Una joven afroamericana radicada en Bogotá hace pocos meses, reseña y comenta la conferencia central de Angela Davis en su sonada visita a Colombia. ¿Cómo no encarcelar a una persona que lleva gente a un paseo millonario?
Por Stephanie Claytor, periodista graduada en Syracuse University y Fulbright ETA en Bogotá. Especial para Color de Colombia
Durante la tercera semana de septiembre, Bogotá tuvo la oportunidad de oír a la abolicionista de cárceles, y feminista negra, Angela Davis, de los Estados Unidos, quien visitó la Universidad Nacional de Colombia para hablar sobre el racismo institucional en su país y el complejo carcelario industrial.
Los bogotanos vinieron a verla con ferocidad, tocando las puertas cerradas hasta más de media hora después de que el auditorio León de Greiff fue declarado lleno.
Antes de su gran discurso, Davis tuvo la oportunidad toda la semana para reunirse con los estudiantes de la Nacional y con la prensa, y visitó cárceles para mujeres.
«Siempre cuando visito un país, me gusta visitar los cárceles para aprender sobre la violencia del Estado en el país y ver cómo tratan a los extremos en la sociedad», dijo Angela Davis.
Para empezar su discurso, Davis recordó a la audiencia sobre su propia encarcelación, y el aniversario de su arresto, que es el 13 de octubre. Les dio las gracias a aquellos que lucharon para que fuera librada de su encarcelación, 40 años atrás.
Dijo que fue esa época la que realmente cambió su vida y la motivó para luchar por el mejoramiento de las cárceles en el mundo.
Para la audiencia colombiana, la parte más importante fueron sus pensamientos sobre la replicación del complejo carcelario industrial estadounidense en Colombia.
En su explicación, el complejo carcelario industrial es un sistema donde el capitalismo y el gobierno se benefician de tener grandes cárceles llenas de gente que las clases media y alta de la sociedad no quieren -como los pobres y las minorías, que son, en el caso estadounidense, negros, latinos, y pocos asiáticos e indígenas-.
De acuerdo con Davis, es un remanente de la esclavitud, pero en vez de esclavistas, compañías de teléfono, salud, ropa, y construcción, ganan mucho dinero de los encarcelados y por esta razón, continúa el proceso de encarcelar a mucha gente.
Según sus investigaciones, hay 75,000 personas encarceladas en Colombia, y de acuerdo con el Plan Colombia, hay planes de construir 16 cárceles más en el país, que tendrán la capacidad para alojar hasta 30,000 criminales más, lo cual crearía un incremento de 40 por ciento de la población encarcelada colombiana.
Para que la audiencia pudiera entender las repercusiones de la replicación de este sistema en Colombia, explicó cómo funciona el sistema en Estados Unidos. Contó sobre la experiencia afro-americana y cómo son muy vigilados por la policía hasta el punto de que si ésta ve a una persona todos los días, terminará encontrando que ha hecho algo mal, especialmente en un país que tiene tantas leyes.
En vez del sistema de complejo carcelario industrial, ella propuso que Estados Unidos cierre todas las cárceles porque en su opinión, no son justas porque siempre los pobres y la gente de color van a la cárcel en una tasa mucho más alta que los ricos y blancos que cometen los mismos crímenes.
«La raza determina quiénes entran a la cárcel y quiénes no van,» dijo Davis.
En vez de encarcelar, ella propuso que el gobierno mejore el sistema de educación y salud, y dé más servicios a la gente pobre. Ella cree que esto, con menos vigilancia en las comunidades de gente de color, llevaría a que se cometieran menos crímenes y tal vez, ninguno.
«Necesitamos una sociedad nueva, no basada en las ganancias pero sirviendo a los seres humanos,» dijo Davis. «Necesitamos unir nuestros corazones y luchar por un mundo mejor»
Todo de esto suena bueno, pero en realidad, ¿sería posible? Uno no sabe si en los Estados Unidos su propuesta funcionaría, pero aquí en Colombia, donde hay gente de todas las clases y razas cometiendo crímenes y hay delincuencias locas hasta un punto que nadie tiene confianza en nadie, tal vez no sea posible.
