¿Jaque a la industria farmacéutica? ¿Llegó la hora del cannabis?
¿Jaque a la industria farmacéutica? ¿Llegó la hora del cannabis?
Cannabis: ¿De “mata que mata” a prodigioso elixir?
El voraz monopolio farmacéutico pareciera estar más nervioso que nunca con el reciente apogeo del cannabis medicinal. La fuerza que está cogiendo la polémica hierba ahora con efectos benéficos, todo indica suficientemente acreditados, empieza a sumar cada día más adeptos.
A velocidad desbordante los casos de gente que recurre al cannabis para solventar su viacrucis personal de salud, impacta sobremanera. Personalmente conozco muy de cerca a pacientes que han hallado en esta alternativa “delirante” una efectiva forma de mitigar sus dolencias.
Y lo más extraordinario, en medio de lo que pareciera estar constituyéndose como una incontrovertible realidad, es que, por ejemplo, ciertos tipos de aceite extraído de las semillas de cáñamo del cannabis en cuya elaboración se aísla el cannabinoide THC (psicoactivo en esencia) y se trabaja aprovechando ante todo las bondades del compuesto CBD (característico de aplicaciones medicinales y/o farmacéuticas), realizan su función terapeuta sin ese odioso efecto colateral que habitualmente traen los fármacos ordinarios, que no son más que aquella basura funesta (medicamentos que drogan en todo el sentido de la acepción) que habitualmente nos prescriben los galenos (con “soberbias” excepciones por supuesto) cargada de buenos propósitos (nadie lo está negando), como también a veces de buenos resultados; pero en un 99% contagiada de efectos contraproducentes y el maldito daño colateral irreversible.
Tan seducido tiene al mundo el cannabis medicinal y la demanda in crescendo no solo de pacientes terminales (en estado mórbido o crítico, sino de personas que, lejos de estar ahogándose en el asqueroso mundo del vicio, buscan desintoxicarse o beneficiarse de la manera que sea, sin narcotizarse) que incluso, según un reporte de Bloomberg, la misma insaciable industria farmaceuta y otras nocivas fábricas para la salud humana (tabacos, licor, bebidas azucaradas entre otras) quieren entrar ya en el negocio, verbigracia: Constellation Brands (Cerveza Corona y Modelo entre otras), Anheuser – Bush InBev, Coca Cola, Altria Group y Novartis.
(Qué barbaridad, con cara ganan y con sello, también.)
Sobrecoge placenteramente leer por ejemplo, las declaraciones de Carol Ortega -CEO y fundadora de Muisca Capital Group (firma latina de manejo de inversión dentro de la emergente industria legal de cannabis de Estados Unidos)- quien afirma tajante que la desinformación que existe en Colombia en torno a los múltiples beneficios del cannabis medicinal es inaudita. En entrevista con la Revista Dinero a finales del año pasado, Carol resaltó que, no solo la ignorancia por parte de la comunidad científica y de la comunidad en general es enorme, sino que, sumado a la falsa percepción que por décadas ha existido y sigue vigente con respecto al perfil del consumidor de cannabis, “solo 1 de cada 10 médicos en Colombia sabe acerca del espléndido y provechoso sistema endocannabinoide.”
La triunfante empresaria exhorta tanto a la academia como a la comunidad médica a actualizarse y empaparse de todo cuanto envuelva a la emergente industria so pena de obstruir el cerco para aquellos emprendedores que busquen apuntalar sus esfuerzos incursionando en lo que ella llama el descubrimiento más grande de la historia contemporánea. Concluye la fundadora de la Red de Emprendedores de Cannabicos de Colombia afirmando que «aprovechando la vigencia de la fortalecida legislación actual, la Nación tiene una preciosa oportunidad de impulsar la investigación científica en varios frentes».
Ciertamente desde que en el territorio colombiano se definió el espectro normativo que permite el acceso al uso médico y científico del cannabis medicinal, una euforia ha empezado a propagarse en el país. El marco legal quedó consignado en la ley 1787 de 2016 y el decreto 613 de 2017.
