– Qué bueno verlo por acá, Juan, en esta hermosa madrugada.
– Igualmente, don Bruno. Vine a darles de comer a las truchas.
– Pues yo aquí pescando con mosca mi almuerzo, Juan. ¿Le saco una?
– Mejor yo mismo me la pesco otro día, don Bruno. Tengo harto que hacer.
– Gracias a Dios, Juan.
– Pero estaba pensando, don Bruno, lo que hablamos ayer. Y así es con todo don Bruno. Solo trabas, corrupción y el acabose de Colombia…
– ¡Qué Rabia!
– Uno quiere hacer empresa, Juan – ¡Y qué problema!… A menos que pague a cada funcionario que le tiene que aprobar mil bobadas. Y después, si logra ganar algo de plata se lo quitan – casi todo.
– Y cuando uno dice que si le van a quitar la plata, desde el principio hasta el final, que así no va poder seguir y que va tener que mandar a los trabajadores a la casa “por culpa del estado”, le dicen que uno no puede despedir a la gente y que hay que hacer un trámite ante el estado para hacerlo, que obvio va a costar más plata, y así le sacan la plata hasta después del final.
– ¡Qué Rabia!
– Tengo un amigo, don Bruno, un campesino honrado que logró con la tierra ganar plata para poder hacer un edificio como negocio, y así exactamente acabó. Y es más, don Bruno, antes de darse por vencido, como no había forma que el estado hiciera las obras que le correspondía para él construir el edificio, él ofreció hacerlas con todas las especificaciones del caso –¡Y no fue posible!
Pero eso si, don Bruno, le ofrecieron la posibilidad de pagar el soborno que él no quiso porque es completamente anti- corrupción. Pero de todas maneras le pidieron tanto que no hubiera tenido con que pagarlo.
¡Qué Rabia!
– Entonces, Juan, cada nuevo gobierno menos conoce a los Colombianos ni a Colombia y llega al poder de un estado sin plata porque los anteriores gobiernos “mal gastaron” los impuestos.
Entonces, en lo que más se empeña cada nuevo gobierno es en sacarle más plata a los que menos se saben proteger cuando esos ya están ahorcados, para que vea lo poco que saben los gobiernos sobre Colombia.
¡Qué Rabia!
Pero eso sí, Juan, hacen obras que no se necesitan… porque no hay nada más fácil que robar con la construcción de una obra… e igualmente obras inventadas solo para robar. Cuantas de esas obras no han quedado como monumentos abandonados, testigos de la maldita corrupción que se ríe de los Colombianos y que sabe que nada le va pasar que valga la pena.
¡Qué profunda pena!
– En las regiones no se hace lo necesario, don Bruno. Se hace lo vistoso. Y nacionalmente no se hace ni lo vistoso ni lo necesario.
¡Qué Rabia!
– Pero eso si, don Bruno, los gobernantes se hacen a sí mismos publicidad que habla muy bonito de ellos pero no dice nada de lo que verdaderamente han logrado.
Y los ciudadanos pagan esa publicidad, Juan. ¡Qué descaro!
¡Qué Rabia!
– Don Bruno, que alguno de esos gobernantes haga publicidad diciendo que “En mi administración no se ha robado ni malgastado un peso»…
– Eso sí sería publicidad efectiva, Juan, pero lo último que van a poder decir es eso.
¡Qué triste realidad!
– Y los servicios públicos, don Bruno – ¡Qué mamadera de gallo! – Pa’ cambiar un bombillo necesitan 10 trabajadores… Y eso es después de incumplir la cita y le dicen a uno cada vez la misma mentira, que tenían la dirección mala y que van a programar de nuevo.
¡Nos creen bobos!
Tan bobos que mal gastan nuestra plata frente de nosotros y nos dicen mentiras a nuestras caras.
¡Qué Rabia!
– Y si uno quiere – o más bien necesita, porque no hay de otra – hacer un viaje aéreo, Juan, ¡Que humillación! Es más costoso volar en Colombia que por el resto del mundo. Y les importa cinco cancelar o cambiar el vuelo de uno para llenar otro vuelo y meterlo a uno en la trastienda del otro avión. Es un atraco Juan y los empleados de las aerolíneas los entrenan para engañar.
¡Eso debería ser ilegal!
