En aquel ‘submundo’ desarrollado orgánicamente, las raíces sonoras brotaron, inevitable que el mundo entero no escuchara el ruido de sus ondas, movimiento cultural que impactó entre otras cosas a la música. Sintonizados, un sinnúmero de agrupaciones musicales ardieron en todo Seattle, mientras como era normal otras se fueron apagando. Varias bandas saltaron del incógnito a la etiqueta –impuesta- ‘Grunge’, a la cima (Nirvana, Pearl Jam..,), ellos recogieron lo hecho años atrás por bandas primarias no menos relevantes como Green River, Malfunkshun y los mismos SoundGarden, la última cosecha rockera con identidad propia.
De esa gran familia nacieron voces que se fueron filtrando en la conciencia de los seguidores, solo hay que preguntar a quienes crecieron en los noventa acerca de cuál los tocó más, de seguro las respuestas están divididas: Layne Staley, Scott Weiland, Eddie Vedder… por supuesto a dicho semillero pertenece Chris Cornell. En lo que muchos coinciden es en la catarsis hecha música mientras lidiaban con la caótica adolescencia.
Estos talentos igualmente hallaron un sitio donde exteriorizarse, agobiados por un entorno que también incluía depresión o familias disfuncionales. Cornell no fue ajeno a esto pero en Soundgarden abrió el espectro variopinto de su voz desgarradora, sombría. ‘Screaming Life’(87) primer EP registrado habla de esto…‘Nothing to Say’.
Diversos oídos se educaron en las profundidades de ‘Black Hole Sun’ también en la realidad de ‘Hunger Strike’; Soundgarden, Temple of de Dog, y Audioslave, allí se encentra en su máxima expresión a Chris Cornell, legado compuesto por 19 discos, incluidos los de formato en solitario. Despojados súbitamente, una vez más, la tragedia marcada desde la desaparición del vocalista Andrew Wood (Malfunkshun-Mother Love Bone,) entrañable de Cornell, evoca la pérdida de la inocencia de un periodo transcendental en la historia de la música.
Aunque Soundgarden no vino a Colombia, dos de sus integrantes de origen, Matt Cameron junto a Pearl Jam y Chris Cornell (en solitario) sí lo hicieron. No importa cuál o qué momento nos tocó vivir, se hace valioso atesorarlos más ahora que se extinguen las voces de una época poderosa que mudó al mundo. Música! esa que ha salvado muchas vidas, probablemente más de las que imaginamos.
Permanezcan Rockosos
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Gran verdad en último párrafo, música que por densa que parezca fue y será de gran valía para muchas personas, placer y compañía en muchos momentos de la vida
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Jhoán gracias por visitar el blog y por el comentario.
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saludos!
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