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@NataliaGnecco
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La violencia intrafamiliar no tiene nacionalidad, ni estrato social”, con estas palabras Ketty Mejia Orozco, abogada egresada de la facultad de Derecho de la Universidad Libre, especializada en Derecho de Familia y Comisaria desde hace dieciseis años en las veinte localidades de Bogotá, acepta la invitación para analizar a grosso modo, por qué historias como la de Oscar Salas, un hombre de 38 años que asesinó esta semana a su esposa junto con sus dos hijas para luego acabar con su vida, se volvieron tan comunes en la capital y en qué se está fallando para frenar este terrible flagelo.

Ketty, quien actualmente trabaja como Comisaria en la localidad de Usaquén atribuye todo esta escalada de violencia a la pérdida de valores, principios familiares, sociales y a la falta de una verdadera aplicación de la justicia, por eso no titubea al afirmar: “La justicia es permisiva por eso a cualquiera se le ocurre atacar con ácido en la cara a otra persona, porque dice lo hago y no pasa nada”.

Si bien la historia de Colombia es violenta existen muchos detonantes para la violencia intrafamiliar como la cultura, las drogas, el alcohol, el desempleo, la crisis económica, la dependencia económica, la infidelidad (que ahora se ha acentuado tanto en hombres como en mujeres) pero la verdad, no hacen falta más estudios para conocer la raíz del problema, porque es obvio que las causales están plenamente identificadas, la pregunta del millón es ¿qué falta por hacer para controlar y erradicar esta serie de asesinatos que parecen sacados de los Cuentos de la Cripta?

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Para Ketty es evidente que en materia de prevención en Colombia seguimos muy crudos, de vez en cuando vemos un ojo morado en un comercial de televisión y falta muchísimo terreno por recorrer para concientizar a las víctimas a que denuncien. Adicionalmente, el Estado enfrenta muchas debilidades como por ejemplo, garantizar la protección integral que se ofrece en las Casas  Refugio o lograr una verdadera resocialización del victimario, porque como ella afirma, esto es una cadena: “a menudo escuchamos decir no quiero que mi hijo viva lo que yo viví, pero eso se cumple en un porcentaje muy bajo, porque los patrones de violencia se repiten”. Puntualiza la abogada.

Ahondando un poco en el problema de las Casas Refugio, la Secretaría de la Mujer de la Alcaldía Mayor de Bogotá tiene solamente cuatro, de las cuales una es para las mujeres del conflicto armado, las otras tres son para las mujeres víctimas de la violencia intrafamiliar y es obvio que a los hombres los negrearon, porque no gozan de este beneficio. Si a esto le sumamos por ejemplo las estadísticas de violencia intrafamiliar reportadas en toda la Localidad de Usaquén donde se ha proferido desde enero de 2013 a la fecha 2009 medidas de protección impuestas tanto para hombres como mujeres con otorgamientos de Casa Refugio, es obvio que ¡no hay cama pa tanta gente!

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Lo más triste es que hay legislación de sobra para frenar este flagelo, lo que se necesita como siempre, es implementar y fortalecer lo que ya existe, pues como explica Ketty tanto la Ley 294 de 1996 como la Ley 575 de 2000 castigan la violencia intrafamiliar contra los niños, niñas, adolescentes, mujeres, hombres, discapacitados y personas adultas e incluso se creó la Ley 1257 de 2008, exclusivamente para la no violencia contra la mujer. “ La mujer tiene derecho a no ser confrontada con su agresor, entonces, usted los cita en días diferentes, pero cuando se necesita la protección y es necesario remitirla a la Casa  Refugio por el grado de agresividad,riesgo y peligro  o violencia que afronta, resulta que no hay cupos!”.

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El Gobierno debe ofrecer las herramientas necesarias para la aplicabilidad de ley, la protección para la victima para acabar con esa dependencia económica que tanto daño ocasiona, tratamiento psicológico, y esto no se está cumpliendo a cabalidad, Ketty interrumpe para afirmar: “con el sólo hecho que los legisladores fueran más drásticos con el delito de la inasistencia alimenticia, se estaría ganando una gran batalla».  

“La Ley de violencia intrafamiliar es muy clara en cuanto a sanciones se refiere, la primera vez tiene una multa de 2 a 10 salarios mínimos vigentes, sino los cancela se le convierten en arresto,  por cada salario mínimos que se imponga de multa se deben pagar tres días de arresto y la segunda vez que el sujeto incurra en el delito de violencia  debe purgar de 30 a 45 días de arresto”.

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Si este país tuviera una sanción verdadera a los padres por el delito de inasistencia alimentaria, todo sería diferente, si a los niños y adolescentes se les garantizara sus derechos no habría tanta descomposición social, porque en el núcleo familiar nacen todos los problemas, toda esta delincuencia radica allí, y pensándolo bien, ¿qué amor va a dar una persona que sólo ha sobrevivido a los peligros de la calle?

Ketty reitera que se deben garantizar los derechos fundamentales de los niños- as: “mire aquí citan a un padre a la Fiscalía y la mayoría de los casos son archivados porque el señor dice que no tiene trabajo, ni capacidad económica para responder, por ende quedan desprotegidos los derechos, se mueren de la risa y salen a procrear más hijos de manera irresponsable, mientras esos niños desde que abren el ojo vienen con sed de venganza, son resentidos sociales, todo este daño en el núcleo familiar se refleja en la sociedad”.

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Cuando hablamos un poco sobre los fallos que continuamente imparte desde la Comisaría la abogada pregona: “ no soy machista, ni feminista, soy una persona justa, la ley debe aplicarse al victimario y proteger a la víctima sea hombre, mujer, discapacitado, niño, niña, adolescente o adulto mayor. Yo sanciono y protejo tanto a hombres como a mujeres toda vez que el acervo probatorio me dé los elementos de juicio para proferir un fallo de medida de protección a favor o en contra de la víctima o del victimario, sea hombre o mujer”.

El tema de la violencia intrafamiliar es tan complejo, que habría tema para escribir un blog los 365 días del año, pues existe el maltrato físico, moral, sexual, psicológico, afectivo, económico y patrimonial,lo que es increíble es que la mayoría de la gente ni siquiera sabe dónde denunciar la violencia, muchos se van corriendo a la Fiscalía, cuando las Comisarías de Familias pueden tomar una medida de urgencia en cuatro horas y proferir fallo dentro de los  diez días siguientes.

Finalmente, el mensaje que deja la Comisaria  Mejía es que se debe hacer un trabajo mancomunado interinstitucional, eficiente, eficaz, garante y protector; además no se puede dejar de lado la prevención, el tratamiento terapéutico y el seguimiento,  como tampoco olvidar nunca que la niñez protegida es un futuro diferente, porque la  capacidad futura depende de de la garantía de derechos en la  niñez.

• La dra Kety Mejía Orozco fue condecorada por el Ministerio de Defensa Nacional – Director General de la Policía Nacional de Colombia con la medalla de la Inspección General “Brigadier General Jaime Ramirez Gomez ” Personalidades Nacionales en el 2013 y en el 2014 con la Orden del Congreso de Colombia en el grado Caballero 2014.

Fotos: periodicoeldiario.com, wordpress.com

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