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@NataliaGnecco

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Sudando, bajo la protección de un chaleco a prueba de explosivos y una máscara irrompible, Noralba Guarin se arrodilla con una pala en la mano para raspar la tierra dura que cubre una ladera boscosa en San Rafael. Algunos piensan que con la lluvia las minas se dañan, pero aún si se moja es difícil saber si está desactivada, a veces están impermeabilizadas, unos explosivos se mojan, pero otros no. Pero nada de esto detiene a esta viuda, madre de dos hijos para recuperar cultivos, caminos o veredas en Antioquia, bajo la instrucción de Halo Trust.

Lograr que civiles sin un solo día de entrenamiento militar, o campesinos sin saber leer ni escribir puedan aprender el desminado humanitario a través de una simple capacitación técnica, es apenas uno de los grandes logros que Halo Trust en nuestro país. No es un secreto que Colombia es uno de los países más afectados por las minas en el mundo, con más de 10.000 muertes y lesiones causadas por las minas terrestres desde 1990.

A Noralba, como a muchos jóvenes colombianos, la guerra la obligó a huir de su casa dos veces, la primera cuando tenía 13 años para evitar el reclutamiento forzado por parte de las Farc y años más tarde cuando estaba embarazada también huyó de las garras de la guerrilla. En una entrevista para Reuters, ella confiesa que nunca imaginó que estaría desactivando minas y explica: “lo primero que uno piensa es que tiene las minas justo enfrente, pero debo ser prudente, cuidadosa y seguir las instrucciones que me han dado”.

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Noralba lleva un año trabajando para Halo Trust, pero quizás muchos no sepan que para que una ONG como estas pueda operar en Colombia debe primero cumplir con todas las exigencias de la Ley 1421 de 2010, consagrados en el artículo 9, que reglamenta las actividades de desminado humanitario para que pueda ser realizado por organizaciones civiles. Sin embargo, una vez en el terreno son muchos los inconvenientes que las organizaciones deben afrontar, las cuales en su mayoría obedecen a la falta de una política de desminados en Colombia.

Halo Trust ha podido hacer presencia en este país sin sufrir amenazas. Ha trabajado con solo civiles en municipios como Nariño, al principio cuando detectaron que las minas se quedaron en las veredas y comenzaron sus labores existía el temor que, al desminar, los civiles se volverían objetivo militar. No obstante, los resultados de esta ONG han sido muy positivos, ha logrado involucrar a muchos municipios aledaños y organizaciones para promover recursos con miras a proyectos de desarrollo, anteponiendo siempre las condiciones de seguridad.

Pero no todo ha sido color de rosas, uno de los mayores retos que ha tenido que afrontar Halo Trust es explicar el proceso, que la gente comprendiera en su totalidad, pues debido al conflicto existían muchos temores, si por ejemplo le comentaban a un alcalde que iban a contratar a su gente para el desminado humanitario, éste se asustaba inmediatamente. Por eso ha existido siempre el desafío de saber explicarle a los diferentes actores qué es un desminado humanitario y lograr que la información no se malinterprete.

(FILE) Picture taken on March 3, 2015 of a Colombian soldier searching for landmines --laid by Guerrillas fighters-- as part of the humanitarian demining, in Campo Alegre, Cocorna municipality, East of Antioquia department, Colombia. The Bogota government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia --who have been negotiating for more than two years in Havana to bring an end to the 50-year insurgency-- reached a demining agreement which means a "great progress" in peace talks, the Secretary General of the Organization of American States Jose Miguel Insulza said on March 10, 2015.   AFP PHOTO/RAUL ARBOLEDA

Sumado a la necesidad de explicar el proceso, asoma otro obstáculo y es poder movilizar a la gente en medio de una infraestructura vial deficiente, pues los lugares son muy remotos, los municipios no tienen recursos, por eso el acceso siempre ha sido difícil y deben transportarse a los campamentos en mula. Las carpas son como una casa, así que ir con todo este material hasta una vereda como La Española, les tomaba como tres horas.

