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Por Felipe
Morales @felipemoraless

Bogotá.JPG


Tomada de:
www.sitioco.com


¡Y vuelve y juega! Aunque la
mayoría de discusiones políticas en Bogotá son estériles, pronto tendrá que
abordarse con especial interés la propuesta de Petro para la revisión del Plan
de Ordenamiento Territorial -POT-.  Se
supone que este instrumento ordenado por la ley, trasciende los intereses de
una administración particular y a través del consenso social -entiéndase para este caso como poca participación
ciudadana, mucha lora de supuestos expertos[1]
y rifirrafes políticos eternos en los que es imposible dejar contento a todo el
mundo- materializa una visión de ciudad que debe ser gestionada en el mediano y
largo plazo. Además de ser un librito con un montón de normas y planos que
muchas veces no se entienden, lo que busca el POT en resumidas cuentas es (i)
planear la ciudad para que quepamos todos los que estamos y los que están por
venir, y tengamos acceso equitativo a los bienes y servicios que mejoran la
calidad de vida, y (ii) que en lo que se pueda mitigue el enorme impacto
ambiental que genera la ciudad. Pasa además -o al menos lo intenta- por
identificar algunas estrategias financieras que permitan generar algunos
recursos para ello.

El POT que
hasta ahora nos ha mostrado la administración de Petro no propone cambios
estructurales sobre la ciudad pero sí aprovecha la oportunidad de amarrara las 4 alcaldías venideras con
su visión de ciudad, y en términos generales busca extender la gestión de su
Plan de Desarrollo a través de un marco normativo que así se lo permita. Muchos
de los cambios que trae el POT no son más que el afianzamiento de las
decisiones ya contenidas en el Plan de Desarrollo Bogotá Humana. Los
componentes de macro ordenamiento, ambiental, de movilidad y de vivienda  popular son algunos de los más debatidos.
Veamos algunas ideas de las que trae el POT para cada uno de ellos:

Macro-ordenamiento: se alimenta el
falso debate de si la ciudad debe densificarse o expandirse. Bogotá con casi
4200 habitantes por kilómetro cuadrado se ubica en el puesto 10 de las ciudades
más densas del mundo, luego la necesidad de acudir a suelos no urbanizados
dentro del perímetro urbano es una realidad teniendo en cuenta la tasa de
crecimiento poblacional que llega casi al 2%, anual y más si se le añade que la
velocidad en la que se construye la vivienda es de lejos insuficiente para
atender la demanda creciente. Y una razón menos evidente  pero igual de válida es que las redes de
alcantarillado construidas al interior de la ciudad rebasaron su capacidad, y
renovarlas implica un costo que la ciudad ni los constructores privados quieren
asumir. Lo claro es que este POT insistirá, como debe ser, en la decisión de
tener una ciudad densa.

De otro lado se da importancia a un tema del que mucho se habla pero en
el que muy poco se trabaja, -la Región Capital Bogotá-Cundinamarca – . La
famosa «ciudad región necesariamente debe crear las condiciones de generación
de empleo e innovación, y de concertación con autoridades nacionales,
regionales y de municipios vecinos en la formulación de políticas de
ordenamiento. Esto último parece una norma hecha para otro país al no reconocer
-lamentablemente- que concretar esos acuerdos políticos en el contexto de
nuestra realidad son una ilusión. Si llegáramos a poner de acuerdo a los
tomadores de decisiones de Bogotá, de Cundinamarca, y de los 17 municipios
vecinos a Bogotá no solo tendríamos una mejor ciudad, sería un país distinto, pero por ahora definir esa tarea parece
imposible.

Ambiental:
antes que todo aquí hay que decir que
político que no tenga conciencia y discurso ambiental no está en nada, es
arcaico y troglodita, y a Petro hay que reconocerle su fuerte compromiso con la
defensa ambiental que además no comenzó ayer, el alcalde lleva años dando peleas
de este tipo, algunas de ellas radicales en extremo, otras sólidas y
técnicamente argumentadas, y en este POT la apuesta ambiental claramente pesó
un montón a la hora de escribirse. Recuperar el valle aluvial del río Bogotá,
evitar la construcción en zonas inundables, en reservas forestales o en zonas
con riesgo de remoción en masa son decisiones en las que el documento no tiene
vacilación alguna, hecho destacable si se advierte que sirviendo al interés
privado Bogotá permitió por décadas la urbanización legal e ilegal en estas
zonas que ahora resultan más que problemáticas. La obsesión -en el buen sentido
de la palabra- de Petro por los temas que se relacionan con el agua se ve aquí
reflejada. Si hiciéramos un flashback mental
al colegio y recordáramos las lecciones sobre el ciclo del agua, entenderíamos
mejor las decisiones que se toman a través del POT, el cuidado del agua desde
su origen hasta su vertimiento es una constante del Plan que para aterrizarlo
en el ordenamiento territorial pasa por estudiar y conservar con ferocidad  el 
complejo sistema hídrico que entre otros elementos es conformado por
geoformas, jarillones, vallados, cauces, cuencas, quebradas, humedales, ríos y
zonas de manejo y preservación ambiental.

