Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Amber Henry, becaria Fulbright cuenta su visita a este colegio. Un coro de 400 alumnos «con rectitud, progreso y eficiencia, solidaridad y afectividad» la recibió. Su rectora es María de Jesús Berrío, una destacada educadora.

Amber Henry br.JPG

Por Amber Henry, becaria Fulbright, docente asistente de inglés en la Universidad de Cartagena. Especial para Color de Colombia.

Era un pueblo que muchos extranjeros no llegan a conocer. En los mapas que aparecen en las guías turísticas de Cartagena y montados en las paredes de los hostales, Pasacaballos ni siquiera está incluida en la cartografía de la ciudad.

Pero fue en este pueblo, que queda cuarenta minutos fuera del centro histórico de Cartagena, que conocí a cuatrocientos orgullosos, inteligentes, ambiciosos jóvenes del colegio Pasacaballos, quienes me inspiraron y me hicieron creer en el potencial de la generación futura.

Llegar a Pasacaballos en el taxi es un camino directo desde el aeropuerto, donde me encontré con Daniel Mera Viallamizar. Cuando el taxi llegó al pueblo, empezó a preguntar por el colegio y nos perdimos dos veces. El carro amarillo llegó a una calle dañada, y tuvimos que bajarnos y arribar al colegio caminando.

Colegio Pasacaballos.JPG

Resultaba obvio que esta carrera no era común para el taxista. Llegamos a un edificio que, desde la distancia, parecía como cualquier colegio cartagenero. Pero cuando entré al auditorio principal, estaban esperándonos 400 estudiantes bien vestidos en sus uniformes de blanco y azul.

En muchas maneras, los estudiantes eran como cualesquiera otros jóvenes en los grados 9-11. Hablaban entre sí mismos, sonrieron, aplaudieron a sus amigos que subieron a la tarima, y cuando alguien les tiró una pregunta, contestaban cuarenta y tres pequeñas voces a la vez. Pero vi en ellos algo más: un orgullo especial.

Los estudiantes de Pasacaballos tienen un saludo único: «Buenos días,  con rectitud, progreso y eficiencia, solidaridad y afectividad». El escuchar este saludo me hizo recordar uno que tenía que memorizar en un campo de jóvenes negros cuando era una adolescente: «Proud, Prompt, Persistent, Productive, Polite, Prepared» (orgullo, a tiempo, persistente, productivo, juicioso, preparado).

Amber Henry cantando.JPG

Inmediatamente, ellos me parecieron más familiares. Algunos estudiantes presentaron la historia de Pasacaballos, y algunos compartieron selecciones musicales con el grupo. Los estudiantes mostraban que hay en el colegio talento y conocimiento de la cultura propia.

En honor del Mes de la Historia Afroamericana, empecé a contar a los estudiantes un poquito sobre el lugar de donde vengo yo, Brooklyn, Nueva York, en la costa Este de los Estados Unidos. Daniel Mera me hizo una entrevista en vivo sobre mi biografía, la lucha por los derechos civiles en los EE.UU. y la importancia de Obama en este proceso.

Tuve la ayuda de otro estadounidense, Jason Gilbert, quien está trabajando en el colegio con el Cuerpo de Paz. Fue bueno ver que los estudiantes sabían el nombre de la esposa de Obama, Michelle,  y que ellos también tenían un buen conocimiento de la historia afro de su país.

Amber Henry, Jason, María de J, Daniel Mera, Obeso.JPG

Después de contestar una pregunta personal sobre mi vida romántica que hizo a todos los estudiantes reír, compartí con ellos un ejemplo de mi arte propio. Les pregunté ¿de qué se trata la música? Y me contestaron, cuarenta y tres voces a la vez: amor, decepción, sentimientos, la rumba.

Dije que la música también puede ser una herramienta para la justicia social, y para darles un ejemplo les canté una canción que se llama «Mami no más,» o en lengua palenquera, «Un mae nu».

La canción, que escribí hace un mes haciendo el viaje de regreso de Palenque, habla de las etapas en la migración de la mujer palenquera para trabajar: dejar a su familia en el pueblo, el viaje hacia donde va a vender, y la transformación en un «otro», cuando llega al centro, y cómo ella usa su orgullo palenquero para poder sobrevivir.

Los estudiantes reaccionaron bien a la canción, quizá porque ellos se identificaron con el mismo sentido de orgullo de su pueblo que menciono en la canción.

Ahora que regresé a Cartagena, recuerdo sus caras hermosas cada vez que veo una buseta con la palabra ‘Pasacaballos» puesta en la ventana principal.  Planeo no perder el contacto con ellos.

Para el mes de mayo de este año estoy organizando un festival de Hip Hop femenino con un enfoque en la madre tierra. Como parte del festival, estamos invitando a tres colegios a participar para hacer una obra de arte basada en materiales reciclados.

Quiero que Pasacaballos esté entre estos tres colegios, que tienen el reto de transformar su ambiente en algo bonito, y empezar a internalizar la importancia del reciclaje en la creación de un mundo más sostenible.

Esta es una de las maneras en que quiero dar algo especial a los estudiantes de Pasacaballos, como ellos  me dieron a mí.

Compartir post