Con los 90 años del escritor Arnoldo Palacios, 12 personajes para recordar este año.
La Fundación Color de Colombia invita a recordar en la memoria de los colombianos a estos personajes de la población negra que enaltecieron la cultura y la política de nuestro país:
Tres grandes poetas: Candelario Obeso, nacido en Mompox (165 años de su natalicio); Jorge Artel, cartagenero (20 años de su muerte) y Helcías Martán Góngora, caucano (30 años de su muerte).
Un novelista e intelectual: Manuel Zapata Olivella, cordobés (10 años de su muerte).
Dos ministros: Luis A. Robles, guajiro, el primer ministro negro de Colombia, en 1876 (165 años de su natalicio) y Adán Arriaga Andrade, chocoano, ministro del Trabajo de López Pumarejo (20 años de su muerte).
Un músico: Alejo Durán, cesarense, un grande del vallenato (25 años de su muerte)
Cuatro eximios líderes políticos: Diego Luis Córdoba, chocoano (50 años de su muerte); Natanael Díaz, caucano (50 años de su muerte); Néstor Urbano Tenorio, líder histórico de Buenaventura (un siglo de su natalicio); y Daniel Valois Arce, chocoano (25 años de su muerte).
Arnoldo Palacios
Nacido en el Chocó en 1924, es considerado el “padre fundador de la novelística afrocolombiana”.
El autor de Las estrellas son negras (1949), La selva y la lluvia y del relato autobiográfico Buscando mi madredeDios se encuentra en Bogotá, proveniente de Francia, donde reside hace más de 50 años.
De acuerdo con la Biblioteca de la Literatura Afrocolombiana, editada por el Ministerio de Cultura, “Las estrellas son negras, traducida a varios idiomas, ha sido relativamente ignorada en el inventario crítico de la novela colombiana.
Palacios hace que el protagonista, Irra, hable desde el interior de su tragedia. En las veinticuatro horas que relata, lo que conmueve no es tanto la pobreza sino los estragos mentales que provoca.
La parquedad y la maestría de su narración objetiva la ubican en el centro del cambio que entonces se operaba en la escritura de novelas en Colombia.
Sin embargo, hoy es reconocida como un libro esencial para la literatura colombiana”.
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