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Las ciencias del espacio son dinamizadoras del desarrollo de los países porque en el proceso de comprensión de nuestro lugar en el cosmos la astronomía ha contribuido al progreso tecnológico.

En la búsqueda de respuestas a los interrogantes que plantea el Sistema Solar, la Vía Láctea y el universo, el desarrollo tecnológico derivado de la astronomía ha sido responsable de moldear buena parte de lo que disfruta la sociedad moderna, como computadores personales, satélites de comunicación, GPS, telefonía celular, paneles solares, escáneres y muchas cosas más.

La astronomía tiene la capacidad de introducir a los niños y a los jóvenes en la ciencia, pero “en Colombia las ciencias del espacio están muy desconectadas de la sociedad”, asegura Edwin Andrés Quintero, director del Grupo de Investigación en Astronomía de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), quien explica que estos temas no hacen parte del contenido obligatorio en las escuelas y colegios porque desde las políticas estatales hay deficiencia en la difusión.

“Cuando llegamos a los colegios con este tipo de temas, prácticamente son nuevos y generan gran aceptación entre los niños, porque para ellos es sorprendente”, comenta Quintero y explica que entre la ciudadanía en general la situación es más precaria porque desconoce principios básicos de los fenómenos astronómicos, debido a que no se tiene una sociedad con cultura científica.

Según el Departamento Nacional de Planeación, entre los años 2011 y 2016 Colombia invirtió en promedio alrededor de 3.000 millones de pesos en temas espaciales, la más baja de la región. Y en el 2017 el país invirtió en exploración y explotación del espacio menos del 1 % del PIB, la más baja inversión entre los países de la OCDE.

El Grupo de Astrofísica Orión de la UTP realiza continuamente actividades pedagógicas sobre astronomía en los colegios y parques de todos los municipios de Risaralda. “En las plazas uno se da cuenta que las personas ven ese conocimiento como accesorio, no como un elemento fundamental para el desarrollo. Es como si no jugara ningún papel y fuera irrelevante”, comenta Quintero. La consecuencia de la falta de cultura científica de la sociedad y de las familias es que frustra la pasión que los niños y los jóvenes expresan por las ciencias del espacio.

“Nuestra sociedad está basada principalmente en la generación de materias primas y en el comercio. Como no se hace evidente la necesidad de generar tecnologías para transformar esas materias primas o para generar valor agregado, entonces la ciencia es vista como un accesorio, a tal punto que el contenido científico en términos informativos muchas veces lo presentan los programas o las secciones de entretenimiento”. Además, la opinión generalizada de la sociedad colombiana es que las investigaciones sobre temas del espacio son un desperdicio de dinero.

Ese distanciamiento que hay entre la sociedad colombiana y las ciencias del espacio beneficia la proliferación de creencias en supersticiones y conspiraciones. “Cala más la idea de la influencia de las constelaciones en la vida de las personas, que la estructura de nuestro Sistema Solar y de nuestra galaxia. Cala más que el alunizaje de 1969 fue un montaje, que los grandes beneficios tecnológicos que le trajo a Estados Unidos ese conjunto de misiones Apolo”, se queja el investigador.

Adicional a las observaciones del profesor Quintero, el nuevo CONPES 3983 de 2020, Política de Desarrollo Espacial, reconoce que el problema estructural que presenta el sector espacial en Colombia es la ausencia de información, lo que significa un reto importante para el planteamiento de una política pública basada en evidencia que permita caracterizar este sector. Esa carencia de información genera ausencia de una visión estratégica de largo plazo en el sector espacial, falta de dimensionamiento y de estrategias para superar barreras de entrada a la iniciativa privada basada en tecnologías espaciales, debilidad institucional para la articulación de diferentes instancias y actores, y falta de eficiencia en el gasto público de servicios satelitales.

La investigación de las ciencias del espacio acelera el desarrollo tecnológico de los países. “No conozco retos más grandes para el pensamiento humano que poner un robot a recolectar muestras en marte o enviar una nave espacial hasta las fronteras del Sistema Solar. Cuando un país se impone un reto así, tienen que confluir muchos campos y sectores como la física, la matemática, la ingeniería, la ciencia de los materiales, entre muchas otros. Como son tantos los campos que confluyen, se necesita un gran desarrollo porque muchos de los problemas que hay que solucionar no se han resuelto nunca. Por ejemplo, si vamos a aterrizar una nave en un cometa, pero nunca habíamos aterrizado una nave en un objeto que emana permanentemente roca y polvo, entonces hay que hacer desarrollos nuevos y eso jalona la tecnología, lo que impulsa el sector industrial”, dice Quintero.

Esas investigaciones espaciales han permitido el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, como las redes de GPS y las cámaras ICD, que fueron inventos que nacieron para la astronomía pero que hoy están incluidos en todos los teléfonos celulares. Otros desarrollos tecnológicos que proceden de la astronomía son los microchips, los objetos inalámbricos, la televisión por satélite, los detectores de humo, los filtros para el agua, los brackets transparentes y muchos más.

En el año 2019 el Gobierno Nacional conformó la Misión Internacional de Sabios, integrada por expertos independientes en diferentes campos y de diferentes nacionalidades, para que trazara una hoja de ruta para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia. Una de las conclusiones de la Misión es que en el país la infraestructura de apropiación social para la ciencia es escasa y que el acceso de los niños a interactuar con la ciencia es un derecho.

La Misión propuso que se forme progresivamente, y con el apoyo de personas especializadas, una red distribuida de museos y otros espacios interactivos basados en distintas temáticas y aproximaciones que despierten las vocaciones científicas y de desarrollo tecnológico, complementada con medios digitales que aseguren el acceso a estos recursos por parte de niños y adultos, independientemente de donde se encuentren.

