En el natalacio del gran cuentista (1927-1970), se recuerda su personalidad y obra breve y vibrante.
Por Sofía Leal Truque, estudiante de derecho de la Fundación Universidad San Martín
Hoy, 28 de octubre, Carlos Arturo Truque celebraría sus 86 años de vida. Soy su nieta, aunque nunca vi su imagen sino en unas cuantas fotos que guardaban con celo mi abuela y mi mamá.
Sin embargo, conozco a mi abuelo a través del enorme esfuerzo que ha hecho toda mi familia por mantener vivo su recuerdo, su legado y, con esto, nuestro patrimonio…
Así es como poco a poco, año tras año y día tras día descubro y aprendo un poco más sobre quien es para mí una de las personas más sorprendentes y únicas en el mundo: mi abuelo, el escritor Carlos Arturo Truque.
Fue padre, hermano, hijo, escritor, juez, libretista, funcionario público, periodista, pero sobre todo era un luchador: desde muy joven demostró su carácter rebelde, su visión de la vida no permitió que las adversidades y las circunstancias los desviaran de su misión.
Con cada cargo que desempeñó a lo largo de su vida se forjó su carácter; con una creencia de lo que consideraba el “deber ser”, se dedicó a hacer análisis y crítica de las realidades sociales de su país…, de nuestro país.
No fue un escritor “culterano”, prefirió dedicarse a ser fiel a su pensamiento, un pensamiento que estaba en desacuerdo con la injusticia, la discriminación y la inequidad. Una anécdota que podría reflejar su carácter es la entrevista que le hicieron tras ganar el Premio Espiral en 1953. En ella afirmó ser un brasero del puerto.
Y así se publicó en la prensa: un brasero de Buenaventura había ganado uno de los premios literarios más importantes del país, al tiempo que mencionaban sus altas capacidades intelectuales; como por ejemplo sus habilidades con los idiomas, pues era traductor de francés e inglés.
Todo era posible en el país soñado de los medios de comunicación: salvo honrosas excepciones, nunca han estado en sintonía con las realidades de Colombia, esa Colombia que tenía por entonces una alta tasa de analfabetismo, lo que hacía improbable que un humilde brasero escribiera.
Pero para mí esta anécdota es muy significativa: como persona, mi abuelo tuvo oportunidades y privilegios, pero prefirió ponerse al lado de quienes nunca los tuvieron y hasta “ser” uno de ellos.
No fue larga su vida: murió en enero de 1970, a los 42 años de edad. Sin embargo, dejó una obra cuentística en la que refleja la historia y realidades de nuestro país. A las nuevas generaciones nos corresponde hacer nuestro este legado de verdad y autenticidad. Acercarnos a esta alta figura de nuestras letras será posible gracias a las ediciones disponibles de su obra:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/truque-carlos
A la nueva edición de sus cuentos que la editorial Collage pondrá a disposición de los estudiantes de secundaria el próximo año, al volumen de crítica sobre su obra que tiene en proyecto la Universidad del Valle.
Además, el rector de la sede Pacífico de esta universidad, el escritor Fabio Martínez, planea fundar en Buenaventura el Centro de Estudios Literarios Carlos Arturo Truque.
Todas estas acciones, que nos honran y agradecemos como familia, permitirán a los jóvenes apropiarse masivamente de una de las figuras literarias e intelectuales que mejor representan nuestros anhelos como colombianos: un país para todos, sin distinción de raza, clase, región; un país con justicia y equidad, un país en paz…
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