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Daniel ayalaPor: Daniel Antonio Ayala Mora

Mucho se ha dicho sobre la influencia de la música en diversos aspectos del ser humano. Uno de ellos es su aplicación dentro de los procesos de aprendizaje. Así como muchas veces la música ha sido un vehículo para transmitir mensajes que en ocasiones se apartan de la promoción de valores y qué más allá pueden generar en sí mismos una vulneración o amenaza a derechos fundamentales como la dignidad y la paz, las expresiones musicales pueden, también, ser un instrumento y un vehículo para facilitar la aprehensión y promoción de los Derechos Humanos.  Finalmente la música siempre ha estado acompañando al ser humano en la historia para contar sus relatos, sus miedos, sus amores y sus anhelos a través de canciones, instrumentos y diversidad de ritmos.

La música como un mecanismo que intenta guiar mediante sus acordes a quienes la escuchan, ayuda a extraer de diferentes temas las nociones básicas para su aplicación, y mediante las melodías se logra tener el efecto como la participación activa en los procesos de aprendizaje, comportamiento, actividad motora, sueño, humor y la atención, todos probados científicamente.

Para la institucionalidad tanto pública como privada representa un gran reto poder establecer canales de comunicación que resulten efectivos,  que interesen a la comunidad y que faciliten la incorporación de la información.  Lo anterior se hace mucho más palpable cuándo ese mensaje se quiere llevar a sectores de la población que, como las víctimas o los jóvenes, muchas veces resultan apáticos a las mismas instituciones y a lo que ellas representan. Es por esto que entidades como la Personería de Chía han encaminado sus esfuerzos para crear programas innovadores que permitan, a través de la cultura y especialmente de la música, desarrollar actividades de divulgación y promoción de Derechos Humanos, las cuales buscan capacitar a cientos de niños, niñas y jóvenes  del municipio  en la protección de sus derechos; a identificarse como parte importante de la sociedad y de la comunidad;  a sentirse identificados y protegidos como personas de especial relevancia,  y a servir como multiplicadores de sus derechos y ser una guía y modelos a seguir de las futuras generaciones.

Como estrategia de apropiación y divulgación de los derechos humanos, se tomó como base el patrimonio musical y su aplicación en la educación básica para que por medio de la creación musical los niños, niñas  y jóvenes, estén mejor informados y sepan cómo crear una cultura del conocimiento  de temas como el reconocimiento y aplicación de sus derechos.

El proyecto personería al colegio, en el que se contó con la participación de 10 instituciones publicas y privadas del municipio y la participación de 1.547 estudiantes en 25 jornadas de capacitación en derechos humanos, se apalancó en el manejo y uso pedagógico de la música para determinar la influencia de los ritmos e instrumentos en el proceso cognitivo y apropiación de los derechos humanos en los niños, niñas y jóvenes participantes.

La estrategia facilitadora de enseñanza y aprendizaje permitió que el público objetivo del proyecto se involucrara con el tema a tratar haciendo más fácil su comprensión desde lo didáctico y, por ende, convertir su participación y su pensar en nuevas ideas de transformación que pueden aplicar en su entorno escolar, familiar y vecinal. Razón por la cual se llevaron a cabo varios conciertos didácticos en donde la inclusión de las habilidades psicosociales y motoras, por medio de los diferentes ritmos e instrumentos, influyeron para crear una atmósfera de cimentación desde y para los jóvenes.

Este proyecto busca mitigar las problemáticas de los entornos educativos a través de actividades culturales y artísticas, que mediante el uso de la música y de la tradición folclórica de nuestro país, se conviertan en alternativas atractivas y novedosas para los estudiantes participantes.

Se espera que dicho programa pueda ser referente para otras entidades y que su aplicación y masificación permita que los más de 15’448.285 menores de edad de nuestro país puedan encontrar respuestas y espacios de integración y difusión de conocimiento para transformar la sociedad del hoy y del mañana, mediante la expresión artística de acordes que lleve a las próximas generaciones a tener una unidad armónica de legalidad, emprendimiento y equidad.

 

 

 

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