Personalmente me confieso un espectador sorprendido de los mordiscos que lleva dando el cannabis medicinal en su inequívoco propósito de querer devorarse el mundo. Mi ignorancia me llevó a creer que la “planta sagrada” jamás iba a hallar una plataforma desde la cual reivindicar su pésima reputación. Durante más de 25 años la he asociado con lo peor. Evidentemente aquí en Colombia el repudio que se ha ganado no es gratuito. Reconociendo en todo caso que seguramente, la planta en si no debería ostentar ese “INRI” adjudicado más bien forzosamente por el nauseabundo negocio del narcotráfico y las putrefactas destrezas de la narco mafia.
De tal manera que me resulta interesante saber que la industrialización del cannabis medicinal o legal, mejor, no solamente vislumbra las fases primarias de la industria, a saber: cultivo, extracción o refinería de aceites y demás, sino que puede llegar a envolver excelentes oportunidades en procesos de organización de semillas, resultados farmacéuticos, laboratorios de testeo analítico, arquitectura y construcción cannábica, fertilizantes, abonos y nutrientes; hasta, incluso, evidenciados alcances en el campo textil (fibras de cáñamo) biotecnología, tecnologías de cultivo controladas, robótica, cosmética, tecnologías de impresión en 3D y etc.
Esta exhibición actual de progreso de una planta resuelta a reclamar lo que por mucho tiempo le han arrebatado o no le han querido avalar, ha venido involucrando en Colombia a grandes exponentes de la industria nacional que, aprovechando extenuantes coyunturas actuales, no quieren quedarse por fuera de ese sensacional tránsito de lo ilegal a lo legal que en los tiempos actuales lidera con gran encomio el cannabis.
Es así como animados por las bondades del negocio, arroceros, floricultores, cafeteros y hasta ingenieros civiles aprovechando el favorable cosmos legal presente y la mayúscula perspectiva de legalización, hoy rozagante y en subida tanto en Canadá como Estados Unidos, han ido invirtiendo grandes sumas en siembra, semillas y otros insumos. La fiebre de negocios en Colombia y en el exterior de la mano con alianzas y fusiones empresariales de gran calado, están haciendo que el mundo empiece a ver al país como potencia y asiento de gran fortuna en la vertiginosa y mundial carrera en ascenso del cannabis medicinal.
En Colombia la explosión en la demanda de solicitud de licencias y permisos para el cultivo de semillas, fabricación, distribución y venta tiene al Ministerio de Justicia tan excitado como agobiado.
Diversas fuentes hablan de mucho más de una veintena de empresas locales ya consolidadas y cientos de licencias tanto para uso de semillas y cultivo de plantas de cannabis psicoactivo (THC) como para la siembra del cannabis no psicoactivo (CBD). Tal como lo señaló en su momento aquél copioso informe de la Revista Dinero, en la medida en que se vaya resolviendo el trancón de permisos en el ICA, las empresas podrán iniciar las exportaciones de aceites y extractos. Sin embargo los entes reguladores y el gobierno a través de las carteras involucradas hasta ahora han sido enfáticos en que las flores, materia prima de todos los productos, no se van a poder comercializar en el exterior.
Dando cierre a esta columna tan extensa, porque la abundancia del tema así pareciera exigirlo, solamente quiero reseñar unos datos, seguramente, de alta relevancia sin los cuales este blog quedaría incompleto. A saber:
Producir un gramo de flor en Colombia puede costar 5 centavos de dólar, mientras que en Canadá o Estados Unidos la cifra es de US$1,30 a US$2. La explicación es lógica: clima tropical que favorece el crecimiento de la planta, una mano de obra más barata y disponibilidad de grandes áreas de cultivo.
“Un invernadero puede requerir inversiones en Norteamérica por US$1,5 millones, mientras en Colombia puede ubicarse entre US$100.000 y US$200.000.”