¿Cómo uno no va a encarcelar a una persona que lleva gente inocente a un paseo millonario, que no solamente roba a la gente, sino también le da drogas, produce vergüenza y saca todo su dinero?
¿Cómo uno no va a encarcelar a una persona que finge un accidente de carro y después secuestra a la persona, toma dinero de su familia, y todavía la mata? En esta sociedad colombiana, ¿cómo no van a tener cárceles?
Aquí, el gobierno tiene que ayudar más a la gente pobre, darles más servicios y crear una forma donde pueden encontrar buenos trabajos, que ganen más que vendiendo yogurt, chicles y zapatos por la calle. Los niños se merecen una mejor educación. Pero más importante, el gobierno necesita hacer una campaña que enseñe que es digno trabajar y no robar para tener dinero fácilmente.
Es que aquí la gente quiere dinero rápido para comprar todas las cosas buenas y no quieren trabajar duro para conseguir estas cosas, sino robárselas de otra gente. Con estos cambios, tal vez habría menos criminales, hasta un punto en que el gobierno pueda cerrar las puertas de algunas cárceles, como Davis quiere.
Yo estoy de acuerdo con lo que ha escrito sev22 y lo veo muy problemático que El Tiempo publicó este blog. Quiero añadir dos cosas:
1) Me parece arrogante y problemático que una norteamericana llevando poco tiempo acá diría que no sabe si la solución de Davis funcionaría en su propio país, pero se atreve a decir que no funcionaría aquí. ?¿Cómo es que esta autora tiene la confianza y conocimiento para analizar al contexto de Colombia, cuando no se atreve a analizar su propio país?
2) Me parece una hipocresía total que la autora decidió usar el mismo discurso racista (e.g. que la gente colombiana “no quiere trabajar duro para conseguir estas cosas, sino robárselas de otra gente”) que se ha dirigido a la comunidad afroamericana en los EEUU. Se supondría que esta autora, que parece tener interés en la representación de los afroamericanos y en la justicia social, no cometería el mismo delito a los colombianos. Qué lastima que ella perpetue el discurso racista.
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Me parece muy problemático y simplista este articulo. Primero, ¿cómo puede una mujer que lleva 3 meses en Colombia hablar de cómo se debe arreglar la problemática de la pobreza y de los cárceles de Colombia? Son problemas muy complejos, y no tienen soluciones fáciles. Dos, generalizar la gente colombiana como gente que “quiere dinero rápido para comprar todas las cosas buenas y no quieren trabajar duro para conseguir estas cosas, sino robárselas de otra gente” no solo es absurdo, es ofensivo. Las personas son individuos, y la pobreza y la criminalidad surgen por problemas sociales que son complicadas, no porque la gente es perezosa. Tercero, los mismos problemas existen en los EEUU – tal vez aun peores, como es el país con más gente en la cárcel de todo el mundo, – entonces ¿por qué no hablar de cómo arreglar la situación grave de allá? El tono del artículo me parece muy arrogante. Colombia es un país más pobre que los EEUU, pero es un país rico en muchas otras formas. Generalizar sobre la gente, y ofrecer soluciones tan obvias y básicas como “más educación” o “ayudar a los pobres” no aporta nada. ¿Estos cambios se han implementado allá en los EEUU?
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Hubiese sido de gran utilidad explicarle a la sra. Davis lo que expresa la escritora de esta columna, y lo que no es nada distinto a que no puede reducirse la criminalidad en nuestro país a la pobreza o la exclusión frente a aspectos raciales,pues estamos en un sistema en el que la criminalidad nos cobija a todos y pues el fin de la pena se atañe a castigar a los mal inclinados y crear la conciencia de la no criminalidad frente a los otros. Es menester recordar que en países desarrollados como EE.UU se ha llegado a cierto grado de avance que lo se busca primordialmente es llegar a un acuerdo en el que se castigue económicamente o en otro sentido diferente a la privación de la libertad el comportamiento mal inclinado, cosa que está muy lejos de la realidad colombiana (donde todo evento parece requerir un análisis ético y moral) es así como han sido mal vistos los preacuerdos con la fiscalia y ni hablar de la mala experiencia con el Incidente de Reparacion Integral.
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