En las décadas de los años 80 y 90 el mundo entero se sorprendió por lo que sucedía en Asia. Esta fue la época dorada de los llamados cuatro tigres asiáticos. Cuatro países del lejano oriente tuvieron un acelerado crecimiento que sorprendió al mundo entero. Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán florecieron como potencias a nivel mundial. Sin embargo, este florecimiento no hubiera sido posible sin una política transversal a los cuatro: la inversión que permitió desarrollar infinidad de proyectos cuyos beneficios se sienten hasta el día de hoy. Cabe anotar que estos países tenían porcentajes de inversión que oscilaban entre el 30 y el 50 % del PIB.
Muy por el contrario, esta no ha sido la historia de países en vía de desarrollo como el nuestro. Mientras en Asia surgían estas potencias, aquí teníamos porcentajes de inversión de un 22 % en promedio. No obstante, la pandemia disminuyó esta proporción aún más. En lo que va de 2020 esta ha caído a un 19 % del PIB. El país necesita con urgencia estrategias para aumentar la inversión.
Personalmente, hay dos que quiero resaltar. La primera es fomentar la Inversión Extranjera Directa -IED-. A finales de 2019 esta alcanzó los 14mil millones de dólares, muy por debajo de los 16mil millones que había totalizado en 2013 y 2014. Pero el coronavirus hizo que esta inversión se contrajera aún más, en un 36 % a junio de este año, comparado con igual periodo del año anterior.
Aunque la última reforma tributaria definió algunos incentivos para atraer IED, lo cierto es que la pandemia espantó a varios inversionistas que prefirieron mirar hacia países considerados como más seguros en términos económicos. Pero la pandemia no ha terminado, es decir, a finales de año las cifras probablemente serán devastadoras.
La segunda estrategia para fortalecer la inversión en Colombia que quiero precisar es el uso del ahorro local. Aquí se trata de dinero nacional proveniente de nuestros propios bolsillos. Este dinero está en manos de los denominados inversionistas institucionales. Es decir, inversionistas que administran el dinero de terceros. Se caracterizan, además, por manejar volúmenes enormes de dinero.
Las Administradoras de Fondos de Pensiones, Aseguradoras del Régimen de Salud y Administradoras de Riesgos Laborales, que reciben dinero de cada trabajador colombiano, son algunos de los principales inversionistas institucionales del país.
El problema es que gran parte de estos recursos van a parar al extranjero. Solo en el caso de las AFPs, que administran un total de 288 billones de pesos, el 40 % está en el extranjero. El resto, lo que está invertido en el país, se divide entre títulos de deuda pública y acciones principalmente del sector financiero. El hecho de que un 40 % esté invertido en otros países es exagerado teniendo en cuenta las necesidades de inversión en Colombia.
En medio de este panorama hago un llamado al Gobierno Nacional para que no permita que las reformas al mercado de capitales se conviertan en una patente de corso que debilite, aún más, la inversión nacional. Es imperativo establecer políticas que estimulen la inversión local y su diversificación sectorial. Nuestro dinero debe permanecer en nuestro país. Más ahora, que un enemigo pequeño e invisible nos golpea como nunca antes alguien lo había hecho. Hoy, más que nunca, es necesario que los colombianos apoyen a otros colombianos. Solo así podremos recordar la pandemia como una época de aprendizaje y crecimiento donde el amor por lo propio fue nuestra salvación.
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