El populismo, esa patología crónica de la democracia que se alimenta de las más viles pasiones como el odio, la frustración, y la ira, puede estar a la vuelta de la esquina en Colombia. Es una forma de hacer política que busca el poder “para el pueblo” y termina, “en nombre del pueblo”, destrozando las ya débiles instituciones e instaurando una tiranía mucho peor que la que se criticaba en campaña.
Esa es la triste historia de Latinoamérica, donde la tragedia ha estado acompañada y profundizada por gobiernos que vulneran y manipulan sus institutos de estadística para mentir sobre su gestión y ocultar catástrofes sociales y económicas que dilapidarían el discurso de falsedades con el que ostentan el poder por la fuerza y el engaño.
El hackeo del que hace unas semanas fue víctima el DANE es una alerta que los colombianos no podemos ignorar. Es un llamado a una mayor independencia técnica, institucional, y presupuestal para esta institución encargada de proveer las estadísticas oficiales.
Es de reconocer que el DANE, bajo la dirección de Juan Daniel Oviedo, ha hecho un trabajo fenomenal en medio de un panorama político y económico gris. No obstante, este nivel técnico y de transparencia del DANE no debería depender exclusivamente del talante de su director, sino de su arquitectura institucional. Una mayor independencia sería la mejor defensa de nuestra institucionalidad frente a los diversos populismos que se pasean por el ambiente de la campaña presidencial.
Las estadísticas tienen gran relevancia al momento de tomar decisiones de política pública y de hacer control a la gestión de los gobiernos. Para ello, es relevante que las estadísticas sean de calidad, confiables, oportunas, y públicas. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) desde 1953 es la autoridad encargada de producir, dirigir, regular y comunicar la información estadística a nivel nacional.
No obstante, más allá del episodio reciente del saboteo, y del reciente estelar papel del DANE, a lo largo del siglo XXI se han conocido diferentes críticas en las que se ha puesto en tela de juicio la manera en la que éste opera.
Existen casos en los que se han denunciado diferentes intervenciones sobre la metodología estadística por parte de agentes del gobierno, se han cuestionado realizaciones de censos en las cercanías de fechas electorales, se ha criticado la coherencia de los resultados estadísticos, y se ha puesto bajo lupa la forma en la que se exponen los resultados positivos o negativos.
Lo anterior había ocasionado el debilitamiento de la confianza por parte del público que utiliza tales estadísticas, pero el trabajo del DANE, bajo el mando de Oviedo y su equipo, ha recuperado esa confianza y es justo en este momento cuando se deben tomar las decisiones correctas.
El DANE continúa siendo una entidad que depende directamente del Presidente, y se ha propuesto una mayor independencia institucional como solución, con el fin de que no haya alguna clase de intromisión indebida del poder político.
Por tal razón, y en un acto que sólo confirma el talante técnico de Oviedo, el mismo DANE ha tomado como iniciativa radicar ante el Congreso el proyecto de ley 222 de 2021, que pretende reglamentar el marco jurídico de la estadística nacional, fortaleciendo su independencia.
El proyecto de ley 222 de 2021 incrementaría la rigurosidad de la estadística del país. Con base en la normativa internacional, el país contará con información permanente de manera oportuna y fiable de las verdaderas condiciones económicas, sociales y culturales sin importar quien esté en la Presidencia de la República. Entre las mejores medidas del proyecto, se propone una periodicidad de 5 años para actualizar el Plan Estratégico Nacional (PEN). También establece una periodicidad de 10 años para los censos económicos, agropecuarios y mineros, y una de 5 años para los conteos de población y vivienda.
El DANE ya es una entidad fuerte y reconocida en la región. Este proyecto sólo lo fortalecería y otorgaría la independencia técnica, presupuestal e institucional tan anhelada por colegas, y tan despreciada por los prospectos de tirano.
No nos queda la menor duda sobre la solvencia moral y técnica de Juan Daniel Oviedo y de su equipo de trabajo.Ojalá estos funcionarios que se han destacado por su labor encomiable, pudieran permanecer más tiempo y no depender del gobierno de turno.
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