El equipo de baloncesto profesional, ejemplo a seguir por la dirigencia y la comunidad del departamento.
Por Eddie Xavier Bermúdez Marcelin, magister en Ciencia Política y Liderazgo Democrático (C)*. Especial para Color de Colombia.
Hace poco más de un año escribí en este mismo espacio un artículo llamado “Nuevo Chocó: este sudor es distinto”, donde hice referencia al naciente equipo de baloncesto del departamento del Chocó.
Fui enfático en resaltar que se configuraba un hecho histórico, entre otras cosas por ser la primera vez que el Chocó participaba a nivel profesional en un torneo de baloncesto, pero debo decir que, si la primera versión de “Nuevo Chocó”, hoy en día llamados “Cimarrones del Nuevo Chocó” fue histórica, esta segunda versión es épica por las siguientes razones.
Es una afortunada coincidencia que Cimarrones Team esté realizando un desempeño notable en momentos en los cuales el departamento debe tomar decisiones determinantes hacia el futuro, debido al presente critico por el que está atravesando.
Lo épico de Cimarrones Team sirve de ejemplo para la clase dirigente y comunidad en general del Chocó. El Chocó puede aprender mucho de Cimarrones Team, solo si los miran como algo más que un equipo de baloncesto.
La historia nos ha enseñado que a través del deporte se logra la armonía de sociedades que han estado divididas y con objetivos diferentes. Hablo puntualmente de Mandela en Sudáfrica y su selección de rugby: un ejemplo claro de transformación y unidad a través del deporte.
Edgar Moreno, el líder y capitán de Cimarrones Team, es chocoano, formado con los valores tradicionales de las familias chocoanas: respeto por el mayor, disciplina en las responsabilidades y algo muy importante, “libertad para soñar”.
Edgar Moreno y el grupo de chocoanos que hacen parte de Cimarrones Team representan a los individuos de la sociedad chocoana, que tienen un gran reto: encontrarse como equipo, pues priman sus individualidades antes que la colectividad. En Cimarrones es todo lo contrario.
Cimarrones Team está conformado en su gran mayoría por chocoanos, refuerzos del interior del país, un venezolano y algunos gringos. Es bastante interesante ver la armonía de estos jugadores nacidos en lugares diferentes pero con una misma pasión y objetivo: “la victoria”.
De ahí podemos resaltar la importancia de apoyarnos en aliados que nos ayuden en el logro de nuestros objetivos. Está claro que cuando buscamos apoyo el camino se hace mas corto.
Esta segunda versión del equipo es, sin lugar a dudas, mucho mejor que la primera. En rendimiento individual y colectivo; en estrategia, y eso es debido a lo siguiente: continuidad en el proceso.
Es un ejemplo claro de los beneficios cuando se realizan procesos ininterrumpidos. Los cimientos del equipo que participó en Nuevo Chocó son los mismos bajo los cuales está soportado Cimarrones.
En lo personal, lo que más admiro del equipo es su capacidad para sobreponerse cuando juega de local, su capacidad de entregarlo todo hasta el final, la determinación con la cual sudan la camiseta entendiendo que de su desempeño depende no solo su “salario”, sino la felicidad, el orgullo y la dignidad de un pueblo.
Comprenden de principio a fin que juegan en el equipo más grande de Colombia: “el del Chocó” y por eso hacen respetar la casa a cualquier costo, no con faltas, ni juego brusco, sino con estrategia, unidad, entrega. Es la muestra más comprometida de respeto por su tierra.
Pienso que esta es la mayor enseñanza que el equipo le deja al Chocó: “Respeto y Unidad”. Cimarrones es el proyecto más incluyente que tiene el Chocó; es apoyado por la diversidad política, social, generacional del Chocó; todos apoyan al equipo.
Hoy en día el equipo está en los plays offs; de continuar como va de seguro será campeón, pero sea o no campeón, la victoria más grande es el cúmulo de las enseñanzas recibidas.
* Participante del programa “100 nuevas plumas en el Bicentenario, 2010-2021″.
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