Francia Márquez: de piel color a dulzura parida en un territorio de adversidad
Por: Albita Neira
Esta historia empezó en 1535, cuando don Pedro de Heredia descubrió el caserío de indios de Yolombó. A mediados del siglo XVII el poblado ya era habitado por familias españolas de alto linaje. Este corregimiento fue nombrado por la Corona española ‘ciudad ilustre’ en el siglo XVIII, cuando el oro marcó su auge y dejó huella.
Otro suceso importante en aquel territorio fue el de Doña Bárbara Caballero y Álzate, el personaje principal en la historia de “La Marquesa de Yolombó”. Corría el año 1928 cuando se publicó esta novela costumbrista escrita por el autor antioqueño Tomás Carrasquilla, considerada una de las obras más célebres de la literatura colombiana.
Hoy, como si hubieran pasado los cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Yolombó sigue olvidada, una región históricamente con ausencia de Estado. Este es el nombre dado a una vereda en el corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, ubicado al norte del departamento del Cauca.
En el año 1982, se escuchó por primera vez un fuerte llanto; bajo este cielo azul y del vientre de una campesina, una mujer modesta de cálida sonrisa, nació una niña de piel color a dulzura: Francia Elena Márquez Mina, así fue bautizada por sus padres.
En sus primeros años, pasó su infancia entre la casa de sus abuelos maternos y paternos, también en compañía de su mamá y sus hermanos. Su mamá trabajaba como partera, también en agricultura y minería; al igual que su padre quien, además, era obrero. A esta pequeña niña le fascinaba jugar hasta quedarse dormida arrullada por el murmullo del agua que corría por el río Ovejas, Cauca. Siempre acompañada de su abuelo.
Pasaron los años de niña a adolescente, mientras transcurría su etapa del colegio, sin recibir una orientación, un consejo, ni educación sexual, como muchos adolescentes en nuestro país; ella se convirtió en madre siendo muy joven. Trabajaba como empleada del servicio doméstico y para reunir un poco más de dinero, en ese escenario oscuro en donde miles de hombres, mujeres y niños viven graves problemáticas ambientales y sociales; Francia Márquez también dedicaba horas de trabajo a la minería artesanal.
Allí conoció con tan solo 16 años de edad al padre de su primer hijo, quien, en medio de su inocencia, la conquistó, la enamoró y luego la abandonó. Él, un minero, un hombre mayor que había llegado a la zona del corregimiento de “La Toma” del cual no volvió a saber nada hasta el día de hoy.
Francia al poco tiempo decidió junto a su hijo Carlos Adrián Márquez tomar un nuevo rumbo y viajó a la sucursal del cielo, en donde nació su segundo “retoño” como ella describe a sus hijos.
“La fuerza y el alma del liderazgo se obtienen de los errores, no de los éxitos”, con esta frase puedo identificar el significado de ser una mujer líder en un país patriarcal. Claramente, esa fuerza y alma de liderazgo es una cualidad adquirida por Francia Márquez, una mujer negra que creció en las montañas del Cauca y desde los 13 años empezó su activismo tomando conciencia de los derechos y las dificultades ambientales y sociales que atravesaban los pescadores, los mineros ancestrales, los agricultores y balseros de la región.
Francia Márquez era una niña en los noventa, una década de violencia en Colombia, fueron años en los que se vivieron desplazamientos forzados y desalojos, algunos con titulaciones repentinas a la empresa minera Anglo Gold y con el crecimiento de la presencia paramilitar en la zona, que apoyaba los intereses de agentes privados y aterrorizó a comunidades indígenas y negras de la región.
Por esta época la hoy Vicepresidenta de Colombia era ya reconocida por su activismo para defender el medio ambiente y rechazar la minería ilegal, por ello también fue consultora en un proyecto para las comunidades del norte del Cauca apoyado por USAID.
Entre 2013 y 2016, apoyó el proceso de caracterización de las afectaciones territoriales que sufrió el Consejo Comunitario de la Toma en el marco del conflicto armado y, posteriormente, en la formulación de la Demanda de Restitución de Derechos Territoriales.
Para el 2015 recibe el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos humanos en Colombia, en la categoría Defensora del año por liderar “La marcha de los Turbantes”. Este premio es un homenaje a la ardua tarea que implica defender los Derechos Humanos en un país como Colombia, donde muchos activistas han perdido la vida.
En el 2018 es merecedora del Premio Goldman Environmental Prize, en San Francisco California, Estados Unidos, que es equivalente al Nobel medio ambiental
Luego Francia se postuló como candidata a la Cámara de Comunidades Afrodescendientes por el partido Consejo Comunitario Yurumanguí. Sufrió un atentado en Santander de Quilichao, en la vereda Lomitas, en medio de una reunión con la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (ACONC). En mi concepto, Colombia es un país donde la cultura de la muerte ha gobernado por años, atentando contra quienes defienden la vida, como esta morena color a dulzura.
Quiero resaltar esta frase de la hoy Vice «Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quién alza la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos»
Transcurría el año 2019 y una Mariposa de orígenes humildes ingresa al top 100 de las mujeres más influyentes del mundo según la BBC, fascinante; cuando las mujeres tenemos objetivos y metas claras por bandera, y el ser víctimas no toca nuestra puerta, siempre saldremos adelante y construiremos castillos con las piedras que encontramos en el camino.
Así, con ese mismo ímpetu, nuestra heroína de piel color a dulzura ingresa a la Universidad Santiago de Cali y en el 2020 obtiene su título como abogada: estudió para defender a su gente, combatir amenazas y los desafíos a los que se ha enfrentado por su defensa acérrima de las tierras ancestrales de un territorio marcado durante años por la violencia, los grupos armados ilegales y los intereses extractivistas de grandes empresas mineras.
La vida de esta mujer afrocolombiana ha estado regida por las lógicas de la lucha y la conciencia social y ambiental. En agosto de 2020, después de muchos años de trabajo en el territorio, lanzó un mensaje a través de Twitter en el que anunció su deseo de convertirse en presidenta de Colombia. En poco menos de dos años se ha convertido en un fenómeno político y social, con cientos de miles de fieles que la siguen a ella y a su filosofía de vida ‘Ubuntu’, una doctrina de pensamiento africanista basada en el amor, la solidaridad y la coexistencia social como medio para el cambio, la tierra, el río y la raza, origen de su liderazgo socioambiental.
En defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos negros, en 2014 Márquez dio por primera vez el salto a la escena nacional, cuando promovió y lideró la llamada ‘Marcha de los Turbantes’, una caminata de más de 600 kilómetros hasta Bogotá, en la que se unieron alrededor de 80 mujeres afros. «El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende» ha sido uno de sus mantras desde el activismo y ahora también desde la política, a pesar de que el precio por defender la tierra suele pagarse con la muerte en Colombia.
Solo en lo corrido de 2022 ya van más de 70 líderes sociales asesinados, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Finalmente, creo como mujer mariposa que Francia inspira al mundo entero por su mágica historia de vida que merece toda la admiración y el respeto. Su biografía da una hoja de ruta para las acciones que hoy seguramente tomará desde la Vicepresidencia de la República.
Twitter: @Albita_Neira
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