Juan, quisiera adelantarle el siguiente análisis que se me ha ocurrido sobre la relación de los gremios con la fijación del salario mínimo colombiano.
Parto de esta base: que el monto del aumento del salario mínimo afecta decisivamente a toda la economía colombiana y, por lo tanto, a todos los ciudadanos colombianos.
Por lo anterior, no le compete ni le conviene a los gremios ser los responsables del monto resultante para el aumento del salario mínimo en Colombia.
Llevar los gremios la responsabilidad de la negociación del salario mínimo colombiano libera, de alguna manera, al Gobierno Nacional de esta responsabilidad.
Llevar los gremios la responsabilidad de la negociación del salario mínimo colombiano deja expuesto a los mismos gremios a toda clase de críticas y abuso.
Llevar los gremios la responsabilidad de la negociación del salario mínimo colombiano deja a los gremios expuestos a que se les atribuya, por parte del gobierno o de las centrales obreras, toda clase de culpas por reveses económicos nacionales.
Llevar los gremios la responsabilidad de la negociación del salario mínimo colombiano le permite al gobierno efectuar medidas económicas posteriores, no necesariamente convenientes para todos los colombianos, bajo el pretexto de que le son necesarias debido al resultado de las negociaciones del salario mínimo.
Este año son particularmente aparentes las anteriores afirmaciones, debido a lo siguiente:
La inflación del año completo, a octubre, está en 12.2 %
El salario mínimo, por ley, aumentará en una cifra parecida, dependiendo del valor de la inflación esperada y del monto estimado del crecimiento de la productividad.
Hay que tener en cuenta que un alto porcentaje de los trabajadores colombianos no son empleados por las empresas que conforman los gremios que se sientan a negociar el salario mínimo.
De cierta manera, al negociar el salario mínimo colombiano, los gremios se están responsabilizando de la inflación colombiana y de todas sus consecuencias sobre la economía.
La responsabilidad de la economía colombiana, en cuanto a las medidas de carácter general que se adoptan sobre ella, debería ser únicamente del Gobierno Nacional.
Las políticas del gobierno actual apuntan a un engrandecimiento y mayor costo del Estado, a través de impuestos que, en muchos casos, generan presiones sobre el costo de vida de las personas. La responsabilidad en las consecuencias de estas medidas, así como las del aumento del salario mínimo, son del Gobierno Nacional.
En conclusión, hay suficientes argumentos, para el bien del sector empresarial y del país, sobre que los gremios no deberían participar en las negociaciones del salario mínimo colombiano.
Pero, más allá de eso, es hora también de que los gremios se hagan querer por el pueblo colombiano. Son las empresas de los gremios las que sostiene la mejor calidad de empleo en Colombia, son las empresas de los gremios las que sostienen la creación de riqueza sana, y son las empresas de los gremios las que hacen ver a Colombia ante el mundo como un país serio y hábil en sus intenciones de progreso y, por lo tanto, de bienestar general.
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