Se jubila un grande del periodismo del Chocó, Carlos ‘El Mono’ Díaz Carrasco
Rara avis que dejó huella en su tierra: rubio, conservador, insobornablemente independiente de las roscas políticas, dirigió a Caracol y Todelar en el Chocó, fundó periódicos y nadie como él les dio «rejo a los torcidos».
Tras 35 años de trayectoria periodística, cierra el periódico El Manduco para concentrarse en una batalla por su salud.
Por allá en 1975 comenzó en Quibdó con el espacio radial «5 minutos con El Mono«, que duró hasta noviembre de 2009, cuando las directivas de la emisora La Voz del Chocó evidentemente consideraron que ya estaba bien de pisar callos a diario de gentes importantes de la política y el sector público.
Mantuvo por mucho tiempo espacios de gran sintonía como La Cantaleta y Mesa Revuelta. Es justo decir que dictó cátedra de periodismo radial, pues muchos de los que trabajaron con él están hoy al frente de los medios.
En prensa escrita fue director de los periódicos EL GODO, PIRAMIDE NUEVE (también órgano conservador), CITARA y EL MANDUCO. Éste último, cuyo nombre hacía alusión al «instrumento de madera con el que se golpea la ropa para sacarle la suciedad», circuló durante 10 años de manera ininterrumpida.
Recientemente, un columnista del semanario Chocó 7 Días, Mena Mena, escribió que «El Manduco golpeó, bajo el estilo y manera de su director. Ello tuvo censura y sequía económica en la publicidad».
Al tiempo, El Mono también blandía su manduco ocasionalmente con comentarios en El Colombiano, de Medellín, sobre temas del Chocó y nacionales.
Fue servidor del deporte chocoano como creador de los Juegos Deportivos del Litoral Pacífico, acogidos por el gobierno de Alfonso López Michelsen, a través de la Ley 10 de 1975. En la primera mitad de los 80s ocupó cargos de importancia en la Gobernación del Chocó.
Este chocoano, que vivió 63 años en su tierra antes de residenciarse en Cali y Medellín, nació «accidentalmente» en La Cumbre, Valle del Cauca, en 1937. Su padre y su madre, Delfino Díaz Mendoza y Carmelita Carrasco, eran chocoanos como sus hijos.
Casado desde hace casi 50 años con Teresita Cañadas, tiene cinco hijos, Carlos Vicente, Gonzalo (periodista), Jorge, Jhon e Ingrid.
Como dijera Mena Mena, «los periódicos que han participado en la lidia noble de limpiar nuestras estructuras morales, no mueren definitivamente: alguien los recuerda con grata satisfacción. En su lucha por la vida, todos somos solidarios en pedirle al cielo por su mejoría».
La Fundación Color de Colombia le rinde este pequeño homenaje. La alianza de medios locales de Afro, VoteBien extrañará sus análisis punzantes e informados.
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