Algo nos pasa, nos estamos haciendo los locos ante la realidad y escogemos ver sólo aquello que nos encierra más en nuestro propio universo; sin embargo el mundo sigue andando y por más que queramos enterrar nuestras cabezas en la arena como avestruces asustados, todo sigue su curso. Sin embargo, el negarnos a la realidad no hace que la realidad desaparezca o mejore, al contrario, desconocerla es lo que nos pone en la corriente de la masa, hay que despertar de una vez por todas a la realidad por muy brusca, fea o atemorizante que sea. Tenemos miles de amigos empecinados en recorrer sitios de nuestras ciudades buscando Pokemones para capturarlos, están aún más ensimismados que cuando chateaban simplemente y luego de frente no tenían nada que decir, están siendo absorbidos por un juego que sin duda es divertido y enviciante, pero se están quedando sólo en eso: jugando. Me sorprendió sobre manera ver en televisión, nuestra ventana al mundo, un grupo de personas desesperadas en el Central Park bregando a capturar con sus teléfonos a Pikachú, el número 25 que ataca con electricidad; pero, ¿cuántos dejaron de observar el hermoso paisaje que les ofrecía esa tarde el lugar donde se encontraban?
Así están las cosas, nuestros teléfonos se han convertido en una pieza fundamental de nuestras vidas, ahora ya están haciendo parte de una realidad que se une a la nuestra pero que está enmarcada por una absurda tendencia a estar solos y eso se nota con cada nueva aplicación o con cada nuevo juego. Esa ventanita que cabe en nuestras manos y que nos ofrece a través de la red horas de entretenimiento y diversión, se ha convertido también en un aparato alienante que cada vez cobra mayor protagonismo. Es tanta la tendencia que se marca por el uso de los dispositivos móviles y en especial con este nuevo juego viral, que hay grupos que se han dedicado a establecer unos nuevos mecanismos de atención sobre situaciones del mundo real basados en la caza de esos pequeños monstruos: se ha recreado por ejemplo la presencia de los pokemones en sitios determinados que marcan la triste realidad de nuestro mundo, por ejemplo al lado de niños sirios que están pasando por las peores condiciones en este momento. Se quiere entonces dirigir esa mirada enfocada y perseverante a una situación que poco a poco se va tornando en algo inmanejable y que tarde o temprano colapsará para detrimento de la paz del mundo. Muchos preguntarán ¿y qué puedo hacer yo ante esas situaciones políticas o sociales a las que se enfrenta el mundo en estos momentos? Pues la verdad a veces simplemente el observar y ser conscientes de lo que pasa puede generar una conciencia que se irá haciendo cada vez más colectiva y en la que logremos identificarnos y reconocernos como parte fundamental del mundo en que vivimos. Está bien, sigan jugando amigos, capturen a los pokemones y muéstrenlos orgullosos en sus redes sociales, para eso se hizo el juego; pero también den una mirada a la cruel realidad del mundo y reflexionemos como una unidad acerca de lo que ha pasado y de lo que podríamos hacer por los que verdaderamente nos necesitan.
@leonardopineda
Excelente reflexión. Hay otro blog de un bobazo llamado Omar Gamboa que para mi horror es profesor del U. Externado deshaciéndose en loas al maravilloso mundo de pikachu y la alienación de esta generación de zombies. Obviamente el sujeto borró mis comentarios.
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