Estimados lectores: pueden ustedes indicarme ¿cómo es posible que en pleno 2020 sigamos sin tener presencia estatal en gran parte del territorio colombiano? Es inaceptable que después de todo lo que ha tenido que pasar la población colombiana y de reiterarnos una y otra vez que somos un Estado soberano y democrático pasen cosas como las ocurridas a lo largo del mes de agosto del presente año.
Después de seis años sin registrar masacres, el pasado 11 de agosto el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, confirmó la muerte de cinco personas menores de edad entre los 14 y 16 años. Las condiciones en las que encontraron los cuerpos son alarmantes: heridas con arma de fuego y cortopunzantes, además uno de los menores parece haber sido degollado. Es importante resaltar que los jóvenes habitaban en una zona donde vive población vulnerable y en donde seguramente impera la ley del más fuerte. Hipótesis indican que la masacre pudo estar a manos de grupos al margen de la ley como grupos de exterminio o bandas criminales.
Vergüenza debería darle al Estado colombiano mostrar estas noticias, ya que estos sucesos vienen ocurriendo desde hace varios años a causa de la guerra que genera el narcotráfico y el microtráfico, reiterando una vez más la deprimente falta de presencia institucional pública en gran parte del territorio. Y bueno, yo me pregunto: si esto pasa en una ciudad capital, ¿qué estará pasando en esos municipios “alejados” a los que nadie, incluso el periodismo nacional, presta atención?
Por ejemplo, se presentaron dos casos similares en lo corrido del mes de agosto, uno en el municipio de Puerto Santander, Cúcuta, donde asesinaron cruelmente a 6 personas, asesinato que parece estar relacionado con la presencia del grupo paramilitar Los rastrojos, los cuales tenían un puesto de cobro extorsivo a contrabandistas. Y como la mayoría de territorios en el país, este municipio viene siendo azotado por esta situación desde hace ya varios meses sin que las autoridades oficiales coloquen freno alguno. Y el otro caso se presentó en el municipio de Samaniego, Nariño, donde hombres armados asesinaron cruelmente a 8 jóvenes que departían en una finca.
Desafortunadamente, después del intento de construcción de paz del Gobierno Nacional anterior, el Gobierno actual parece estar retrocediendo en lo avanzado o, mejor dicho, parece no estar haciendo mucho para avanzar en materia de construcción de paz territorial que incluye, entre otras cosas, una presencia institucional fuerte y eficiente. Esto se ve reflejado en la nueva emergencia de grupos armados al margen de la ley y su accionar territorial como referentes de orden y poder a través de la ley del terror ¡Ojalá los gobiernos locales, regionales y nacional desplegaran las mismas acciones para contrarrestar los efectos del coronavirus en la lucha contra el conflicto interno armado!
Al final, podemos concluir que tristemente Colombia atraviesa no solo por la pandemia ocasionada por el virus del covid-19, sino que además cuenta con su propia pandemia, una que lleva azotando al país desde hace varias décadas; la violencia armada que ha matado y torturado a millones de personas, sin tregua alguna, sin cuarentenas, sin multas o castigos por sus efectos…
Así es, después de tanto esfuerzo por construir un proyecto de paz en el gobierno anterior, sucede lo que más temíamos, el recrudecimiento de la violencia; hay que recordar que en campaña el partido de gobierno prometió hacer trizas el acuerdo. Muy lamentable lo qué está pasando y el gobierno muy indiferente…
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totalmente de acuerdo con tu punto de vista en esta realidad que nos carcome y que no nos salva colocándonos tapabocas ni aislamiento,que es lo que viven estos territorios abandonados a su suerte desde hace décadas y esperar una solución justa en estos momentos es casi imposible,regiones vulnerables sin esperanza y con un futuro oscuro y jugando a sus espaldas con la muerte,hasta cuando?
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