Las llantas con presión baja pueden provocar graves accidentes
El asunto va más allá de un desgaste acelerado de los costados o la pérdida de la adherencia.
Cuando se pasa por alto la presión del aire en las llantas, el vehículo gasta más combustible, contamina más, y las desgasta rápido. Lo grave es que la vida de los pasajeros está en alto riesgo cuando se transita con una presión inferior a la recomendada por el fabricante.
Se ha demostrado que con una presión inferior a 5 libras del límite mínimo tolerable, la banda de rodamiento empieza a flexionarse más de la cuenta elevando la temperatura por encima de lo manejable. Así se llegan a alterar los compuestos químicos de las llantas y sus propiedades, e incluso se llega a romper parte de la estructura interna de acero de la misma.
La explosión es inminente sobre todo en velocidad –no necesariamente muy alta–, y con el cupo de pasajeros, baúl y ”rack” o parrilla con carga. El potencial destructivo se eleva en climas soleados, o cálidos. Es irónico, pero con la baja presión, sucede todo lo contrario a lo que la mayoría piensa. Es más probable que explote una rueda con baja presión que con alta.
Para mayor seguridad, los fabricantes recomiendan dos presiones: una con el auto descargado, y la otra con plena carga. Se encuentra en el manual del vehículo o en un sticker con frecuencia ubicado en el paral central al abrir la puerta del conductor. Con carga, generalmente, debe aumentar y viceversa.
Para mantenerla exacta lo mejor es tener un calibrador propio, ojalá análogo, en lugar del conocido de barra, porque el primero es más preciso. El uso intenso en la mayoría de estaciones hace que la precisión se pierda. La presión en las ruedas se debe revisar máximo cada 2 semanas y en frío porque de lo contrario puede haber variaciones de hasta 4 o 5 libras entre los extremos de temperatura.
Si no hay tiempo de revisarlas, se puede adquirir un sistema que emula a los sistemas modernos de fábrica TPMS. Viene con los sensores para cada llanta, los cuales envían la señal a la unidad la cual se puede ubicar en la consola o tablero, donde revelan la presión de cada una desplegando la cifra en la pantalla. Aún no lo he averiguado, pero es probable que existan aplicaciones para ver el estado de la llanta desde un dispositivo móvil.
¿Y que tal las máquinas que ponen la cantidad de aire requerida después de introducir algunas monedas? Después de eso, es recomendable verificar la precisión con un buen medidor para ir a la fija. Si no se sabe cuánto poner porque no existe ni la etiqueta ni el manual del conductor, es mejor visitar un centro de servicio de la marca para conocer el dato del fabricante o, como último recurso, acudir a un centro especializado en llantas.
Pero siempre, lo mejor es pecar por exceso y no por defecto. Adicionalmente, la presión adecuada además de proporcionar seguridad, hará que se desgasten de forma pareja extendiendo la vida útil.
En pisos mojados la baja presión lleva a que una rueda que enfrenta un charco sea mucho más propensa a hacer el famoso aquaplanning, donde la llanta pasa por encima del charco y se despide del agarre con el pavimento; lo mismo cuando se mueve el volante súbitamente porque el auto trata de seguir derecho (hasta los rines pueden llegar a tocar el pavimento en una maniobra evasiva), o la zona posterior se asoma de manera peligrosa; igualmente, las distancias de frenado aumentan bastante.
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