Brasil eliminado: puñalada al corazón

No quiero hablar con nadie. No quiero escuchar las odiosas palabras de los argentinos de Fox Sports. Tampoco a los feligreses colombianos de la religión maradoniana. No me interesa cruzarme con los que hinchas por Uruguay ni a los oportunistas celebrantes de Holanda. Para mi el Mundial se acabó. Ahora simplemente seré un observador pasivo. Que gane cualquiera. Me da igual. No sentía esta desazón desde que América de Cali perdió la Libertadores ante el Peñarol en 1987 ¡faltando tres segundos para el pitazo final!

Debo decidirme si seguiré con esto del fútbol ¿Para qué? Para atormentarme más. Para eso me sobra y basta con esta vida de miseria. Si abrazo el fútbol es para ganar una vez en la vida y justo Sneijder mete su cabezota y nos elimina de la manera más absurda. Lo que me duele es que el Scratch paseó a los de los países bajos en la primera mitad. Hasta grabé esos 45 minutos: qué dechado de jogo bonito, varias veces me paré a aplaudirlos. Todo pintaba para fiesta y acabó convertida en otra tragedia como la del Maracanazo. Varios dirán que obró la Naranja Mecánica con lo que yo concuerdo: Holanda fue puro aceite de relojería, pero cero plástica. Ese es el fútbol que les gusta a muchos, a los Mourinho y otros profetas bilardistas de la disciplina táctica. Para mi eso es basura en la que siempre el fútbol de verdad termina en el cesto. Es una lástima.

Pueden disfrutar los seguidores de Cruyff que se despachó descalificando a Brasil. Esta vez le salió ya que nunca pudo ser campeón del mundo. Ese es un pataleo de ahogado como lo es también éste que hago aquí, sólo que yo no tengo obligación con nada ni con nadie mientras que el artífice del fútbol total si debería cerrar el pico sino quiere que sus habladurías le reboten con una eliminación ante un equipo más prosaico que su selección.
Dejo ahí mis alucinaciones. Perdonen el lloriqueo. Estoy desolado. El único consuelo, vano consuelo, es que medio mundo llora conmigo. El fútbol me volvió a patear y yo todavía no me decido a dejarlo. Seguimos, así sea de cualquier manera.