Un poco de…
Para los árabes el gesto de mostrar los dedos unidos apuntando hacia arriba significa espere….. tenga un poco de paciencia. Dicho gesto se origina en la cantidad de sal o azúcar que se puede tomar con la punta de los dedos, la cual es poca. Curiosamente para los colombianos el mismo gesto se usa para describir una gran cantidad, especialmente cuando nos referimos a personas. Lo anterior crea el escenario perfecto para la confusión y la errónea interpretación del lenguaje corporal.
De narices
El toque de narices es un saludo cotidiano entre hombres en los Emiratos Árabes Unidos. Su origen se remonta a la época de los antiguos beduinos. Al ellos encontrarse con un conocido, y con sus manos ocupadas –una sosteniendo las riendas del camello y la otra manteniendo la daga en su lugar en el cinto– recurrían a sus narices como forma disponible de contacto físico para saludar al amigo siempre bienvenido.
Dicho saludo se usa hoy entre personas cercanas y es una forma de aprecio que celebra la ocasión de ver a alguien estimado. Es un gesto muy afectivo y emotivo que por escasos centímetros no se convierte en un beso.
El saludo de nariz lo experimenté personalmente en forma totalmente inesperada y no solicitada, cuando sólo tenía un mes de haber llegado a este cálido país. Esto sucedió cierta vez que un estudiante, al inicio de una clase, se abalanzó sobre mi nariz y me dio el saludo, para él habitual.
Por primera vez sentí lo que es estar petrificado- la falta de costumbre-. Y como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, el condenado estudiante decidió, al término de la clase, abalanzarse de nuevo sobre mi nariz y ¡despedirse de toque por segunda vez! Como colombiano, quien no encuentra fácil sustraerse de ese machismo asimilado, se siente que la masculinidad se va un poco de narices. De esto hace ya tres años y ahora deja de ser una experiencia inusual.
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
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Gracias matorrec por mostrarnos tus experiencias en oriente medio…
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Esto que voy a decir está técnicamente fuera del tema concreto, pero no desperdicio ocasión. Me gustaría muchísimo que la cultura árabe dejara de practicar las lapidaciones de mujeres ( y de hombres). Para evitar un tercera guerra, he pensado que podría ser el papa quien iniciara la gesta diciendo algo así: «He rogado para que del mundo desaparezcan los castigos crueles como las lapidaciones que todavía se dan en algunos sitios del mundo musulmán». Y así poco a poco el llamado iría creciendo. Los países occidentales apoyarían al papa, etc, etc,. Hay que hacer algo.
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