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Jorge Luis VásquezPor: Jorge Luis Vásquez

El mundo ha tenido un pare en las actividades cotidianas e industriales debido a la cuarentena obligatoria para mitigar el impacto de la considerada pandemia covid-19, causada por el virus SARS-CoV-2. A causa de ello muchos están alegres porque hace décadas NO se veía una disminución en las emisiones de gases de efecto invernadero que tienen en amenaza climática al planeta.

Sin embargo, deberíamos preocuparnos, puesto que, esta parada fue obligatoria y no consciente, y puede que; los gobiernos, en la búsqueda de la tan necesaria estabilidad económica, flexibilicen los protocolos ambientales para la sobreexplotación de los recursos finitos, flora y fauna; logrando que los ciudadanos sigan su estructurada rutina de tiempo, espacio y dinero artificial, en un consumo desmedido sin pensar en la sostenibilidad del planeta.

Así las cosas, veremos a ciudadanos que se contenten con cumplir rutina y tal vez tomarse una pastilla o dos para dormir mirando su programa favorito o redes sociales, imágenes triviales repetidas hasta el hartazgo, sin entender que dentro de esos cánones mentales no surgen, ni surgirán soluciones a ninguna problemática.

Como se venía mencionando, para el gobierno y la sociedad el futuro económico genera incertidumbre. Pero, a quien le concierne velar por este futuro es al gobierno, y es lógico que en tal situación toda decisión política genere controversia, ya que cada decisión puede afectar a un sector o beneficiar a otro y revelar situaciones sociales inesperadas.

El ejemplo más evidente es lo ocurrido el pasado viernes 19 de junio de 2020 con la aplicación del primer día sin IVA, la medida del Gobierno Nacional que busca incentivar el comercio y disminuir los costos para la adquisición de bienes como: vestimenta, electrodomésticos, útiles escolares, juguetes y juegos.

Tal como lo evidenciaron las redes sociales, el viernes se generaron aglomeraciones sobre todo en las grandes superficies comerciales como Alkosto, Éxito o Falabella, al parecer la necesidad subsidios alimentarios por parte del Estado, está superada.

Tanto el Gobierno Nacional, como las autoridades locales y el sector privado, hicieron énfasis en las medias de afluencia y distanciamiento social, sin embargo, algunos ciudadanos hicieron caso omiso, seguramente son de los que “creen que el covid es una conspiración” o simplemente tiene más valor el descuento del 19 % de un televisor que la vida de familiares y propia.

Los comerciantes sin duda son los que más esperaban con ansias este día sin IVA para amortiguar un poco el golpe generado al cerrar sus negocios por la cuarentena y la disminución en sus ventas.

Debemos recordar que del sector comercial dependen millones de familias colombianas, y en un escenario donde cierren las empresas, dichas familias entrarían a inflar las cifras de desempleo y por ende de pobreza en el país. Ahora bien, de la activación del sector comercial depende en gran medida la estabilidad económica del Estado, en especial el recaudo de impuestos para la inversión en el sector salud.

Por eso sorprende cómo la opinión pública, sectores de oposición (que estuvieron hace poco promoviendo una marcha masiva en las calles) e incluso algunos mandatarios locales que levantaron las medidas preventivas como el pico y placa, critiquen y recarguen toda la responsabilidad al Gobierno Nacional.

Descalifican tajantemente el día sin IVA sin tener en cuenta que, a pesar de los percances, hubo un aumento del 600 % en ventas respecto a un día normal en cuarentena, lo que equivale a 5 billones de pesos más en ventas, y también se vio reflejado un aumento en la demanda de servicios auxiliares como venta de comidas y transporte, logrando el objetivo buscado.

Así las cosas, es necesario que como sociedad hagamos un auto análisis, entender que debemos mejorar nuestra cultura ciudadana no solo para afrontar la pandemia sino para salvar el planeta de la contaminación generada por nuestros hábitos de consumo.

Somos los únicos seres vivos que generamos toneladas de basura que no se descompone, radicación y hasta gases que afectan la capa de ozono… por ende somos los únicos responsables de la agonía de la Tierra.

Por consiguiente, si deseamos salvar el planeta se debe pasar de la economía lineal a la economía circular y lograr ciudades sostenibles, sin embargo es un gran cambio que no se hace repentinamente sino gradualmente, y esta cuarentena puede ser la ventana de oportunidad.

En otros términos, debemos empezar por pequeños cambios en casa, reciclar, comprar al granel, caminar, utilizar la bicicleta, respetar las normas de tránsito, entre otros hábitos, así mismo se debe cambiar el mal hábito de juzgar a los demás sin reconocer los errores propios, como en el caso del día sin IVA, condenan al Gobierno Nacional pero no el mal actuar de los actores locales y sobretodo de la falta de cultura ciudadana.

Por otro lado, frente al análisis de la pandemia es necesario citar las últimas investigaciones de dos casos excepcionales, el de Suecia y Uruguay. Suecia opto por mantener las actividades cotidianas sin prohibición de salir a la calle, pero sí limitando las reuniones masivas, apelando por la responsabilidad personal y la confianza en las instituciones.

Si bien en Suecia no se ha logrado la inmunidad de rebaño que se especulaba en los medios, según la revista ‘Forbes’, “Suecia sigue teniendo menos muertes per cápita que Reino Unido, España, Italia, Bélgica y Francia, países que sí que han optado por aplicar estrictas cuarentenas”.

El caso de Uruguay no es muy distinto, sus ciudadanos han mantenido un aislamiento voluntario, limitando las actividades cotidianas de calle rigurosamente necesarias y realizando otras actividades a través de medios virtuales como reuniones laborales. Las cifras de Uruguay son muy positivas frente a sus países vecinos como Chile o Brasil.

Como si fuese poco la última investigación del Instituto Noruego de Epidemiologia, Folkehelseinstituttet, señaló que los indicadores de contagiados y muertos de los países con cuarentena obligatoria son similares a la cifras de los países que no se acogieron a esta medida.

Según lo mencionado, se infiere que fue la cultura de los ciudadanos, el respetar el distanciamiento social y el acatar las medidas el factor diferencial, que permitió el éxito de estos países en mención.

Tarde o temprano tendremos que salir de cuarentena para enfrentarnos con una nueva realidad, más que lavarnos las manos y usar tapabocas. Sin excepciones ricos y pobres debemos generar cambios en nuestro estilo de vida y consumo, particularmente en las zonas urbanas donde se concentra la mayor cantidad de habitantes y donde se pueden generar los cambios, no solo en el marco de la crisis sanitaria sino de la crisis ambiental.

Twitter: @JorgeColombia

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