¡Qué Rabia!
Y es más caro salir en avión de Colombia que salir del infierno, Juan, pero la gente lo paga porque es más económico vacacionar en países lejanos y así en total les sale más barato allá que quedarse acá.
¿Qué tal el ejemplo de lo costoso que es Colombia Juan?
¡Aterrador!
¡Qué Rabia!
– Pues, don Bruno, más aterrador es si uno necesita hacer un viaje por tierra o sencillamente uno quiere salir a pasear o ir de vacaciones… “En el país de uno”.
Qué gastadera de plata, don Bruno… Peajes por donde uno voltea y encima de eso, don Bruno, qué trancones para salir y entrar a las ciudades. Uno se acaba dando por vencido.
¡Qué Rabia!
– Y además, Juan, hoteles Colombianos cobrándole impuestos a los Colombianos para quedarse en un lugar Colombiano, pero a los extranjeros no. Qué esperanza, por Dios, sobre todo cuando los Colombianos son los que saben que el impuesto no es más que para robarlo.
¡Qué desgraciados!
¡Qué Rabia!
– Y aun peor, don Bruno, los que vienen a Colombia es por droga y prostitutas, y de eso consiguen bueno, bonito y barato.
– Si, Juan, ¿qué clase de turismo es ese?
¡Qué falta de dignidad, hombre!
¡Qué rabia!
– Zonas Francas, Juan – ¿Eso qué es? – Hagan de toda Colombia una zona franca, que sería lo que más le convendría, y los Colombianos pagarían menos impuestos y los precios y el costo de vida bajarían.
¡Qué Rabia!
– Y eso de las Apuestas en línea, don Bruno… Colombia no es un país tan rico que la gente pueda estar botando la plata.
– ¿Se imagina, Juan, las desgracias y penas que causa en los hogares? Pobres el papá o la mamá enviciados, apostando la plata de la comida y educación de los niños, y hasta la plata del arriendo o de la hipoteca. Y pensar que son esas empresas las que patrocinan las ligas y los equipos de fútbol.
– Y para el gobierno es una fuente de impuestos, que es lo único que le importa, no importa que se originan en la miseria del pueblo.
– Don Bruno, deberían hacer un sondeo para ver cuánta miseria causa eso de apostar en línea y limitar el monto y el número de apuestas que se pueden hacer.
– Claro que si, Juan, y mientras tanto…
¡Qué Pena – Que Desgracia!
– Y la descarada cantidad de publicidad que hay en la televisión…Siii…
¡Si creen que somos bobos!
– Pero, Juan, cómo vamos a ser bobos si aquí estamos los dos viviendo tan bueno en el alto campo Colombiano, a pesar del descaro del Establecimiento Colombiano.
– Es que, don Bruno, el pueblo Colombiano es de los más felices del mundo a pesar del ignorante trato que se le da.
– Cómo va ser bobo el pueblo Colombiano si sabe apreciar lo que Dios le dio a pesar del maltrato del hombre.
¡Bien dicho, Juan!
– Los bobos son ellos, don Bruno, que no tienen ni valores ni saben apreciar sus vidas ni el futuro de sus hijos y nietos ni su patria.
– Pues, Juan, que estudien la historia de Colombia y que tiemblen.
– Bueno, don Bruno, me voy a mis labores de buen Colombiano.
– Con Colombianos como usted, Juan, Colombia esta sobrada.
– Y como usted, don Bruno, que piensa tanta cosa para hacer de Colombia lo que debería ser.
– Le agradezco desde mi alma, Juan.
– ¿De qué vamos a hablar mañana, don Bruno?
– Vamos a hablar de LA RABIA, Juan.
Y ya seguiremos con LAS SOLUCIONES…
No vamos a hablar de grandes conceptos sin fondo como hacen los políticos.
No, Juan, de nada nos sirve quejarnos si no aportamos soluciones específicas presentadas en detalle aplicable siempre a COLOMBIA.
– Eh, que dicha, don Bruno. Me anima mucho.
– Usted más a mi, Juan, por ser esa gran persona y por ese gran Colombiano que es por naturaleza.
– ¡Qué mañanas nos esperan, don Bruno!
– Espere y verá cuánto, Juan.
Ay, ay, ay, y mañana La Rabia
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