Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Creada por IA

Creada por IA

 

Hay días en los que entro a redes sociales y siento que estoy viendo el mismo contenido repetido con diferentes caras. Como si todos estuviéramos recitando un mismo guión, pero con filtros distintos. Y no lo digo con juicio (yo también he seguido tendencias), lo digo con esa sensación de fondo que a veces me grita: “¿y esto… a quién le sirve realmente?”

Porque sí, lo viral tiene su magia. Nos da visibilidad, nos conecta, nos hace sentir parte. Pero hay una diferencia muy grande entre montarse a una tendencia con propósito y hacerlo solo para llenar el calendario de publicaciones. Entre decir algo y solo hacer ruido. Entre querer estar en todas y querer estar con sentido.

Las redes son un escenario gigante, pero no todos los que están hablando están diciendo algo. Y en medio de tanta información, el contenido que verdaderamente importa no es el que grita más fuerte, sino el que logra tocar una fibra. Ese que te hace detener el scroll, aunque sea por un segundo. El que te deja pensando. O sonriendo. O incómodamente consciente. Eso es crear con valor.

No se trata de ser profundos todo el tiempo ni de convertir cada post en una tesis. Pero sí de preguntarnos si lo que compartimos deja algo, así sea mínimo. Porque tener una cuenta con seguidores, por pocos que sean, ya es tener influencia. Y con la influencia viene una responsabilidad, aunque no la veamos.

Crear con valor es elegir decir algo que nos represente, no algo que simplemente “funcione”. Es tener una voz, no solo una presencia. Es entender que no necesitamos viralidad para ser relevantes. Que una publicación honesta, que conecta con una sola persona, puede tener más impacto que mil vistas vacías.

Yo no creo que las tendencias sean el problema. El problema es cuando nos convertimos en repetidores automáticos de lo que está de moda, sin pasar por el filtro de nuestra autenticidad. Cuando en lugar de crear, solo replicamos. Cuando en lugar de aportar, solo llenamos espacio.

Y ojo, tampoco se trata de romantizar el contenido “serio”. Se puede hacer humor con intención. Se puede entretener desde el respeto. Se puede ser ligero sin ser superficial. Todo parte de la conciencia. De no dejar que el algoritmo dicte lo que decimos. De no olvidar que, detrás de cada vista, hay una persona.

Al final, publicar no debería ser una obligación ni un simple hábito para alimentar la máquina. Debería ser una elección con intención. Porque aunque todo pase rápido en redes, lo que se hace con sentido siempre encuentra una manera de quedarse.

Así que sí, las tendencias pasan. El contenido con valor no. Porque mientras lo viral se olvida en un par de días, lo que conecta de verdad se guarda, se comparte, se recuerda. Y eso, para mí, es el verdadero poder de crear.

Compartir post