Tiempos difíciles para la construcción
No es novedad que la industria de la construcción en Colombia está viviendo tiempos difíciles, marcada por la caída aproximada de un 60 % en la venta de vivienda. El sector de la construcción es tremendamente relevante para la economía colombiana, dado que genera un 4.5% del PIB y el 7% del empleo formal. En Colombia, la afectación en la venta de vivienda es más bien reciente a diferencia del caso chileno, donde el sector está viviendo una desaceleración fuerte hace más de 2 años que ha provocado la quiebra de más de 240 empresas en la industria y ha gatillado la salida masiva de personal. Es entonces muy interesante revisar lo que está ocurriendo en Chile, tal que nos permita eventualmente, tomar acciones preventivas en la industria en Colombia.
Durante la última semana, Penta Ingeniería, un reconocido contratista de construcción chileno pide su quiebra en virtud de los efectos en liquidez que produjo la liquidación de algunas constructoras clientes. Un problema sistémico que ya está afectando a toda la industria en Chile.
El impacto de cuentas por cobrar que de la noche a la mañana se tornan en incobrables pueden generar un impacto económico imposible de cubrir con una reestructuración de acreencias. Una pérdida total del patrimonio de la empresa significa en la mayoría de los casos la imposibilidad de diferir el déficit de efectivo en el largo plazo.
En la actual situación de mercado, los desarrolladores inmobiliarios podrían asumir pérdidas discretas en caso que el proyecto demore mayores plazos en ventas y los acreedores (incluyendo a constructoras y contratistas) debiesen entregar las flexibilidades necesarias para esperar mejores condiciones de mercado.
Por ello la quiebra de un desarrollador inmobiliario o una constructora genera un problema patrimonial en sus acreedores que eventualmente puede terminar en la quiebra de otras empresas acreedoras.
Difícilmente se evitarán las quiebras en la industria si no se crea conciencia en toda la cadena de acreedores que en situaciones de mercado como la que se está viviendo actualmente es preferible ser flexible y esperar mejores condiciones de mercado para cobrar sus acreencias. Las consecuencias de posiciones intransigentes de cobro, sólo creará problemas en otras empresas, amplificando las pérdidas para todos los acreedores en la cadena de pagos.
Sin lugar a dudas, la quiebra de una constructora es una tragedia que – casi en la mayoría de los casos – se puede evitar.
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