Tradición y ocaso de la orfebrería de Barbacoas, Nariño

El municipio de Barbacoas, se encuentra localizado en el centro del departamento de Nariño, en la región pacífica. Sus vías de acceso son a través de los ríos Telembí y Patía o por carretera vía Junín. 

El acceso vía terrestre, desde Junín, se demora alrededor de 6 horas, en las que se recorren tan solo 37 kilómetros, en medio de un camino destapado y deteriorado. Y desde Pasto, de 10 a 12 horas.

La vía fluvial es más rápida, pero muy peligrosa por la presencia constante de grupos al margen de la ley.

Barbacoas, Nariño tiene aproximadamente 42.402 habitantes, 18.032 (40.2%) residen en el casco urbano y 24.370 (59.8%) en la zona rural. La base económica del municipio hasta inicios de los 90 dependía en gran parte de la explotación y comercialización del oro que se extraía del rio Telembí. 

En la actualidad la actividad minera se ha visto relegada por el incremento de los cultivos ilícitos y el dominio de los grupos al margen de la ley en la década anterior. 

El difícil acceso y la situación por el conflicto armado, han hecho que este municipio sea uno de los más pobres del país, ya que no existen industrias y opciones de trabajo estable y/o formal.

Lo más bonito de Barbacoas era encontrar estas artes orfebres vivas con excelentes trabajos en filigrana, sobre el río Telembí. 

Río con sus canoas, sus cargamentos de plátano, su iglesia, sus orfebres y su oro, jolgorio que todos hemos olvidado con el paso del tiempo. 

Caliente y lluvioso como todo el Pacífico; orfebres que trabajan con la nostalgia de mejores tiempos, cuando se hacían joyas con onzas y onzas de oro, verdaderas obras de arte donde sólo contaba la pasión y la creación de manos expertas. 

Piezas tales como sus famosos cordones tejidos en hilos de oro, hilos manejados con armonía y destreza, para darle continuidad a la tradición orfebre en Barbacoas. 

 

Pero el destino de los orfebres ha cambiado. Antes hacían parte de una casta dirigente, ahora están relegados a un futuro incierto, tan incierto como el mañana del resto de la población. 

El oro sigue llegando a los talleres, aunque en mínima cantidad para el trabajo diario. El oro brilla en las bateas de totumo colocadas sobre las mesas de trabajo de los orfebres. 

Con interconexión eléctrica, pero sin agua potable,  sin generación de ingresos y con los temores que esta tradición se pierda por culpa de los dirigentes locales de turno, que han olvidado lo que engrandeció a Barbacoas durante su historia.   

En Barbacoas existían joyas religiosas de incalculable valor. Hoy en día dejó de existir el tesoro de la Virgen de Atocha, patrona del pueblo, porque la iglesia fue saqueada. 

Un poblador relataba con dejo profundo de tristeza: «Era mucho el oro que cubría el cuerpo de la Virgen; es un trabajo que nadie lo hace hoy. La obra fue hecha por orfebres de Quito y del pueblo, hasta de Lima trajeron piezas. 

Muchas personas donaron oro para las joyas que adornaban la Patrona.» Lo que indica que los orfebres locales debieron dedicar décadas de paciente trabajo, en la construcción de aquel hermoso tesoro.

En general, los orfebres son muy reticentes a mostrar a personas foráneas sus alhajas, consecuencia de la violencia que se ejerce sobre la población. 

No obstante, en algunas joyerías se permite fotografiar piezas que ya no se fabrican: cordones tejidos con hilos de filigrana, acompañados de chorros o campanas; orquídeas de filigrana, adornadas con perlas, pulseras de escama y cadenas de doble engarce, sin olvidar las clásicas candongas de media luna. Construidas cuando la lluvia invita a escuchar el golpe de martillo y el sonido de la forja avivando el fuego.

1. Tradicional: Se destaca por la aplicación de filigrana. También es precolombina. Utiliza generalmente oro, plata y aleaciones

2. De diseño: Clásica o contemporánea y responde a las tendencias del mercado. Mezcla elementos convencionales como el oro y la plata con otros como maderas y semillas

3. Artística: Basada en la expresión de los artesanos. Se produce en los pequeños talleres.