Dentro del componente ambiental la minería es otra
actividad que cobra especial interés debido a que el POT la prohíbe
categóricamente de la siguiente manera:
«No se permitirá la exploración, extracción o captación de
minerales yacentes en el suelo urbano o subsuelo urbano y rural del distrito»
decisión que llama la atención si se lee del Diagnóstico de Ciudad[2]la
siguiente afirmación:
«La minería es una
actividad esencial para el desarrollo de toda ciudad: habitamos, transitamos,
trabajamos en estructuras hechas de minerales . Toda gran ciudad involucra
minería a gran escala, en la medida en que su crecimiento y su mantenimiento
generan explotación minera dentro y fuera de su jurisdicción, a un ritmo
marcado por la demanda de las obras públicas y la construcción de vivienda y
grandes dotaciones
(…) Procesos tan complejos y
vulnerables se ven cada tanto entorpecidos o cancelados por cambios de
administración o de interlocutor, presiones de comunidades locales, desastres
esporádicos en un lugar que afectan la imagen de toda la minería; además del
oportunismo recurrente de quienes cada tanto reeditan el cierre de la minería
como reivindicación política con alto impacto en los electores y en los medios
» Aquí no es difícil
entender la contradicción, pero Petro con claridad oye las miles y tal vez
millones de voces que en el país piden con urgencia detener la minería en
Bogotá por su enorme y dañino impacto ambiental.

Movilidad:
tema trillado. Además de promover la
intermodalidad es poco lo que cambia con respecto al POT vigente, construcción
de intercambiadores modales, estacionamientos públicos, consolidación del SITP,
y una red de peajes son decisiones que se repiten, lo que llama especialmente
la atención es que el distrito esté pensando en establecer una red de
corredores segregados para las motos.

motos.JPG

Tomado de: www.beta.taopo.org

Esto así contado sin mayor contexto no
parece una buena idea, pero bueno, así como acudiendo al marketing publicitario
en la ya lejana época de Peñalosa se inventaron el nombre CicloRutas, podrían
aparecer en Bogotá las MotoPistas ¿usted lector qué opina? Piénselo bien antes
de contestar, las motos llegaron a Bogotá para quedarse y cada vez serán más.

Vivienda
popular:
Apuesta fuerte y como toda
apuesta bastante aventurada. Hasta ahora la decisión es exigir hasta el 30% de
cesión de suelo para construcción de Vivienda de Interés Prioritario a toda
licencia de construcción que se tramite en la ciudad. Lo problemático es que
Vargas Lleras en su calidad de ministro de vivienda acaba de atravesársele a
Petro limitando la exigencia a la expansión urbana y a la renovación urbana en
modalidad de re-desarrollo. La alcaldía ya anunció un pleito jurídico para
tumbar esta norma nacional que a priori pareciera estar más direccionada a
evitarle cargas a los urbanizadores que a facilitar la consecución del suelo
para los más pobres. Este pleito  como
todos, durará varios años en los tribunales, entonces pareciera un error poner
todos los huevos en la misma canasta. Sin embargo se hace prioritario acudir a
una estrategia sólida que permita en algo mitigar el enorme déficit en la
construcción de vivienda popular, al parecer si solo se recurre a la exigencia
de cesión no se avanzará mucho en este tema.

Hay otro aspecto relevante; la inclusión
en la categoría de patrimonio cultural construido de sectores como La Soledad y
el Polo Club, dan al traste con la posibilidad de usar las mejores ubicaciones
de la ciudad para renovación urbana densa y si se quiere priorizando la
vivienda popular. Estos sitios céntricos, con acceso privilegiado a bienes y
servicios son hoy ocupados por una población envejecida, muchas veces
solitarios, para quienes cada vez es más difícil ocuparse de casas de 200 y 300
M
2. Que se entienda bien, no se trata de sacar a unos ciudadanos de sus
casas por el hecho de ser viejos, de lo que se trata es de preparar la ciudad
del futuro. Abramos el debate.

Finalizando por
razones de espacio, y para no hacer más largo este artículo se quedan por fuera
capítulos como la mezcla de usos del suelo, el análisis de los instrumentos de
financiación o algún comentario sobre el componente rural del Plan, temas que
esperamos desarrollar en el futuro, pero por ahora dejamos estos comentarios
generales para que ayuden a ambientar el debate.

1]
Porque ha cosa que abundan expertos para todo.

[2]
Documento elaborado durante la alcaldía de Samuel Moreno y se supone sirve de
base para la formulación del POT. En este aparte -entre otros- se da cuenta de
las fuertes contradicciones entre una administración y otra, y que de paso
impiden consolidar políticas de ordenamiento territorial a mediano y largo
plazo.

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