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Imagen Shutterstock.com

Mujeres. En estos días mucho las celebran por el día internacional dedicado a ellas. Pero hoy yo no voy a hablar de género, derechos, luchas, culpas, injusticias o victorias. Tampoco haré referencia a mujeres en la historia, sino mas bien a las mujeres de mi historia. Porque en este peregrinar lejos de mi país, muchas son las mujeres que han sido claves en mi vida. Mujeres que están, que han estado, que han partido, que ya no quieren estar o que siguen estando, todas importantes en su momento y que me han ayudado a ser quien soy .

Recién salí de Colombia para México encontré en mi tía, mi mejor aliada. Fue amiga, apoyo y ejemplo. Elvira Mendoza era una mujer sin medias tintas que marcó historia en el periodismo, maestra de muchos. Fue quien inventó el tema de las revistas femeninas y continentales. Siempre supo defender sus puntos de vista. Generosa, elegante y berraca. Antes de conocerla bien, era la tía que nos criticaba si estábamos mal vestidos o no comíamos bien, pero la percepción cambio rotundamente con invitaciones cariñosas a su casa, en medio de la soledad, con un marido médico que siempre estaba de turno. En su casa se hablaba de periodismo, libros, películas y moda. Además, el saber que alguien tan critico como ella valoraba mi trabajo periodístico, hizo siempre, que el tener que volver a empezar de cero, en un país desconocido, fuera menos traumático.

Gracias a Dios siempre he contado con amigas que son cómplices de proyectos y locuras. Estando en Colombia, cuando inventé un programa para jóvenes que hacíamos con poco presupuesto, pero con mucha pasión, encontré a las mejores amigas de la vida, esas que son y están desde entonces y hasta siempre, porque aún estando lejos, uno sabe que siempre puede contar con ellas. Mujeres con las que se comparte todo, porque ven la vida quizá a través del mismo prisma. En México, también tuve la suerte de contar con el apoyo de mujeres que se embarcaron en proyectos conmigo, siguiendo ideas que nos representaban más trabajo, pero que buscaban dejar en alto el nombre de nuestro país y demostrar que Colombia es mucho más. Con ellas, estaré eternamente agradecida. De igual forma, hoy en día cuento con el apoyo de una maestra de niños y de la vida, por causalidad o quizá por diosidencia, con ella empecé aquí en El Paso, Texas, la locura de emprender un negocio que nos brinda las mejores satisfacciones.

Los que no viven lejos de sus familias quizá no entienden que los amigos en un país lejano se convierten en familia. Con ellos no sólo uno comparte festividades y eventos importantes, sino también los domingos. Esas amigas, que son como hermanas que le regala a uno la vida (como lo dice una de ellas), han sido valiosas en diferentes lugares y en momentos alegres, pero también en los más difíciles. Cuando mis hijas estaban chiquitas, en Milwaukee, por ejemplo, fue un grupo de latinas disímiles las que alegraron los días oscuros de los inviernos agrestes.

Por eso hoy quiero hacer un homenaje y un agradecimiento profundo a esas mujeres fuertes, inteligentes y auténticas, quienes han sido y seguirán siendo parte de mi tribu:

  • A mis hijas, que son el motor de todo lo que hago, que me enseñan a diario y que son mi felicidad y orgullo.
  • A las que han compartido los aciertos y desaciertos de la maternidad y la crianza.
  • A la amiga que comparte conmigo las imperfecciones, porque con honestidad y solidaridad podemos reconocer las faltas y defectos nuestros y de nuestros hijos.
  • A la emprendedora solidaria y con la que podemos hablar por horas de los negocios, la familia y los retos que nos arroja la vida.
  • A quien me recordó el regalo para el alma que significa un buen libro, la literatura y una charla profunda.
  • A las que son como angelitos que siempre están cerca de Dios y son ejemplo de bondad y de vida.
  • A la honesta que uno sabe que va a decir las cosas como son, pero siempre con el corazón.
  • A la que siempre están dispuesta a ayudar, a organizar fiestas, eventos o cualquier invento que aparezca.
  • A quien me insistió para que escribiera.
  • A la que aún estando lejos, me lee y me anima a seguir haciéndolo.
  • A quien disfruta de una carcajada y sabe compartir una buena cena, un buen vino o un café sincero.

Obvio no seria quien soy sin las mujeres de mi familia. Mis tías y primas. Todas fuertes y muy especiales. Y por supuesto toda la gratitud para mi mamá, la mujer mas importante en mi vida, mi  ejemplo a seguir, el mejor ser humano que conozco. De ella he aprendido muchísimas cosas, entre ellas que uno es capaz de lo que se proponga, sin importar el género; pero sobretodo que la vida hay que disfrutarla, sin guardar rencores y que «Todo me gusta y nada me disgusta».

Gracias, muchas gracias a TODAS.

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