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Manuel Molina es
coordinador de proyectos en el grupo de investigación sobre economía de la
educación ELEDUCA (www.eleduca.com) de la
Universidad San Pablo CEU de Madrid (España). A raíz de la reciente polémica
suscita en España por el Ministro de Educación, José Ignacio Wert, publicamos
esta entrevista en la que el experto aboga por un estado que promueva la
libertad educativa fijando una serie de competencias/conocimientos educativos mínimos
pero que, en cuanto a criterios pedagógicos se refiere, permita la aplicación
de metodologías de enseñanza de manera autónoma y libre. Opina que el cheque
educativo en Colombia ha dado buenos resultados.
PREGUNTA.- ¿Qué
opinión tiene de las tics? ¿Más tics significa mejor educativo en las aulas?
RESPUESTA.- Miembros
del Grupo de Investigación ELEDUCA hemos realizado un estudio sobre el impacto
de las TIC en el rendimiento académico del alumnado en España. Resulta curioso
como el tener ordenador en casa supone obtener del orden de 25 a 30 puntos más
en la prueba realizadas por PISA, también el disponer de conexión a Internet(
15 puntos). En cambio, el disponer de nuevas tecnologías en las aulas no
produce una mejora en la puntuación obtenida en PISA. La literatura científica
avala que la contribución de las TIC en las aulas está condicionada por la
actitud que el profesorado tenga hacia las mismas. La efectividad de las mismas
tendrá que venir acompañada una formación del docente para sus uso, así como de
una actitud proactiva hacia las mismas.
P.- Las tablets en
las aulas están de moda. ¿No es un «locura» no exenta de intereses?
R.- Es pronto para
emitir un juicio. En España hay centros privados que están apostando por esta
práctica (una tablet por alumno), abonando grandes cantidades de dinero para su
puesta en marcha (equipo de mantenimiento, formación del profesorado…). Es sin
lugar a duda algo novedoso. Su buena puesta en marcha estará condicionada por
la metodología de las clases en lo que a su uso se refiere. La actitud que el
docente tenga hacia la misma será clave en su implantación.
P.- ¿Qué nota pones
al sistema educativo español?
R.- No me atrevería a poner una nota exacta al sistema educativo español. En su
intento por hacer un sistema accesible todo el mundo, lo cual es algo positivo,
el sistema educativo español ha confundido equidad con homogeneidad, lo cual a
mi parecer, no es tan bueno. Se ha
tratado de igualar a todo el mundo en lo que a conocimiento y destrezas se
refiere, muchas veces por lo bajo, produciendo situaciones injustas como en las
que el alumno con potencial se ha visto penalizado. Por otro lado, cabe
destacar el mayor acceso a la educación de las clases más bajas a lo largo de
las últimas décadas, siendo éste un punto fuerte de nuestro sistema educativo.
P.- ¿Y el profesorado español saca buena nota?
R.- El gran problema del profesorado
español radica en que no existen buenos criterios de selección del mismo. Hay
que redefinirlos. La excesiva burocratización impide que los centros públicos
puedan proponer perfiles para la selección de su profesorado, o que los mismos
profesores puedan elegir el centro en el que trabajar según el interés que en
ellos despierten dichos proyectos, algo que garantizaría la continuidad de las
investigaciones comenzadas. Así, es fácil que los buenos profesores estén
desmotivados.
P.- Se ha armado una «gorda» con Wert,
el Ministro de Educación, y sus declaraciones sobre la necesidad de nuevos
criterios de excelencia en la política de becas. ¿Está de acuerdo con él o con
los que le critican?
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R.- En
España, tanto la educación preuniversitaria como la universitaria son
gratuitas. No entiendo la polémica que han suscitado las palabras de Ministro
Wert acerca de elevar la nota media para poder acceder a una beca durante los
estudio universitarios (de un 5 a un 6,5 sobre 10). Aquellos que critican estas
declaraciones deberían ser conscientes de que en un estado en el que la
educación es gratuita (las tasas universitarias no alcanzan el 15% del coste
real de la educación en España) las becas son consideradas un sueldo, mediante
el cual el Estado paga una remuneración al alumno para que estudie. Me parece
acertado subir el criterio para la renovación de estas becas (salario público),
ya que no se puede otorgar mediante el dinero del contribuyente, una asignación
por el mero hecho de estudiar a todo el mundo que acredite un determinado nivel
de renta. El Estado debe apostar por la excelencia, o por lo menos intentarlo.
Aumentar los estándares no es ser menos equitativo.
P.- ¿Hay libertad
educativa en España?
R.- Bajo mi punto de
vista no la hay. Actualmente la gran mayoría de los contenidos educativos están
regulados bien por el Estado, o bien por las distintas comunidades autónomas
(CCAA), no dando opción a que sean los propios centros, los que los
establezcan, teniendo que aceptar los padres la educación estipulada por el
Gobierno de turno.
