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Cuando comenté a algunos de mis allegados sobre la intención de escribir este post me dijeron que estaba loco, que me estaba arriesgando a que me dieran hasta con el balde del agua y me preguntaban sobre cuál era la necesidad de ser «trolleado» en Twitter por mis gustos musicales.
Como soy terco y vivo convencido de defender sin temor lo que a uno le encanta, me llené de motivos para hacer una férrea defensa del para muchos odiado cantautor guatemalteco Ricardo Arjona.
Sus detractores no lo bajan de poeta barato de letras rebuscadas, maltratador de mujeres (argumento que no voy a justificar desde ningún punto de vista) y otros términos que no voy a citar por respeto a los lectores.
Algo bueno debe tener para mantenerse vigente en el tiempo. Califico como meritoria su forma de componer, ya que así muchos no lo reconozcan, a veces dice lo que en algún momento de nuestras vidas hemos querido expresarle a nuestro ser amado.
Tiene más calidad musical que mucho reguetonero de papel, que con solo una consola que emite sonidos electrónicos y una cachucha invertida, le dice a las mujeres que «no les importa que sean mayores pero las quieren en su cama», que «quieren hacer el amor con ropa», o que frescas «que eso en cuatro no se ve».
Basta con decir que en su último concierto en Bogotá llenó en dos ocasiones el coliseo El Campín y vendió tres veces más boletas que Alejandro Sanz, otro artista mundialmente reconocido.
También fue criticado porque lo llevaron a la última versión del Festival Vallenato, que entre otras cosas entiendo perfectamente que quieran internacionalizarlo como ha pasado con el Carnaval de Barranquilla. Lo que me reportan desde Valledupar es que su presentación fue todo un éxito.
Por todo lo anterior decidí ponerle el pecho a la brisa y declararme fan recalcitrante de Ricardo Arjona. Confieso que en algún momento de mi vida he sido un lobo cazador, he salido con una señora de las cuatro décadas, he esperado pacientemente calentando el banco de suplentes con la camiseta puesta para incluirme en su futuro, y hasta he fantaseado con bellas pasajeras que se han subido a mi carro esperando que algún día me pase lo de «Historia de taxi». 
De igual forma, reconozco sin pudor, que he dedicado canciones como «Fuiste tú» y «Mi novia se me está volviendo vieja», letra última que escribió especialmente a su madre, ser al que muchos maltratan verbalmente.
También estuve en su último concierto y lloré cantando a grito herido algunos de sus temas. Así que apreciado lector, si se siente identificado conmigo, tiene la suficiente personalidad, y no le da pena reconocer que le gusta la música de Ricardo Arjona sin temor a ser objeto de burlas: usted es de los míos.
Que no le pase lo de un personaje que hablaba pestes de él en redes sociales y tuvo tan mala fortuna que me lo encontré en la fila de los perros calientes, dentro del concierto, tratando de pasar desapercibido.

https://www.youtube.com/watch?v=X4BwBhSj2qo

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