Estructura organizacional, liderazgo definido y nueva mentalidad ganadora, claves del éxito en la clasificación al mundial de fútbol.
Por Andrés Fernando Quejada Sánchez, estudiante de Administración de Negocios de EAFIT*, Medellín. Especial para Color de Colombia.
La clasificación de la Selección Colombia al Mundial de Brasil 2014, después de 16 años de no ir, revirtió la desilusión y la falta de apoyo del país hacia la selección, que crecía de forma incontrolable a través de las nuevas generaciones.
Imposible olvidar aquellas épocas en que escuchar frases como: “¿para qué veo partidos de esta selección?”, “¡No están en nada!”, eran el pan diario cuando los jugadores salían a representar a un país falto de pasión, alegría, entusiasmo y sin mucha esperanza frente a la participación en un mundial de fútbol.
Pero, ¿qué cambio estructural y emocional tuvo este equipo que lo llevó a conseguir el tan anhelado objetivo?
Creo que la razón fundamental es el establecimiento de una estructura organizacional que inspira respeto, un liderazgo definido y una nueva mentalidad ganadora, basada en el desarrollo de las potencialidades individuales de los jugadores, en procura de un colectivo que logre cosas importantes.
Para nadie es un secreto que la contratación del técnico argentino José Néstor Pekerman ha sido pieza clave en el engranaje de un equipo estructurado, con objetivos y metas claras. Surge entonces la pregunta: ¿por qué con los anteriores directores técnicos no se vieron buenos resultados?
Quizá la mentalidad a la hora de plantear y organizar estrategias por parte de estos para conseguir la clasificación a un mundial, no era lo suficientemente ambiciosa y apta para la participación en él, siendo esto un grave problema.
La selección actual ha demostrado un cambio total, tanto emocional como estructuralmente, representando al país de una forma seria y digna de emular, luchando en cada partido para la recuperación de una ilusión que por muchos años se había perdido.
Un ejemplo de lucha se vio el 16 de octubre de 2013, en Barranquilla. Al término del primer tiempo, el equipo colombiano perdía 0-3 frente a Chile, con una actuación espantosa en toda la primera mitad.
Pero en el camerino todo cambió. La motivación, las ganas de salir victoriosos de ese estadio copado de hinchas que no perdían la fe, pese a ese mal primer tiempo, se incrementaron de forma impresionante. Influyeron cada una de las palabras que salieron de la boca del DT Pékerman.
Al comienzo del entretiempo, el DT pidió silencio absoluto por varios minutos, un gesto para que el seleccionado pensara qué se había hecho mal. Luego de esto, empezó a dar un mensaje de confianza, de apoyo para sus jugadores, en vez de criticarlos por su mala actuación.
Esto fue un factor fundamental para que Colombia saliera con una mentalidad diferente a ese campo. La energía y voz de esperanza que transmitió el director técnico al seleccionado, fue lo que permitió un empate 3-3 en este partido y rubricar la clasificación.
Aquí es donde se ve el cambio emocional del equipo frente a las selecciones anteriores. ¡No había esa voz de aliento, de motivación que pudiera darles un empuje cuando lo estuvieran necesitando, de forma que se reflejara en la cancha!
Por ejemplo, dicen que la selección cuando era dirigida por Hernán Darío Gómez, era levantada por un montón de palabras ofensivas y vulgaridades, cuyos efectos se veían el resultado obtenido en el césped.
La gran labor que ha hecho este director técnico se ve en el mejoramiento organizacional de la selección. Su claridad para ver el juego y enfrentar a los rivales ha sido de los aportes más importantes en todo su recorrido por el banquillo colombiano.
En definitiva, la persona que rechazó más de 15 propuestas para pertenecer a equipos distintos a Colombia y con mejor posición económica, llamado José Néstor Pekerman, es hoy quien con el mando de la selección colombiana nos da la alegría, motivación y satisfacción de saber que estamos otra vez en un mundial de fútbol luego de una larga espera.
Pekerman hizo el cambio perfecto en los corazones de los jugadores, para dar aún más que el todo en cada partido que se juega.
Tiene razón el exdirector técnico Hernán Darío Gómez cuando dice que la camiseta de la Selección Colombia pesa 15 kilos, pues la responsabilidad y el compromiso con el país es tan grande que la presión de este invade cada rincón del equipo.
Sin embargo, esa presión y responsabilidad se hacen más ligeras cuando se cuenta con un líder positivo, una organización bien definida y una planeación adecuada para alcanzar la meta trazada.
*Participante en el programa “100 nuevas plumas en el Bicentenario 2010-2021”.
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