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En mi anterior entrada planteaba la idea de que el linchador y el linchado se parecen mucho en la medida en que ambos cruzan las fronteras de la legalidad para proporcionarse por mano propia lo que el Estado no les garantiza, e incluso consideraba peor el modus operandi del linchador, pues este, a diferencia del atracador, no tiene un objetivo en su actuar diferente al de causar daño.

¿Y quién lincha a los linchadores?

Muchos linchadores virtuales me escribieron, la mayoría en términos soeces, defendiendo la postura de que si la justicia no funciona, bien tiene derecho la ciudadanía a tomar justicia por su propia cuenta. Algunos me recriminaban falta de conocimiento, otros, alegaban que cuando fuera objeto de la delincuencia, que ya me ha tocado, comprendería la frustración y la ira de las víctimas, otros más ni siquiera argumentaron su posición, sólo se limitaron a ofenderme y a tergiversar mis palabras, lo que justamente, refuerza la idea planteada.

Por lo que leo en esos comentarios y por los videos de linchamientos que la gente postea en Facebook, veo que son muchísimas las personas que legitiman la violencia como respuesta, y lo peor del asunto es que viven convencidos de que atacar a un delincuente no sólo esta bien sino que es un acto de valentía. Nada más equivocado, nada más triste que ver a colegas profesores, a jóvenes, a padres de familia, regocijarse con el dolor y la sangre del prójimo.

Por eso le quiero decir a los señores linchadores, virtuales y físicos, que me produce asco su forma de pensar: ustedes creen estar devolviéndole al mundo su equilibrio natural pero lo que causan es más rencor y violencia. Ustedes creen ser valientes al agredir a un ladrón pero en realidad son cobardes porque atacan en grupo y con fuerza desmedida. Ustedes creen que tienen el derecho de golpear al ladrón así como el ladrón se cree con el derecho de quitarle al que tiene más. Ustedes, señores linchadores, son de la misma calaña del delincuente.

Si se detuvieran a analizar la situación antes de actuar instintivamente, verían que hay varios factores que su irracionalidad no tiene en cuenta: ¿han pensado, por ejemplo, que no son invulnerables y que iniciar un linchamiento podría terminar no solo con la vida del ladrón sino con la suya o la de un tercero? ¿han pensado que tal vez esa persona a la que están golpeando no sea un delincuente sino un ciudadano más al que alguien acusó equivocadamente? ¿han pensado que el ladrón al que golpean tiene una madre que hizo hasta lo imposible por corregirlo y que lo va a llorar? ¿han pensado que el ladrón puede tener hijos que, criados en un ambiente delictivo, también van a querer ajusticiar la muerte de su padre? ¿o es que creen ingenuamente que el ciclo de venganza termina con el linchamiento? ¿han pensado en el ejemplo que le dan a sus hijos? ¿realmente se comen el cuento de que están haciendo algo por la sociedad o sólo actúan por mezquindad? ¿han pensado que no tienen la potestad para determinar el castigo que un ladrón se merece? ¿son conscientes de la diferenciación ética que hay entre empoderar a las víctimas y convertirlas en victimarios?

Estos señores linchadores me recuerdan mucho a los amigos del conflicto armado: creen que la mejor forma de acabar con la guerrilla es matando a todos sus integrantes sin tener en cuenta que muchos de estos guerrilleros son niños reclutados a la fuerza y mujeres violadas sistemáticamente. Eso sin contar los cientos de desplazados que deja cada enfrentamiento armado que se convierten, quién lo diría, en delincuentes en potencia.

Imaginemos, por ejemplo, que de los 352 desplazados de los últimos combates entre guerrilla y Ejército en el Cauca, varias decenas van a parar a las grandes ciudades. Supongamos que algunos de ellos llegan como indigentes y caen en el abismo de las drogas y la delincuencia, como de hecho, pasa con frecuencia. Yo preferiría que estos delincuentes recibieran una mano amiga que les ayude a escapar del ciclo de violencia al que están sometidos y no que recibieran un linchamiento colectivo por parte de los que creen que con violencia construyen un mejor país.

Twitter: @andresburgosb

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