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Los colombianos no pagan un IVA del 16%. Esa es la primera verdad incómoda que debemos aceptar. Los colombianos compramos y pagamos al mes, más de 176 grupos y servicios, de los cuales, el 61,3% tienen IVA, pero esos mismos productos, son solo el 36,4% de nuestro gasto. Lo que causa que realmente al mes, no destinemos el 13,8% del total de nuestro gasto en ese impuesto – que sería lo que deberíamos pagar si todo tuviera una tasa del 16% -, sino que solo debamos destinar cerca del 5%.

grafico-peso del iva en el bolsillo de los colombianos

Fuente: RADDAR Consumer Knowledge Group

Esto se debe a que la papa, que no tiene IVA, es el 0,98% de nuestro gasto mensual, y los pantalones – que sí tienen IVA del 16% -, son sólo el 0,32%; ya que papa compramos todos los meses y pantalones, quizá dos veces por año.

Lo que causa que si se suma todo lo que un colombiano promedio gastó al mes en septiembre de 2016, solo destino el 4,79% de todo su gasto a pagar IVA, lo que significa una tasa promedio de 5%, que es muy lejana del 16% que pensamos. Obviamente, como los ingresos de los hogares son diferentes, la cantidad de dinero destinado a pagar IVA mensualmente y su tasa respectiva cambia, pesando más en los ingresos que compran más productos con tasa de IVA alta.

grafico-peso-del-iva-en-el-bolsillo-de-los-colombianos-por-ingreso

Fuente: RADDAR Consumer Knowledge Group

En los ingresos más altos, no se logra la tasa del 16%, sino algo cercano al 11%, lo que deja un tema muy interesante para abordar, porque se hace claro que las personas con más ingresos deberían estar pagando más IVA, pero como muchos productos como la papa, no tienen el impuesto, se puede evidencia la segunda verdad incómoda: como no le ponemos IVA a todo, por cuidar la capacidad de compra de los ingresos bajos y “proteger” los mercados de productos básicos, estamos subsidiando a los que sí pueden pagar ese ingreso. Cada vez que una persona de ingresos altos compra un producto sin IVA, no solo le estamos subsidiando la compra de ese bien, sin que perdemos ese recaudo.

Este concepto, que técnicamente es claro, es enormemente impopular, porque se ha sembrado la errada idea, que al ponerle IVA a la canasta básica, se afecta el bolsillo de los menos favorecidos y se ataca con alzas de precios a mercados que son vulnerables, lo que nos deja la tercera verdad incómoda del IVA en el país: es mentira que no poner IVA a la canasta familiar proteja a los de menos ingresos, porque lo que hacemos es proteger a los de altos ingresos, los que deberían tributar más. A lo que se debe sumar, que si se le ponen un IVA a la papa, subirá sus precios una sola vez, en un nivel muy inferior de lo que el precio del tubérculo ha subido en los últimos meses.

Claramente, la idea de un IVA universal en Colombia es políticamente imposible, porque el gobierno y los congresistas dependen de los votos de los ciudadanos y poblacionalmente son más las personas que tienen un ingreso menor que el promedio, lo que causa que se crea que los va a afectar directamente, haciendo la idea una medida impopular, lo que genera que sigamos subsidiando a los de más ingreso, pese a que en muchos países del mundo, esta medida es normal.

A esto debemos adicionar, que la evasión e ilusión por IVA en la tienda de barrio y los canales tradicionales es enorme, y en muchos casos los colombianos no se dan cuenta que les robaron plata, siendo esta la cuarta verdad incómoda del IVA en los hogares. El tendero sin saber (o quizá sabiendo y auto-excusándose) es un evasor de impuestos, ya que cuando compra un producto por $400 para venderlo por $500, no sólo está aumentado el precio del producto, sino el IVA del mismo, que pasa de ser $55 pesos que le paga a la empresa que se lo vendió, a ser de $69, de los cuales puede deducir los $55 pagados, y debería pagar $14 por concepto de IVA a la DIAN, pero no lo hace; y por esto le teme a tener que declarar sus ventas, porque sabe que las cosas pueden cambiar. Según el DANE el consumo de hogares fue de $508 billones en 2015, y de cerca de $205 fueron en bienes no durables, de los cuales sólo se vendieron $24 billones en los grandes almacenes, dejando $181 billones en otros formatos; supongamos que la mitad de este gasto cae en el problema mencionado, y que al estimar una tasa media de IVA de 5%, los compradores pagan un IVA cercano a los $4,3 billones de pesos, de los cuales el tendero no declara ni paga cerca de 1 billón de pesos, que se los queda para él.

Como está construido el IVA, el gobierno está condenado a que solo recauda bien IVA en los hogares, si la dinámica del gasto va bien, porque cuando el mercado se frena, como está pasando hoy en día, el recaudo de IVA cae porque la gente no compra ropa, televisores y carros nuevos, dejándonos otra verdad incómoda: si la economía se frena, el recaudo de IVA también, y eso hace que el gobierno no tenga como subsidiar a los menos favorecidos (entre otras, porque anda subsidiando a los ricos).

grafico-peso-del-iva-mensualmente-en-los-hogares

Fuente: RADDAR Consumer Knowledge Group

En lo corrido el año, los hogares ha gastado cerca de 430 billones de pesos y han pagado 20,2 billones en IVA (sin saber si todo llega al gobierno), pero por el efecto de la inflación, las altas tasas de crédito, El Niño y la incertidumbre política, este recaudo debería ser mayor y eso hace que el gobierno no esté recibiendo por el IVA lo que esperaba.

grafico-dinamica-del-gasto-de-hogares-y-de-pago-de-iva

Fuente: RADDAR Consumer Knowledge Group

Así, el IVA es uno de los mitos más grandes que tiene el país, porque la gente cree que le quitan más plata de la que es y lo políticos creen que si ponen el IVA atacan a los menos favorecidos. En estos momentos de debate sobre la reforma tributaria, es fundamental que sepamos que no pagamos tanto IVA como pensamos y que debemos ajustar las cargas de manera lógica. Cada día que pasa en que no tenemos un sistema de IVA correcto, seguimos subsidiando a los ricos, regalándole la plata a algunas personas sin escrúpulos que nos cobran los impuestos y no los pagan, y causando un mayor hueco en las finanzas públicas, que al final nos afecta a todos.

Es claro que a nadie le gusta pagar impuestos, por eso se llaman impuestos.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

Por si le interesa, ayer escribí sobre por que toleramos un mal producto pero no un mal servicio

 

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