P.- ¿Quien debe
decidir los contenidos educativos preuniversitarios?
R.- Los padres
deberían ser el principal sujeto decisor de la educación de sus hijos.
Obviamente el Estado debe fijar una serie de contenidos educativos, de cara a
que se alcancen un mínimo de conocimientos comunes por parte del alumnado,
dando opción a que el resto de contenidos sean elegidos indirectamente por las
familias, mediante la elección del centro a la que estas deciden llevar a sus
hijos. No podemos permitir las altas
dosis de intervencionismo que con frecuencia se dan en un servicio como la
educación, ya que puede existir la tentación de manipulación por parte de las
autoridades públicas.
P.- Pero los padres
se equivocan gravemente y mucho…¿el Estado debe permitirlo?
R.- Por supuesto que
se equivocan, pero, ¿por qué presuponer que todos se equivocan?, y sobre todo,
¿no puede equivocarse el Estado? No propongo una anarquía en la que cada padre
opte por un modelo único totalmente distinto al resto. Creo en la libertad, no
en la imposición.
P.- ¿Qué sucede
actualmente en el caso español?
R.- En España los
padres (que con sus impuestos están pagando la educación pública de sus hijos)
están obligados a llevarlos al centro que les sea asignado por la autoridad
pública, con independencia de que coincidan o no con el ideario del centro. Si
por el contrario, deciden llevar a sus hijos a otro centro (por las razones que
sean: religiosas, de calidad del centro, cercanía con su trabajo…) tendrán que
costeárselo( al margen de los impuestos ya pagados) y enviarlos a un centro
privado, ya que el Estado solo da opción a que los alumnos vayan a un centro concreto.
Creo que habría que flexibilizar todos estos criterios, permitiendo que los
padres, que así lo deseen, puedan elegir, y no simplemente aceptar lo que desde
arriba les es impuesto. Estamos hablando de algo tan serio como la educación,
que representa las bases y el futuro de la sociedad.
P.- ¿Qué modelo
educativo propones?
R.- Propongo que se
fomente la competencia entre centros. Para ello se deberían hacer públicos los
resultados académicos de los centros educativos, así como los contenidos que en
ellos se imparten, de forma que con toda esa información los padres (clientes)
podrían optar por un centro u otro. Obviamente, para ello habría que dotar de
una mayor libertad a los centros en lo que a planteamientos pedagógicos y
contenidos educativos se refiere. Al
igual que en otros sectores, esta mayor competencia dará lugar a un incremento
de la calidad del servicio ofrecido. Estas medidas podrían ir acompañadas de
unos controles externos (evaluaciones) sobre los conocimientos adquiridos por
parte del alumno.
P.- Habrá padres que
se dejen llevar por el efecto inercia…
R.- Sí, es probable,
pero no olvidemos que siempre deberá haber unos contenidos/materias comunes en
todos los centros educativos, los cuales deberán ser respetados. Por poner un
ejemplo, en la Comunidad de Madrid se está llevando a cabo un modelo similar al
propuesto, habiéndose considerado el total del territorio cómo una zona única,
pudiendo los padres optar por cualquier centro educativo dentro de la región,
en base a un sistema de puntos establecido por la propia Comunidad. Creo que
este modelo es de lo mejor que hay actualmente en España.
P.- ¿Cuál es el
modelo de eficiencia que propones? ¿Es viable en Latinoamérica?
R.- En cuanto al nivel de eficiencia
del sistema educativo español se han detectado una serie de problemas que
afectan a muchos de los factores, tanto tangibles como intangibles, que lo
condicionan. Por ejemplo, cabe destacar el bajo aprovechamiento de las
infraestructuras TIC, motivado en muchas ocasiones por la falta de
conocimientos que el profesorado tiene sobre las mismas. Se ha comprobado cómo
el uso de las TIC en las familias es mayor al uso que se da en las escuelas
pese a que las cuantías que éstas dotan para las mismas son mayores. A este mal
uso de los recursos existentes se unen otros factores como la falta de libertad
de los centros para intervenir en el proceso de selección del profesorado y la
falta de incentivos que motiven a los docentes, así como la falta de
competencia entre centros. Redefinir el modelo
para conseguir una mejora en la eficiencia pasa por esto último: introducir
herramientas de mercado en el sistema educativo. Por ejemplo, en un país como
Colombia, donde se dio pie a políticas similares mediante la introducción del
cheque escolar a finales de los 90, se vio como los alumnos que tuvieron acceso al mismo (de bajos
recursos económicos en su mayoría) mejoraron sus resultados académicos. También
en Chile se han dado políticas parecidas con resultados similares.
@pabloalamo
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