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La estrategia Colombiana frente a la actitud realmente hostil del Presidente Chávez no podía haber sido más inteligente ni de mayor altura. A nivel internacional el presidente Uribe ha quedado posicionado claramente como un hombre de estado, líder de una nación democrática que está librando su propia lucha contra el terrorismo y que tiene a su pueblo apoyando sus políticas y principios. La soberanía y dignidad de Colombia están ahora en su momento más alto quizás, gracias a una estrategia realmente brillante, que hace algún tiempo estábamos muchos colombianos esperando, de información. El presidente Uribe se ha dedicado a contactar líderes internacionales, y a viajar alrededor del mundo para demostrar claramente porque las FARC son consideradas de la manera que lo son, y cuál es la lucha que estamos librando. Las FARC y el presidente Chávez de hecho han sido grandes proveedores del material necesario para demostrar que la visión Colombiana de esta guerra y su enemigo es la más acertada. Tal y como lo expresamos antes, Colombia necesitaba definir sus aliados y comprometerlos en su apoyo a la visión Colombiana, su soberanía y frente a posibles acciones de su no muy ortodoxo y diplomático vecino. Estados Unidos, España, la Unión Europea y gran parte de América Latina le dieron la mano a Colombia y ofrecieron no solo su compromiso a ayudar a buscar una solución a la guerra, pero bajo los términos en los que el gobierno de Colombia defina, sino mejor aun, ofrecieron su total apoyo y cooperación en la defensa de nuestras libertades, nuestra soberanía y nuestras instituciones.
Uno de los aspectos que vale la pena analizar es como esta situación con Venezuela ha servido para observar claramente las alineaciones políticas en la región y el mundo. Frente al pedido irreverente y francamente preocupante de Chávez, Latinoamérica, en su gran mayoría, se alineó con Colombia en el respeto a los asuntos internos y en confirmar la condición de grupo terrorista que se le ha dado a las FARC. Solamente Nicaragua y Ecuador han expresado su apoyo a la propuesta Venezolana, el primero claramente y el segundo Tímidamente, y esto por razones obvias. Ambos gobiernos le deben demasiado a su mentor para contradecir cualquier iniciativa propuesta por el líder venezolano.
Dentro de estos bloques, Hay dos cosas importantes: Primero, algunas naciones normalmente consideradas cercanas a Chávez, como Brasil, Bolivia y Argentina se apartaron del líder Venezolano cuando encontraron en su actitud un deseo de intervenir en asuntos internos de otras naciones, lo que demuestra que el supuesto bloque de izquierda latinoamericano que Chávez dice liderar hacia una nueva unión sudamericana basada en el sueno de Bolívar, es un bloque donde las ideas revolucionarias del presidente Chávez no tienen mucho eco. Su influencia no va más allá de la que puede tener con su dinero, pero a nivel político estas naciones son mucho más maduras de lo que Chávez y su proyecto expansionista creen, y es ahí donde esa supuesta liga de naciones de la nueva izquierda latinoamericana se ve más débil: la izquierda de Chávez, socialista, intervencionista y con visos dictatoriales, se aleja cada vez mas de la izquierda Social, de mercado, democrática e internacionalista del resto del continente.
El Segundo elemento importante es que hay definitivamente un bloque latinoamericano que va en la dirección opuesta a lo que Chávez propone. Este bloque se hizo evidente en su total apoyo a Colombia y su rechazo a la iniciativa del líder Venezolano. Los líderes de México, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Honduras, Chile y Perú han reafirmado una vez más su desacuerdo con el estilo político y de relaciones internacionales de Chávez y su afinidad con las políticas, la visión y el rumbo de Colombia para la región. Este bloque, sin embargo es también débil y representa naciones que si bien no tienen ambigüedades con respecto a su posición frente al régimen Venezolano, no han definido la creación clara de una alternativa política regional.
Aquí parece que está surgiendo entonces una nueva división política latinoamericana. El bloque de Chávez, claramente liderado por Venezuela y compuesto por Ecuador, Nicaragua, Cuba y, en menor nivel, Bolivia. Este es el claro ejemplo del proyecto expansionista de Chávez que es llevado a cabo con el dinero del petróleo y el uso de este para influenciar el sistema político de estas naciones.
Después esta el bloque de las naciones que yo llamo ambiguas, como Brasil, Argentina o Uruguay, amigas de Chávez y beneficiarias de su poder económico, pero políticamente independientes, mucho más maduras y de mayor posicionamiento internacional, tanto a nivel económico como político que el resto de las naciones latinoamericanas, y por ende con pocas posibilidades de que Chávez logre algo adicional a comprar su ocasional apoyo en la región. 
Finalmente esta el bloque de las naciones que representan la oposición al proyecto político y económico de Hugo Chávez, y la situación de los últimos días ha convertido al presidente Uribe y a Colombia en los líderes naturales de este grupo, conformado por gran parte de Centroamérica, Chile, Perú y México. Aquí es donde Chávez ha encontrado el obstáculo geopolítico y económico a su proyecto revolucionario para América Latina. Y es que Chávez ha demostrado su desprecio por estas naciones en diferentes ocasiones, Sus calificativos al entonces candidato Alan García en Perú o al hoy presidente Calderón en México no eran menos violentos que los que hace poco lanzó contra el presidente Uribe. Esto unido a la retorica Antiamericana contra los mismo países que tienen lazos más cercanos con los Estados Unidos en la región, demuestran su animadversión del líder Venezolano, especialmente al hecho de que frente a estos países no va a tener prácticamente ninguna posibilidad de ejercer ningún tipo de influencia, básicamente porque no necesitan su dinero y porque tienen a los Estados Unidos como su principal aliado político y económico
La situación con Venezuela ha puesto en evidencia la existencia de estos bloques y ha definitivamente puesto a Colombia en el centro de la lucha ideológica en la región. El liderazgo hasta ahora demostrado por el presidente Uribe debe transformarse en una organización a nivel regional que se convierta en una verdadera alternativa a la retorica y modelo expansionista de Chávez. No se trata de crear divisiones en la región, la realidad es que ya existen. Dichas diferencias son naturales y algunas veces benéficas, pasan en todas las regiones del mundo, pero cuando uno de los bloques está organizado y dispuesto a promover un proyecto imperialista y expansionista, y a intervenir en los asuntos internos de los otros, as ahí donde las diferencias se convierten en elementos de conflicto que hay que evitar y contener. Para ello la cohesión ideológica de aquellas naciones que respetan la democracia, la independencia y soberanía de los pueblos y su autodeterminación es, ahora más que nunca, fundamental. Para fortuna de la región, estas naciones, como quedo demostrado con este episodio, son la gran mayoría.
 
 

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