Como si las malas condiciones para acceder a los territorios colombianos no fueran suficientes, la organización debió empezar de ceros para poder ubicar las zonas de mayor riesgo, pues existe una base que es un recorrido histórico, pero no estaba actualizada, que comprende todo lo que ha pasado desde el año 90 y está condesando en la base de datos IMSMA. Sin embargo, hasta el día de hoy, nadie sabe exactamente dónde y cuántas minas hay, ni cuánto va a costar el desminado. Es por eso, de Halo Trust sigue viajando de pueblo en pueblo, de casa en casa, para recopilar la información de los aldeanos sobre el posible paradero de minas y así tratar de reconstruir un mapa detallado.

El apoyo canadiense

Tras reunirse con el Alto Consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo, la Ministra de Desarrollo Internacional y de la Francofonía de Canadá, Maria-Claude Bibeau, informó que su país aporta más de USD$44 millones para apoyar implementación de la paz.

Con el anuncio del presidente Santos de dejar libre de minas a Colombia para el año 2021 y destinar a 10.000 personas para trabajar en la remoción de este flagelo, hay vientos de esperanza, pero se requiere también de muchos esfuerzos conjuntos como la creación de una política de desminado, porque el artículo 9 de la Ley 1421 de 2010 nos quedó corto, si hablamos del futuro del posconflicto.

Asimismo, actualizar nuestras bases de datos sobre la ubicación de estos diabólicos artefactos y buscar alternativas para penetrar esa espesa vegetación hace que la remoción de minas sea más difícil. Sería recomendable que el Estado permitiera que más organizaciones civiles trabajaran en la restitución de tierras, porque no se pueden devolver las tierras si éstas tienen presencia de minas antipersona, por eso se requiere que organizaciones como Halo Trust certifiquen los municipios.

Lo ideal es lograr un trabajo de común acuerdo entre las Alcaldías, Gobernaciones, la Agencia Colombiana de Reintegración (ACR) la Unidad de Restitución de Tierras (URT), para apoyar el desminado civil y se puedan erradicar definitivamente las minas antipersona en Colombia. Unir esfuerzos vale la pena, prueba de ello es el proyecto piloto de desminado en donde por primera vez, un batallón del Ejército y las Farc trabajarán  juntos para ubicar y eliminar las minas. El punto de partida será la vereda El Orejón, ubicada en el municipio de Briceño (Antioquia), pues es donde hay más artefactos explosivos que personas. Ya fueron identificados en cuatro áreas peligrosas 12.000 metros cuadrados de territorio afectado por explosivos.

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Por el momento un nuevo capítulo se abre para Halo Trust, gracias al aporte de CAD$12,5 millones del gobierno canadiense para el periodo 2016-2021 Este proyecto, que fue consultado permanentemente con la Dirección para la Acción Integral contra las Minas Antipersonal – Daicma y el Ministerio de Defensa Nacional hará desminado humanitario en diez de los municipios más afectados por minas antipersonal en Colombia, los cuales serán identificados por el Gobierno Nacional.

Además, beneficia a unas 27.000 personas en riesgo y 60.000 personas desplazadas, cubre el 50% de los municipios focalizados en la fase de Respuesta Rápida y aportará a la Iniciativa Global de Desminado para Colombia. Igualmente, mejorará las oportunidades económicas de las comunidades y ex combatientes con un enfoque especial en mujeres.

Finalmente, la donación de Canadá debe ser el comienzo de una mayor apertura para que otras organizaciones suizas, danesas escocesas que quieren venir a trabajar en Colombia puedan hacerlo, pues han existido muchos impedimentos, se han desperdiciado donantes y que mejor escenario que el post conflicto para reforzar la ayuda internacional en pro del desminado en Colombia.

 

Fotos. El mundo.com, Presidencia de Colombia, womenintheworld, Colombia.com

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