Bueno, Juan, el establecimiento perdió el poder por primera vez en la historia de Colombia.
Pues, don Bruno, no pueden decir que no les advertimos de todas las formas posibles.
Y, Juan, no solo les advertimos de todas las formas posibles sino que les dimos todas las formas posibles de evitarlo.
Y, don Bruno, que haya perdido el poder el establecimiento colombiano nos da toda la razón con lo que hemos dicho sobre la situación presente colombiana y hace más valido que nunca todo lo que hemos aconsejado para encaminar a Colombia hacia su verdadero ser.
Pero el poder quedó en el aire, Juan.
Don Bruno, yo me hago esta ilustración de la situación de Colombia pos-elecciones presidenciales del 2022: que la nave “Colombia” quedó cargada con el peso de los votos de cada candidato a lado y lado de su casco.
Muy buena la semejanza, Juan, y, entre esas dos fuerzas, lo que se tiene que hacer es que la nave “Colombia” navegue equilibrada hasta llegar a su puerto de destino dentro de cuatro años.
Necesitamos que Colombia busque su verdadero rumbo y, para eso, hay que darse cuenta de que el pueblo colombiano no ha tenido representación ni voz. La política colombiana ha sido llevada por los políticos a que solo les sirva a ellos. La política colombiana está podrida de la corrupción.
Colombia solo será Colombia, Colombia solo será nación, y el pueblo solo será libre cuando el pueblo colombiano se gobierne a sí mismo.
¿Cómo hacemos esto?
Que los alcaldes y gobernadores sean quienes ejerzan como Senadores y Representantes a la Cámara, en una bancada cada uno, habiendo sido elegidos los “Alcaldes Representantes” y “Gobernadores Senadores” a través de bloques de veredas, pueblos, barrios, comunas y comunidades, las cuales hemos llamado las “anclas democráticas” para así hacer que tenga representación y voz el Pueblo Colombiano, desde lo más apartado hasta lo más central, y que el gobernar en Colombia sea del pueblo colombiano para el pueblo colombiano, porque el pueblo elige sus gobernantes y esos gobernantes tienen que responderles al pueblo que los eligió, de manera directa, al ser cercanos a sus electores y conocer a sus electores como vecinos, y así gobernar de manera tan federal como central.
Juan, también es necesario acabar con la corrupción y crear bienestar en Colombia, para lo cual hay que reducir a un menor tamaño, solo a lo estrictamente necesario, al Estado colombiano, que es tan grande, costoso, improductivo y corrupto, que ni Atlas soportaría su peso.
Para crear riqueza y acabar con la corrupción, hay que suprimir todos los impuestos a los colombianos, y dejar como único impuesto al consumo, y que sea de menos del 10% y que no incluya artículos de primera necesidad.
Y que el tributo de los colombianos sea invertido honesta, patriótica y efectivamente en progreso y bienestar para Colombia. Si no es así, los impuestos solo crearán pobreza y arrastrarán a más subdesarrollo.
Para que Colombia sea una nación libre y libre para enriquecerse, con sus excelentes capacidades humanas y la gran bondad de su naturaleza, se requiere liberarla, no solo de sus represivos impuestos, sino de sus abusivas multas, cobros y burocracias estatales. Que Colombia se desregule y se desreglamente porque esta como “Pullover”, atada al suelo por un sinnúmero de enanas, contraproducentes, estorbosas, limitantes, inefectivas, costosas y corruptoras legislaciones.
Es como uno de los dichos de don Bruno: el cordel de la legislación es enmarañado con demasiada facilidad y es imposible de desembrollar.
Que Colombia sea liberada de sus abusivos y anticonstitucionales peajes para poder transitar con libertad y sin costo por sus territorios.
Que Colombia sea Liberada de sus Aranceles de Aduana para crear competencia enriquecedora.
Que Colombia afloje su legislación y reglamentación laboral para que el empleo esté abierto libre y democráticamente a todos los colombianos en igualdad de condiciones.
Que participen por partes iguales, tal como estipula la Constitución colombiana, todos los colombianos de las riquezas del subsuelo colombiano, sin costarles más de lo que cuesta su explotación y distribución, y sin impuestos, particularmente el petróleo.
Que se repatrien los capitales colombianos guardados en otros países y que vengan a Colombia capitales de todo el mundo liberando los controles de cambio y haciendo de San Andrés un puerto libre de impuestos como Caimán o Turcos y Caicos.
Que el peso colombiano vuelva al patrón oro, o sea, respaldado por su valor en oro colombiano para que sea de alta aceptación y credibilidad entre los colombianos y ante el mundo exterior, para controlar la inflación y devaluación, para la solidez de la economía colombiana, para traer inversión, y para asegurar la balanza de cambios.
Que la aerolínea colombiana sea financiada por el alto sector económico privado colombiano, que es quien más la usa, y que sea operada por las FAC, para liberar a los colombianos en su único medio de transporte rápido.
Que Colombia se vuelve autosuficiente en sus comidas y bienes de consumo esenciales para la seguridad interna y externa colombiana, para su libertad e independencia, para su orgullo propio y para su mejor bienestar.
Que Colombia tenga reservas estratégicas de comida y energía, de medicinas, y de todo lo que sea necesario ante una recesión mundial o un gran rompimiento entre el mundo libre y el mundo autocrático, posiblemente ante una tercera guerra mundial.
Que la policía de civiles, mediante la legislación correcta, vuelva a encargarse directa e inmediatamente del orden y la seguridad de Colombia para mejorar su actual gran desprecio ante los colombianos y acabar con su extendido uso del soborno.
Que se fortalezcan la Fuerzas Armadas de Colombia, particularmente las FAC y la Armada, y que el Ejército y la Policía de combate puedan mantener su altísima excelencia ante las consecuencias de penurias mundiales, guerras ajenas, amenazas cercanas, enfrentamientos entre el mundo libre y el mundo autocrático, siendo Colombia aliado estratégico de la OTAN.
Que Colombia sea una nación pacifica de alto respeto ante el mundo exterior.
Habiendo hablado de las Fuerzas Armadas de Colombia, icemos en este momento, en lo más alto de la nave “Colombia”, la bandera Colombiana en reconocimiento de su grandeza.
Para su mayor prosperidad y su misma supervivencia, que el alto sector económico privado colombiano empiece a responsabilizarse de los medios de que depende su existencia, particularmente del entorno colombiano y, a la vez, empiece a arreglar la infraestructura vial tan abominable. No es que los dueños del alto sector económico privado colombiano paguen un poco más de impuestos como gran condescendencia, los mismos que recupera el año entrante cobrando más por sus productos sin competencia, sino que meten el hombro a su país, porque entre mejor esta Colombia mejor están los dueños de alto sector económico privado colombiano.
Para afinar el timón de la nave “Colombia” y asegurar su exacta navegación por su ruta al nuevo mundo colombiano es necesario que el timonel entienda que el populismo empobrece, más que todo a los que les sonó popular.
Con la nave “Colombia” en orden y con todas las coordinadas de su carta de navegación claramente especificadas, mire cómo se sube el viento y llena sus velas y como la nave salta en el agua con felicidad de zarpar hacia un mejor destino.
Bueno Juan, vamos a descansar un poco de particularizar sobre Colombia y las decepciones que le ha causado su establecimiento durante tantos años, y vamos a entretenernos con unas charlas intelectuales intrigantes y fascinantes de las cuales Colombia puede sacar mucho provecho.
¿Con cuál vamos a empezar don Bruno?
En unos días subiremos una primera charla sobre la ciencia y la filosofía de las leyes naturales humanas, Juan.
Comentarios