Finalmente, quiero resaltar el caso de Khiron Life Science, compañía que produce y comercializa cannabis medicinal, con sede en Canadá y operación central en Colombia, que dio pasos importantes en ese frente al comprar el año pasado una IPS, el Instituto Latinoamericano de Neurología y Ciencia, que según el CEO de la compañía atiende a unos 100.000 pacientes al año. Otro de los planes de la empresa (tal como lo consignó en junio pasado en su artículo de prensa el periódico Portafolio) es construir Zerenia, una clínica para el tratamiento del dolor, epilepsia, esclerosis y otras patologías. “La idea con estas apuestas empresariales es recabar el mayor volumen de estudios científicos y, una vez cuenten con esas bases, abordar a las EPS en el año 2020 con una oferta sólida de productos, al menos esos son los planes.”
No hay que dejar pasar por alto conforme información consignada por El Tiempo en su artículo publicado el 26 de junio “Cannabis medicinal se perfila como tratamiento para la adicción”, que en junio la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) permitió su uso para el tratamiento de las convulsiones asociadas con dos formas raras y graves de epilepsia: el síndrome de Lennox-Gastaut y el síndrome de Dravet en pacientes mayores de dos años.
Y como si lo anterior fuera poco, con las muertes por sobredosis llegando a niveles insostenibles, los legisladores de Maryland, EE. UU, comenzaron a explorar a finales del 2018 si el cannabis medicinal podría ser efectivo en el tratamiento de adicciones a la heroína, Fentanilo y oxicodona.
Las cartas parecen estar sobre la mesa. Y los galgos ya partieron.
¿Podrá el cannabis reivindicar la aborrecible fama de la marihuana? odioso nombre del que la mayoría de los empresarios prefiere desmarcarse porque según muchos de ellos, esa hierba es sucia y alterada y no cumple ningún estándar de aseo ni cuidado.
“Es un cuento totalmente distinto” señaló un ejecutivo de Pharma Cielo, otro emporio de la industria cannabica.
Todo un «Big Bang» tanto para la Ley como para los desafíos médicos…
Fuentes de consulta:
La verdad es un tema que tiene mucho para analizarle; si todos los beneficios farmacéuticos que le están atribuyendo son reales, pues bienvenida
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Aura María, gracias por leer. Gracias por opinar y compartir. Bella noche.
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Buen artículo. Falto agregar que a la mesa le falta una pata y la del sector financiero. Este sector debe entrar en sintonía con esta industria. Su problema es que al.parecer no quieren arriesgar. Que primero arriesguen los demás y cuando veamos que hay utilidades, entonces ahora si entramos en el negocio. Bonita manera de ayudar a forjar país e industria.
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Gracias Yilver García por leer y opinar. Gracias por compartir. Descanse sr.
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Muy interesante el articulo Fernando . Felicitaciones. Algo que aun no creo sea claro, es el costo de producir un gr en Colombia. Con seguridad es muchísimo más bajo que en Canadá o Usa , pero que sea de 4 o 5 centavos por gr. Después de podrá corroborar mejor esta cifra. Gracias nuevamente. Una palabra clave para esta naciente y beneficiosa industria es Educación.
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Gracias Rubén por leer, opinar y compartir. Abrazo estrecho.
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hummm… la triunfante empresaria si tiene cultivos y genética propia en Colombia??? por que eso de pretender ser propietaria de la marca Colombia sin una mata sembrada… (cosa que debe ser propiedad de los que luchan por sacar este cultivo con todos los prejuicios que dispara cuando se nombra)…
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Respetada Ana Dueñas, gracias por leer, compartir y opinar. Bella tarde.
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Bueno
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Ya comenté y no aparece !!!
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Extraño eso. Vuelva y verifique por favor. No hemos recibido comentario suyo alguno antes de este. Gracias.
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En los muchos paises donde su uso recreativo está permitido, no se registran hechos violentos por su causa. Nadie ha muerto de una sobredosis de marihuiana, entonces, la verdad es que su mala fama es inmerecida.
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Gracias Miguel Joe por leer, opinar y compartir. Bella tarde.
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