilidad para el equipo.

Esperemos, eso sí, que esta vez la parte administrativa que tiene a su cargo el gerenciamiento deportivo del club demuestre, por fin,  presteza y agilidad para hacer las negociaciones a que haya lugar de manera oportuna y eficiente.

Con la frente en alto, porque pase lo que pase en la definición de esta Liga, que para nosotros no tiene ya ninguna importancia, seguiremos siendo el equipo más grande de Colombia.

Cordial y albiazul saludo

@azulhstalatumba

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