En ese sentido, la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) tiene un observatorio astronómico certificado con código de calidad de la Unión Astronómica Internacional y es el único observatorio colombiano con un sistema de monitoreo de clima espacial validado y certificado por Stanford Solar Center. La UTP desarrolla actualmente el proyecto para la construcción del nuevo Observatorio Astronómico de Risaralda, más amplio que el actual, donde podrá continuar con el programa de seguimiento de cuerpos menores del Sistema Solar y con las actividades de divulgación y de formación con muchos más estudiantes de primaria, secundaria y universidad.

Conseguir que la ciencia y los saberes lleguen y se intercambien con toda la población es necesario en una sociedad que aspira a darle un rol prominente al conocimiento.

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PERFIL
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Administrador ambiental de la Universidad Tecnológica de Pereira, con maestrías en urbanismo, del Instituto de Urbanismo de París, y en periodismo, de la Universidad de San Andrés y el diario Clarín de Argentina.

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Comienzo por lo que me trajo aquí:



Me encantan, estos avances. Me encantan.

The interpreter (para nosotros, La intérprete, y como cosa rara, el título en español significa lo mismo que en el idioma original) es un filme dirigido por el estadounidense Sydney Pollack, estrenado en cines en dos mil cinco. El guión condujo a Pollack a grabar en las propias instalaciones de la ONU (localizadas en territorio internacional dentro de Nueva York), una historia con tintes políticos que recuerdan la situación más o menos reciente del actual presidente de Zimbabwe.

Estaba viendo hace unas horas cierta película francesa realizada exclusivamente para televisión hace unos años, no muy conocida por cierto, y me asaltó una duda que tenía desde hace un tiempo y que se avivó luego de ver La intérprete. La duda es la siguiente:

Lo más seguro es que todos conozcamos el aviso que aparece, usualmente escondido al final de los créditos de algunas películas, que dice lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Los hechos relatados en esta película son puramente ficticios y no deben relacionarse con eventos pasados, actuales o futuros. (...) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
Yo me pregunto: luego de ver una película que parece un documental acerca de una situación actual, ya sea ésta una realidad o no, ¿qué sentido tiene recurrir a este mensaje, si de cualquier manera los espectadores van a hacer la relación?

Es claro, hay que decir, que no todo el mundo tiene por qué captar estos parecidos. Pero los que sí los captan, lo comunican a los demás, y al final la película pasa a verse como lo que realmente es: una crítica por parte del realizador hacia una situación en particular. Punto. No importa qué tan imparcial se pretenda ser, haciendo uso del mencionado avisito.

En fin, no entiendo esta actitud, si de verdad algunos pretenden protegerse bajo dicho mensaje. Quisiera creer que lo colocan no porque no pretendan dar la cara luego de dar la opinión, sino porque es una especie de requisito, un asunto legal de obligatoria aparición al final de todos los créditos de todas las películas de todos los géneros. Aunque al final, sólo quien tuvo la idea de escribir la historia como quedó escrita es quien sabe qué opinión tiene.

Él y sólo él.

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Sobre la película, hay un dato lingüístico interesante; se creó un lenguaje nuevo (lo llamaron "Ku"), con sus propias palabras, conjugaciones, reglas... es decir, un lenguaje aparte, sostenible por sí solo, basado en lenguajes existentes en el sur de África, pero que "aunque sería reconocido por habitantes de la zona (...), los confundiría", debido a su estructura gramatical, leo por aquí. En todas partes encuentro que el creador de este lenguaje es Said el-Gheithy, director del Centre for African Language Learning en Londres. En general, no encuentro muchas críticas positivas para la película, pero a mí me gustó.

Me encanta leer la columna Contravía, escrita por Eduardo Escobar. Y la de hoy termina con una reflexión que encuentro parecida a cierto diálogo de La intérprete. Aquí va el diálogo, para terminar y dejar de ocupar su tiempo, estimado lector. Lo traduzco burdamente, pero espero que se mantenga la idea.

Silvia Broome: (...) Siempre que alguien pierde a un ser querido, quiere vengarse de alguien más, o de Dios, a falta de alguien. Pero en África, en Matobo, los Ku creen que la única manera de poner fin al dolor es salvando una vida. Si alguien es asesinado, luego de un año de duelo se realiza un ritual llamado "la fiesta del ahogado". Se hace una fiesta durante toda la noche, junto al río. Al amanecer, el asesino es montado en un bote. Se lleva al agua y se le tira allí, amarrado, para que no pueda nadar. Entonces la familia doliente debe tomar una decisión; pueden dejar que se ahogue, o pueden lanzarse a salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue, se hará justicia, pero pasarán el resto de sus vidas de duelo. Pero si lo salvan, entonces admitirán que la vida no siempre es es justa, y a cambio ese acto los liberará del dolor.


dancastell89@gmail.com

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Hace cien años, el día 11 del mes 11, a las(...)

1 Comentarios
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  1. Es muy difícil que se invierta en Ciencia y Tecnología, sobre todo en ciencias básicas, cuando Colombia ni siquiera tiene empresas que aporten en innovación de ingeniería. En Latinoamérica, en general, se importan metodologías de paises que tiene esa capacidad. Para generar todo lo que usted dice, se necesitan procesos más complicados que se desarrollan, en su mayoría, con maquinaria e indumentaria que es costosa, muy costosa, y que son financiadas en su mayoría por el sector privado. El problema no es solo generar curiosidad, es también un tema de infrastructura y capacidad de despilfarrar para los juguetes. Si está interesado en hablar del tema, puede contactarme.

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