Los recursos del subsuelo colombiano deberían ser de todos los colombianos
Juan, buenos días. Veo a la “Nave Colombia”, que hemos llamado “Nueva Constitución”, en puerto, esperando a su Colón.
Sí, don Bruno, dejamos a la “Nave Colombia” en excelente estado y con su carta de navegación elaborada perfectamente y en detalle para llevar a Colombia a su nuevo mundo.
¿Cuándo será que zarpa, Juan?
Sin duda, don Bruno, zarpará algún día pronto, porque es la nave mejor construida y enrumbada para el momento histórico presente de Colombia.
Y tengo un tema particular que quisiera redondear y es el de los recursos del subsuelo colombiano.
Todos los ingresos del petróleo colombiano, menos unos pocos que van al sector privado, entran al sobre inflado e ineficaz Estado colombiano para su gastar indiscriminado y para sostener una empresa estatal petrolera que bien necesita racionalizarse.
Pero el petróleo, Juan, es del subsuelo colombiano, por lo tanto es de la nación colombiana y debe ser de todos los colombianos, por partes iguales.
Y, si es de todos los colombianos, Juan, los colombianos no deberíamos pagar por el petróleo en su estado natural, solo por su extracción, refinación y distribución.
Pues, don Bruno, ¿si el petróleo es de todos nosotros los colombianos, por qué tienen todos los colombianos que pagar, no solo por el petróleo crudo, sino también los impuestos por los productos del petróleo colombiano?
He ahí, Juan, las dos grandes preguntas.
¿Se imagina, Juan, cuánto se abarataría el costo de la energía colombiana y así el costo de todo lo que depende de esa energía, o sea, el costo de vida del colombiano?
Don Bruno, quien corresponda debería definir cómo se deben manejar el cobro básico y de impuestos de todos los recursos del subsuelo colombiano, y del agua colombiano también, porque el agua también es de la nación colombiana y, por lo tanto, de todos los colombianos por partes iguales.
Y de los recursos del subsuelo colombiano, Juan, estamos hablando de muchos adicionales al petróleo, por ejemplo, de carbón, cemento, cobre, níquel, sal, oro, esmeraldas, como también del agua.
Y, Juan, está el asunto vergonzoso de las regalías de los productos del subsuelo colombiano, productos que son de todos los colombianos por partes iguales.
Eso de las regalías, don Bruno, fue que los políticos de las regiones les reclamaron a los políticos del gobierno central que ellos también tenían derecho de robar de la plata de los productos del subsuelo colombiano.
Y resultó tan cierto eso, Juan, que ahora las regalías están completamente embolatadas o congeladas.
Yo diría, don Bruno, que el abuso de las regalías es de las mayores vergüenzas de Colombia.
El Estado, Juan, dirá que maneja los recursos del subsuelo en nombre del pueblo colombiano.
Puede que así sea, don Bruno, pero, como bien sabemos, los maneja para sostenerse a sí mismo en su despilfarro, decadencia y corrupción.
Lo que hay que establecer, Juan, son los derechos constitucionales que tiene el Estado sobre los recursos de la nación, por ser de todos los colombianos por partes iguales.
En esto, Juan, de los recursos del subsuelo y de las regalías, hay una demostración sobresaliente de lo procedente de nuestra propuesta de “Democracia Dual” que hemos creado para Colombia.
Claro que sí, don Bruno, porque las Regalías, con la “Democracia Dual” no serían necesarias.
Si Juan, porque acuérdese que, bajo la “Democracia Dual”, los alcaldes son, a la vez, Representantes a la Cámara y los Gobernadores son, a la vez, Senadores, agrupados en el Congreso de la República en dos bancadas, una de “Alcaldes Representantes” y una de “Gobernadores Senadores”, una bancada gobernando y la otra en oposición.
Así, don Bruno, se establece un equilibrio perfecto entre el centralismo y el federalismo.
Y eso garantizaría, a la vez, la justa distribución de los ingresos del Estado entre las regiones y haría innecesario el sistema de las regalías, Juan.
Es que si nosotros, los colombianos, no tenemos que pagar el costo del petróleo colombiano crudo, ni impuestos sobre ese Crudo, no hay regalías sino una disminución del costo de vida del colombiano y una mayor capacidad de Colombia de crear riqueza para todos los colombianos.
Y, don Bruno, como los productos del subsuelo son de todos los colombianos por partes iguales, que no se cobren impuestos sobre el valor de ellos en su estado natural, también para el mejor bienestar y mayor enriquecimiento de todos los colombianos.
Juan, el Estado colombiano tiene que cambiar su rapaz actitud de sonsacarle a los colombianos toda la plata que es capaz, para esa plata luego morir dentro de la burocracia y la corrupción del mismo Estado. Y tiene que entender que entre más riqueza deja fluyendo entre los ciudadanos colombianos mayor inversión habrá, mayor empleo habrá, mayor creación de riqueza colombiana habrá y, así, todo lo que hace que un país tenga el mejor nivel de vida posible.
Bueno, don Bruno, creo que merecemos un descanso. Tomémonos quince días de vacaciones.
¿Pa’ dónde nos vamos, Juan?
Don Bruno, quisiera, más que todo, ir al más magnifico río de nuestro planeta tierra, el Amazonas.
Juan, es como si Dios quiso darle a Colombia todo lo mejor de todo y nos dio el paso del Río Amazonas por nuestras tierras, además de todo lo mejor de lo demás.
Sí, don Bruno, quiero ver lo ancho que es el rio, quiero ver el delfín rosado, quiero ver la victoria regia, que flota en el agua con su inmensa flor blanca y sus hojas tan anchas que sostienen el peso de un niño, quiero respirar el aire del lugar del mundo que tiene mayor concentración de oxígeno.
Juan, sus deseos son mis órdenes. Partiremos rápidamente para el ecuador del mundo y las tierras del Amazonas colombiano.
Quizás, Juan, aún está trabajando Kapax, y podemos salir en el barco de él a explorar rio arriba y selva adentro, donde hay árboles del tamaño de edificios.
Me gustaría mucho volver a saludar a Kapax después de tantos años.
Y volveremos, Juan, dentro de unos días con nuestra prometida charla sobre ciencia y filosofía de las leyes naturales humanas.
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