Sé que estas palabras pueden sonar ofensivas, pero es mi manera de manifestar la inconformidad que siento frente a una situación que se está complicando cada día más. No soy xenofóbica, pero tampoco estoy de acuerdo con que las personas que vienen de otros países se aprovechen de la situación y perjudiquen al colombiano.
Actualmente, la mayoría de los inmigrantes en Colombia son venezolanos, personas que viven una situación compleja, y a los que he visto en las calles con hambre, pidiendo dinero o ayuda, con esperanzas de salir adelante y conseguir un buen trabajo para aportarle al país que los acogió en el momento más crítico.
Pero no todos los extranjeros son buenos. Muchos nos tienen las mejores intenciones e infortunadamente por uno pagan todos. Es gracias a esos que se han dedicado a construir mala fama, que los que tienen buen corazón no consiguen trabajo y se encuentran con el rechazo de la gente.
Esta es mi experiencia personal con aquellos que vinieron a robar. En la tarde del 29 de noviembre, en el Parque de los Novios, vi como dos venezolanos intentaron robar a una pareja que estaba disfrutando de una buena tarde. Los ladrones, que se encontraban vestidos de chaqueta negra y jeans (uno de ellos con una gorra de Venezuela), se acercaron sutilmente a sus víctimas con la excusa de “pedirles comida”. Pero no era así, la intención era atracarlos. Así que cuando la pareja se percató de la situación, ya estaban siendo amenazados con una navaja.
Infortunadamente para los ladrones, no se pudo concretar el hecho ya que una de las victimas no permitió que le quitaran sus pertenencias, se enfrentó a ellos y terminó con la mano lastimada. Mientras la victima chorreaba sangre, los venezolanos, asustados, salieron corriendo y saltaron por la parte de atrás del parque.
Es obvio que al llegar a un país con desigualdad social, y que no tiene las condiciones óptimas para sus ciudadanos, se pasen necesidades. Pero eso no justifica que vengan a hacer estragos así como si nada. Me pregunto a diario si Colombia será el mejor país para migrar, teniendo en cuenta que estamos en vía de desarrollo y que nuestros índices de pobreza y desempleo son preocupantes. El 2017 finalizó con 17.0% de pobreza multidimensional, el 26.9% de pobreza monetaria y 7,4% de pobreza extrema. Así mismo, para octubre de este año la tasa de desempleo fue de 9,1%. (Fuente: Dane).
Los extranjeros son bien recibidos si vienen a aportarle a Colombia y a hacer que estas cifras disminuyan, a generar empleo y a disminuir la pobreza. Necesitamos gente con ganas de trabajar, de emprender, que quiera aportar a un país que necesita personas honestas, con valores, y no ladrones que solo intentan destruir. Bienvenidos sean los extranjeros, aquellos que sí valoran la oportunidad que se les da. Pero, afuera aquellos que vienen a robar, los colombianos no los aceptamos.
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