Bueno, Juan, en su forma de gobernarse, el hombre está muy atrasado relativo a su creación de riqueza.
Antes, don Bruno, uno tiene que pensar que, en su creación de riqueza, al hombre se le fue la mano.
Sin duda, Juan, con su creación de riqueza el hombre ha llevado al paraíso de su hogar a cambiar de tal forma que la misma continuidad del hombre está en duda, y aunque no llegue a tal extremo, es casi indudable que el hombre tendrá un revés de proporciones que nadie quiere cuantificar por miedo del resultado.
Ojalá que no sea muy grave, don Bruno.
Ojala que no, Juan, porque uno no puede sino preocuparse por los nietos y eventualmente los bisnietos, y así en adelante.
Sí, don Bruno, y lo que le duele a uno es que no va a estar para salvarlos.
Exactamente, Juan, y tanta creación de riqueza les ha hecho la vida fácil y uno siente que están muy lejos de tener la garra y la berraquera que van a necesitar para afrontar y superar las condiciones de gran escasez y privación que les va a tocar.
La única esperanza es que el capitalismo, que es el sistema actual de crear riqueza del hombre, se encargue, como un todo, de frenar y reversar el calentamiento global, y lo dijimos, no para que el capitalismo le haga un favor a la raza humana, sino para garantizar su propio continuado enriquecimiento y prosperidad, que son los pilares de su existencia y operatividad, y a la vez garantizar su propia supervivencia.
Sí, don Bruno, si no lo hace el capitalismo, no hay riesgo de que se haga, porque la única otra opción son los gobiernos del mundo y, entre ellos, como están la cosas, nunca habrá unión, ni acuerdo, ni trabajo en conjunto.
A través del capitalismo, se tienen que trabajar conjuntamente en la restauración del entorno del planeta tierra y en llevar a todos los hombres a un nivel de vida digno. Además, si lográramos mejorar la manera de gobernar del hombre, lograríamos abrirle la puerta al hombre para llegar a su propio perfeccionamiento y, así, al perfeccionamiento de la creación.
Entonces, antes le estaba comentando, Juan, que el hombre empezó su existir consciente con una forma de gobernar y que la naturaleza le dio otra forma de gobernar para aspirar a su propio perfeccionamiento y, así, al perfeccionamiento de la creación.
¿Cuál fue esa forma de gobernar con que empezó el hombre, don Bruno?
Juan, la forma de gobernar durante casi toda la historia del hombre fue por un solo hombre de poder absoluto, solo arrebatable por la muerte de ese hombre o por su obligado o forzoso retiro.
Pero Juan, luego surgió la Democracia, que resultó de la libertad y dio la libertad.
Es muy posible que, antes de la democracia, entre miembros de familias extendidas y tribus, el hombre o mujer gobernante, porque las habían en casos como de las tribus del norte de Europa y la antigua Bretaña, estaba sujeto e incluso buscaba el apoyo y la aprobación de los mayores de su familia o tribu, y eso fue en realidad la primera forma de democracia, pero la forma de gobernar aun no era ejercida a través de todos los miembros de la familia o tribu.
Los ciudadanos ateneos que trabajaban para la ciudad o en sus fuerzas militares fueron asalariados por la ciudad, y los agricultores que rodeaban a Atenas fueron libres para cultivar y vender sus cosechas a la ciudad y, así, se formó la ciudad-estado de Atenas, en parte porque Atenas encontró que, de esa manera, la ciudad funcionaba mejor y fue más fuerte por ello.
La democracia de Atenas surgió, entonces, de la libertad de sus habitantes y pobladores circundantes, y la democracia le dio a Atenas todas sus enormes virtudes intelectuales y artísticas que definieron el futuro de Europa, como generador del progreso humano en todos sus campos de obrar y expresión, además de hacer de Atenas el máximo poder militar y cultural del Mediterráneo hasta entonces visto, y solo superado desde ese momento por los romanos.
En cambio, en Egipto, todas las cosechas dependían completamente del río Nilo y de sus inundaciones regulares anuales que depositaban los sedimentos fértiles, lo que hacía a Egipto tan abundante en comidas. Así, la forma de gobernar de Egipto sí pudo ejercer poder sobre las comidas egipcias y sostener un régimen absolutista.
Entonces el pueblo egipcio, en ese momento, no tuvo el poder del gobierno en sus propios manos, sino que fue gobernado autocráticamente.
¿Y cuál es la actualidad humana, Juan?
La actualidad humana es que se están enfrentado el mundo autocrático del ego con el mundo libre del espíritu, casi que uno podría decir equilibradamente en cuanto a población.
Estamos en lo mismo de siempre, Juan, en un estado de guerra latente.
¿Desilusiona, cierto, Juan?
Demasiado, don Bruno.
Y aunque el mundo libre o el mundo del espíritu es mucho más poderoso económicamente y bélicamente que el mundo autocrático o el mundo del ego, como sea, no puede haber guerra armada porque guerra armada implica guerra nuclear. Entonces, la única esperanza para el mundo es que todo el mundo se vuelve libre y democrático, que todo el mundo se vuelva del espíritu.
Tristemente, la posibilidad de eso, como están las cosas, está más allá de cualquier horizonte vivible.
Y encima de todo eso, Juan, no hay liderazgo inspirador en el mundo libre, y las democracias no están funcionando.
No esta funcionado el parlamentarismo británico, no están funcionando las repúblicas francesas y norteamericanas y mucho menos están funcionando las repúblicas de los países en desarrollo.
Y no están funcionando las democracias por tres motivos:
Primero, porque las democracias siguen atadas a las condiciones que tuvieron que tener cuando se formaron debido a las tan demoradas distancias y a las largas demoras en las comunicaciones que obligaban a tener representantes distintos en el gobierno central a los de los gobiernos regionales o federales.
Segundo, la consecuencia de la doble representación ha sido la perdida de vigilancia sobre sus representantes de los gobiernos centrales a que han sido obligados los pueblos.
Tercero, la falta de vigilancia de los Pueblos sobre sus representantes en los gobiernos centrales ha dejado que esos representantes centrales hayan podido cambiar las condiciones ideales originales de las democracias para favorecer sus propias ambiciones personales de enriquecimiento y poder.
¡Que descaro, don Bruno!
Cierto, Juan, al ego se le dejó cabida para meterse dentro del espíritu y corromperlo a favor del mismo ego.
No sobra recordar la propuesta de nuestra denominada democracia dual, que propusimos para Colombia en una anterior charla.
Consiste en que un porcentaje de los alcaldes y todos los gobernadores sean, a la vez, Representantes a la Cámara y Senadores en sus propias bancadas, ya sea de gobierno o de oposición.
Así, y a la vez, se logra un gobierno de verdad federal o descentralizado.
Y si, a la vez de la transformación de la política, el capitalismo se compromete, para su propio bien, con preservar el entorno terrestre y elevar el nivel de vida de los hombres, el tamaño y costo de los estados se rebajaría enormemente y se darían las condiciones ideales para el mejor gobierno del hombre y la máxima creación de riqueza, para así llevar al hombre a su plenitud y, con el hombre, a la plenitud de la creación.
Para lograr el perfeccionamiento del hombre y, así, el perfeccionamiento de la creación, el hombre tiene que ser libre, porque el espíritu de la creación es libre, y solo por ser libre el espíritu de la creación, es que la creación existe en todo su esplendor, y solo por ser libre el espíritu de la creación, existe el hombre libre.
Comentarios