Ya se empezaron a conocer los posibles aspirantes a corporaciones para las elecciones del próximo año. Muchas caras nuevas que quieren izar la bandera de la juventud, el cambio y el deber ser de la política.
Durante la campaña presidencial, el actual Presidente Iván Duque, logró posesionarse entre los jóvenes como el candidato perteneciente a ese 73% de la población que ha vivido desde que tiene uso de razón bajo el actuar de las mismas castas políticas. Vale la pena aclarar que al referirme a estas no lo hago en tono despectivo, no todos nuestros ancestrales congresistas y familias de gobernadores y alcaldes han sido ineficientes. Hay unos cuantos –muy pocos- que me exigen hacer la excepción.
En todo caso, el 73% de colombianos está hoy en día revolucionado, están “alborotados” con la oportunidad de llegar a un cargo de elección popular; pues claro, sí lo logró un Presidente cómo no lo podrá lograr un concejal, alcalde o gobernador.
Pero el efecto Duque a mi parecer esta perdiendo su fuerza. A pesar de la alta popularidad del Presidente vemos un total desorden al interior de sus delegados. Un tira y hale de opiniones y posiciones de gobierno entre él y sus ministros que generan duda en cuanto a su capacidad de mando y autoridad. Sin dejar a un lado la sombra del expresidente Álvaro Uribe que, aunque ha tratado de mantenerse al margen del actual presidente en lo público –porque puertas adentro no sabemos pero suponemos-, ha emitido opiniones diferente a lo emitido por el gobierno, las cuales son de gran relevancia ante su electorado que lo apoya por encima de cualquier máxima figura política de su partido.
Es así como planteo tres posibles escenarios para los jóvenes que aspiran a cargos de elección popular en el 2019. Primero, el de personas capaces con ideas innovadoras y cercanos al pueblo –como lo fue Duque en campaña- que logren salir elegidos pero que al llegar a ostentar el poder político se volverán un “ocho” gobernado, como se dice popularmente. Segundo, personas capaces con ideas innovadoras y cercanas al pueblo que serán juzgadas bajo las acciones del actual presidente y que de seguir presentándose ministros que hoy dicen A y el Presidente sale a decir que “A no, que es B” le pesará a los candidatos su juventud e inexperiencia. Por último, tendremos personas capaces con ideas innovadoras que lograrán al igual que en oportunidades previas a la elección de uno de los presidente más jóvenes salir elegidos por sus propias cualidades y gobernar bien bajo sus propio ejemplo.
Al final, el Presidente tiene una gran reto, además de todos los que tiene que afrontar como el mandatario de los colombianos, respecto al ejemplo de capacidad de gobernabilidad de los jóvenes. Así como en campaña aludió a un argumento que atrajo a muchos de estos a su partido ahora como Presidente tiene la responsabilidad de generarle una buena imagen en quienes votaron y no por él.
Solo queda esperar el tono de las próximas campañas políticas y ver si la coyuntura preferirá malo conocido que viejo por conocer.
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