@Natalia Gnecco
La palabra Sacramento tiene muchos significados, si bien algunas personas la asocian inmediatamente con la capital del estado de California en Estados Unidos, otras piensan enseguida en los tradicionales signos litúrgicos, e incluso en provincias como Quebec – Canadá, es sinónimo de insulto. Sin embargo, en Pereira esta palabra evoca la buena mesa y distinción.
Con tan sólo tres años, Sacramento impacta por su decoración, su variedad gastronómica, grandes fotos a blanco y negro que encierran cierto misterio para el visitante, ¿pero quién es el creador de este ambiente en donde monjas y sacerdotes dan la bienvenida a degustar platos a base de salmón, pulpo, calamar, mero, centolla y muelas de cangrejo en posturas bastante inusuales?
Gustavo López arquitecto pereirano egresado de la Universidad Nacional con especialización en decoración de interiores, es el artífice de este ambiente tan especial. Su experiencia con bares y restaurantes temáticos es ampliamente conocida en “la perla del Otún», donde su creatividad se ha inspirado en países como India, Francia e Italia. Al preguntarle por Sacramento, Gustavo dice emocionado: “Quería que la decoración causara un impacto, marcara una diferencia, pues el tema religioso es poco común para un sitio público y Sacramento saca del altar esa simbología relacionada con una iglesia católica: la custodia, los altares… hasta el Vaticano”.
La parte jocosa se presenta con la ubicación de las fotos de monjas y sacerdotes en una pose «non sancta», una imagen de respeto y seriedad con esa connotación del color purpura que conjuga lo sacramental morado y negro, propio de las ceremonias religiosas. Todo este ambiente de recogimiento conjuga muy bien con el mobiliario del antiguo club Rialtor de Pereira que solía ser el más importante de la ciudad, Gustavo cuenta que lo iban a liquidar, pero ellos rescataron los muebles tipo años cincuenta, los restauraron, creando así un toque de familiaridad que contrasta con los colores plata, negro y fucsia.
Como es natural, al principio el decorador tenía miedo por esta idea con tintes tan místicos, más ese toquecito jocoso de mostrar a los monjas y curas en los baños, en situación «non sancta», pero con orgullo agrega: “ una semana antes de inaugurar llamé a un joven sacerdote amigo a ver qué opinión le merecía esta decoración y fue el primero en admirar mi iniciativa, de hecho me comentó que en ciudad de Vaticano son muy dados a utilizar temas religiosos en los sitios turísticos o restaurantes , yo no lo sabía y de inmediato llamó al obispo de Pereira para que no se perdiera la inauguración, porque se iba divertir mucho. Tanto la curia como el arzobispado de la ciudad acudieron a la cita y recibimos su admiración”.
Y pasando de lo divino a lo humano, Sacramento no se queda atrás en el momento de satisfacer el apetito de sus clientes, con la humildad que lo caracteriza, su propietario Humberto Castillo afirma que el salmón, la corvina y las muelas de cangrejo son los platos más destacados del restaurante, sonriendo me cuenta una anécdota: “ resulta que el dueño de la droguería Multidrogas de Pereira y su familia a su regreso de un viaje a Chile decidieron comparar el sabor del menú de Sacramento, especialmente cómo preparábamos la Centolla y para nuestra sorpresa dijeron que no tenía punto de comparación, era superior nuestra receta”.
De repente Oscar Ceballos, sub chef y jefe de cocina de Sacramento decide meter hábilmente la cucharada: “uno de los platos más solicitados aquí es el salmón tataki y la verdad es que tanto nuestros pescados como los mariscos son productos frescos, de alta calidad, como el calamar, el pulpo, la centolla, todos ofrecen el mejor sabor, a tal punto que los clientes que nos visitan de la Costa se sorprenden de encontrar en Pereira una corvina de Tumaco tan deliciosa o la amplia gama de mariscos que manejamos provenientes de Canadá y Chile “.
Para Humberto el éxito de su restaurante radica en la pasión por la labor culinaria y el cuidado con los ingredientes, con entusiasmo afirma: “nosotros cocinamos con el alma, es como si ofreciéramos cada platillo a un miembro de la familia, velamos por el sabor, el olor, la textura, la presentación, que todo salga perfecto. Además siempre le digo a mis empleados que antes de ser meseros, chefs o jefes somos personas, todo un equipo humano que vela por la satisfacción de los clientes.”
Otro de los factores que siempre caracteriza a un buen restaurante es saber innovar el menú, algo que Sacramento ha venido manejando con lujo de detalles, pues como el mismo Humberto lo confiesa, ofrecer el excelentes pescados y mariscos no los puede apartar de aquellos clientes que prefieren la carne, por eso estudiaron muy bien esa elección e incursionaron con el tema de la parrilla gourmet.
Humberto y Oscar coinciden en afirmar que no deseaban servir una parrilla hirviendo frente a los clientes, ni el fastidioso humo irritando los ojos o el acostumbrado babero de papel, por eso se esmeraron mucho en llevar la carne servida en un plato y en conseguir un proveedor que les proporcione el mejor ganado, con los mejores lomos que permitan hacer cortes para chatas alcanzando la mejor maduración.
Definitivamente con este amplio menú, la creatividad no se pone a prueba en Sacramento, los ingredientes se escogen con mucho cuidado y hay una sensibilidad especial de los cocineros, quienes están alerta al tacto, oído, gusto, por eso Humberto asegura que lo primero que se pone a prueba es la sencillez del plato, pues no les interesa ofrecer alimentos recargados de ingredientes, por eso velan por la mejor la técnica, en un tiempo de preparación prudente, con un secreto que siempre los ha mantenido en la cúspide: los meseros conocen muy bien la carta, los ingredientes, los productos y saben responder cuando un cliente les pregunta “¿usted qué me recomienda?”.
Fotos: Restaurante Sacramento.
Agradecimientos: Guillermo Ripoll- Humberto Castillo
DB0519 Al parecer existe una antigua discordia entre las ciudades de Manizales y Pereira por este título de ser una «ciudad de puertas abiertas», para algunos es Pereira capital de Risaralda también conocida como la ‘La perla del Otún’ » la ciudad de puertas abiertas» y Manizales la «ciudad sin puertas» en honor a la formalidad como siempre acogen a sus visitantes, esta información me la dio una compañera de trabajo oriunda de Pereira. Sin embargo, veo que hay otros registros incluso históricos que hablan de una connotación al inverso, es decir Pereira «ciudad sin puertas» y Manizales «ciudad de puertas abiertas». Para evitar entonces confusión voy a cambiar por «la perla del Otún». Gracias por leer y comentar. Un buen día.
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La ciudad de las puertas abiertas no es Pereira sino Manizales
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