La frase célebre que se popularizó por el accidentado viaje del Apolo 13 no es más que una herramienta de persuasión para llamar la atención sobre un serio problema que tiene Colombia: la economía está debilitada. La teoría económica indica que a medida que el dinero circula, se genera mayor valor agregado a la economía, se dinamiza y en efecto crece. Sin embargo, los datos en materia de circulación monetaria son bastantes tímidos, las cifras de empleo están seriamente afectadas y la población está pasando hambre.
Respecto a la circulación del dinero, no solamente físico, existe una compleja tendencia hacia la baja. Según la gráfica realizada con datos monetarios del Banco de la República, antes del covid las variaciones monetarias tenían una tendencia alcista, pero luego del covid se agravó el problema. El efectivo a manos de la gente tiene una tendencia hacia la baja con crecimientos no superiores al 5 %, las reservas bancarias sufrieron una disminución del -17.4 % a mayo de 2020 y no se registran variaciones positivas, es decir que la totalidad del M3 lleva, desde que entramos en cuarentena, un crecimiento sobre el 0 %.
Datos: Banco de la República. Elaboración Propia.
La estructura productiva del país en materia de generación de empleo se vio afectada, los datos año corrido del Dane muestran que hubo una variación negativa de casi 2 millones de ocupados a septiembre de 2020, la población desocupada e inactiva creció en 1.2 millones cada una. En general, la Tasa Global de Participación cayó en 2.7 puntos porcentuales, la de ocupación en 5.7 y la de desempleo aumentó en 5.6; preocupa principalmente las 13 ciudades y áreas metropolitanas más importantes, en las cuales se afectó seriamente el comercio y consumo.
Claramente esta afectación está relacionada con el alto nivel de interacción que tenían la estructura productiva de Colombia antes del covid, principalmente caracterizada por pequeñas y medianas empresas dedicas a negocios locales. El Indicador de Seguimiento a la Economía en el sector comercio al por mayor y al menor, transporte, alojamiento y servicios registró una disminución a junio de -27.8 %; siendo el más afectado de la mano con actividades artísticas, la cual registró una baja de -36.5 %. BBVA pronostica de manera optimista que el consumo ha tenido una recuperación desde que se adoptó la nueva normalidad, sin embargo, lo hace mediante contabilización de transacciones con tarjetas.
Ahora bien, ¿qué sucede entonces con las personas que no utilizan tarjetas y el efectivo no muestra variaciones significativas de crecimiento? Unos de los grandes riesgos que afectaba Colombia es que la clase media no estaba fortalecida para afrontar semejante crisis y era susceptible a externalidades negativas como el covid. Lo más preocupante es que está población se encuentre ahora dentro de la línea de pobreza. La Encuesta Pulso social indica que el 23 % de la población, en las 23 ciudades principales, está comiendo 2 veces al día, y el 10 % una vez.
En conclusión, Houston, tenemos un serio problema en materia económica que requieren atención, particularmente se deben revisar los mecanismos de transmisión monetaria, que, con bajas tasas de intervención, se demoran en promedio 8 meses para surtir efecto. También hay que revisar las nuevas dinámicas poblacionales para la generación de empleo, en detalle una reforma educativa para fortalecer las capacidades productivas no vendría mal, así como profundizar urgentemente la conectividad digital para el consumo. Una subasta anticipada del espectro 5G también caería bien. Luego así se reducirá lo población con hambre.
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