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Mi hija se burla de mí porque me he casado dos veces y nunca he tenido anillo, ni se me han arrodillado para pedirme la mano. ¡Dios me libre! No entiendo el ritual, ni entiendo cómo se puso de moda en todo el mundo.

Tener una “roca” en el dedo anular de la mano izquierda es el sueño y la meta de muchas mujeres. Entre más grande el diamante, mejor. Representa el valor de la mujer. El anillo es una especie de sello, de título de propiedad sobre la mujer. Esta mujer está tomada y el dueño es un hombre poderoso. Si el anillo es muy grande el dueño debe ser muy rico. El anillo es como un lastre, un peso, un candado que marca la mujer. Las mujeres lo llevan con orgullo, lo muestran en Facebook, le cuentan a las amigas cuánto costó. Si es muy muy caro, debe ser porque ellas valen mucho.

Peor aún es la pedida de mano. El hombre decide cuándo y dónde propone. La sorpresa entre más grande mejor. La mujer espera pasivamente a que el hombre la sorprenda y le pida ser su mujer. Ella no tiene poder de decidir o proponer. ¿Dónde se ha visto eso? ¿Que una mujer tome la iniciativa? Y estamos hablando de una de las decisiones más importantes de la vida. Pero la tradición nos obliga a esperar pasivamente a que el hombre decida por nosotras. Eso es considerado romántico.

Desde ahí empiezan las cosas mal. ¿No sería todo mucho más normal si las cosas se hablaran? Una pareja que se quiere y en algún momento, por la razón que sea, decide de común acuerdo, casarse. Dos adultos que se comunican y toman la decisión, los dos, de compartir la vida, las finanzas, todo. ¿No tiene eso mucho más sentido?

Yo no quiero que nadie se me arrodille, ni arrodillarme ante nadie. No quiero que me llamen princesa porque no vivo en un castillo, ni espero un príncipe en caballo alado. Quiero un hombre de carne y hueso, un adulto que me quiera y me respete. Quiero decidir con esa persona cuándo y cómo casarme por razones que los dos sabemos. No quiero sorpresas, me gusta tener control sobre mi destino. El anillo no representa mi valor. El valor de la mujer no se mide en quilates.

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