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La comunidad colombiana en el exterior está sometida al abandono. Siendo varias las causas de dicha problemática, el origen del descuido se presenta en dos sentidos: desprecio por parte del Estado hacia sus connacionales y apatía por parte de los ciudadanos para transformar dicha realidad de olvido.

Mientras en Estados Unidos, Carlos Vives se destacó en agradecimientos ante el Presidente Obama por su reforma migratoria; en el resto del mundo, lo que brilla es la ausencia y apatía de origen colombiano, para reclamar de forma organizada un espacio de representación que se perderá, con la eliminación de la segunda curul, para los colombianos en el exterior.

Confieso que me gustaría ver a Falcao, James Rodríguez, Shakira o Juanes pronunciándose en favor de los derechos de los colombianos en el exterior; pero admito que me gustaría más, ver una hoja de ruta clara, donde los connacionales que vivimos fuera del país, pudiéramos presionar al Congreso para que de marcha atrás a la iniciativa que busca quitarnos un espacio de representación en el aparato legislativo. Esa hoja de ruta debe estar limpia de revanchas políticas y piruetas demagógicas.

Todos los representantes de la Comisión Primera de la Cámara (excepto Jaime Buenahora) votaron por el «Si a la eliminación» de la segunda curul de los colombianos en el exterior para trasladársela a la comunidad raizal de San Andrés y Providencia.

Votación Comisión I Cámara Rep. para modificar elección en circunscripción internacional

Votación Comisión I Cámara de Representantes para modificar elección en circunscripción internacional.

La deuda histórica del Estado colombiano con la isla debe ser compensada, pero no a costa de los derechos democráticos de otra minoría, la de los más de cinco millones de colombianos que vivimos en el exterior. Lo de San Andrés, sin ser menos importante, es otro tema que no se resuelve abriendo hoyos para tapar agujeros. (Ver Dolor de patria enfermizo).

Algunos congresistas argumentan que la curul debe desaparecer porque en el exterior no se participa electoralmente. Tienen razón, la abstención en las últimas elecciones fue del 88%. Sin embargo, los problemas electorales no se arreglan mutilando los espacios democráticos, por el contrario, se solucionan con más democracia.

Si la gente no acude a las urnas es porque no todos tienen recursos para desplazarse a los consulados. Hay gente que necesita viajar hasta 800 km para poder votar. Gran culpa la tiene la Registraduría Nacional del Estado Civil que no asigna recursos para desarrollar campañas de pedagogía ciudadana que incentiven la participación e informen sobre las elecciones. Tampoco se ven muestras reales para implementar el voto electrónico, lo cual podría ser parte de la solución.

Estamos ante una parálisis democrática que se complementa con la desarticulación de la comunidad colombiana en el exterior. La fama de narcotraficantes, delincuentes y prepagos, no es tan grave, como la desintegración de la diáspora, el “no me importa nada” y la apatía que rodea las vidas colombianas por fuera de nuestras fronteras.

¿Por qué ha de importarle a Colombia el bloqueo de divisas, el desempleo, las deportaciones, la población retornada, las víctimas, la discriminación anticolombiana, los cerebros fugados y las altas tasas consulares, si tenemos una política exterior comercialmente dinámica, y además con deportistas y artistas brillantes? ¿Y por qué ha de preocuparle, si electoralmente es más barato y se recogen más votos en una plaza de mercado que en el exterior?

No se entiende cómo representantes visibles como Angélica Lozano, Rodrigo Lara, Clara Rojas, María Fernanda Cabal y otros que votaron (o que piensan votar) en favor de la eliminación de la segunda curul en la circunscripción internacional, le están dando la espalda a colombianos que le aportan al país casi cinco mil millones de dólares al año en remesas, que representan el arte y folclore nacional en el exterior, que se destacan en sus profesiones y estudios, que emprenden y trabajan honestamente y, que en su conjunto, reflejan la imagen positiva de un país que irónicamente los tiene en el olvido.

Es el momento de un balance, de una acción que nos permita medir a los congresistas no por su carisma, sino por su gestión. Podemos ser más de cinco millones de ciberciudadanos capaces de presionar y reclamar por nuestros espacios de representación. Estamos llamados a utilizar las redes sociales, a manifestarnos y a organizarnos para exigir explicaciones, reivindicando lo que nos pertenece.

#ColombianosEnElExterior  #NoEliminen2Curul

@JavierUrreaC

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