“OMAR TA SATT” tras escuchar estas palabras al cierre de una meditación, empezaron a llegar a mi mente una serie de figuras geométricas. En ese entonces me apasionaba leer sobre la geometría sagrada y conocía del cubo de metatrón, los sólidos platónicos y el merkabah, un vehículo de conexión interdimensional. Sin embargo, esta vez las estructuras que iban apareciendo eran diferentes, sus configuraciones eran un juego de pirámides que se combinaban entre sí para construir formas más complejas que nunca antes había visto.
Poco a poco fui plasmando todo lo que veía y estas estructuras se iban mostrando con mayor claridad y con patrones más definidos. En ese momento no sabía exactamente de qué se trataba aquello que dibujaba, pero mientras lo hacía podía experimentar mucha lucidez en las ideas, como también mucha plenitud y tranquilidad en mis sensaciones.
Recuerdo que dos años después de esta primera conexión visité una librería y encontré un libro que cautivó mi atención. Se trataba del Libro del conocimiento: Las claves de Enoc de J.J Hurtak. Por sorpresa cuando empecé a ojear sus páginas, vi dibujos muy similares a los que había hecho tiempo atrás.
En el libro estas estructuras son llamadas vehículos piramidales, y, al igual que el merkabah, cuentan con la capacidad de generar conexiones a nivel interdimensional. Te invito a ver este video en donde comparto las características de los vehículos piramidales, las diferencias que tienen con el merkabah y algunos hallazgos que he encontrado al profundizar sobre este tema.
Link del video: https://www.youtube.com/watch?v=etrOOv2LzDk
En próximas publicaciones compartiré más información sobre los vehículos piramidales y la relación que tiene con el cuerpo humano.
Paola A. León – @frq1320
Si quieres conocer más de la comunicación interdimensional da click en este link: https://blogs.eltiempo.com/comunicacion-asemica/2020/08/03/comunicacion-interdimensional/
No sé si sea verdad lo que dices, tiendo a creerlo, sin embargo suena muy interesante lo que expones bella dama; ojalá no te ofendas con el piropo.
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