¡No tengo que terminar lo que empiezo!

«La frase que ‘hay que terminar lo que se empieza’ aunque suene como una condena universal, solo tiene realidad para la persona que lo piensa. Ir en contra de esta creencia puede aparentar, a primera vista, una falta de responsabilidad. Solo a primera vista, porque desde una perspectiva más amplia ser irresponsable sería usar la nueva energía de la vida en algo que ya haya pasado. Así que el problema no se crea al no terminar los proyectos que empezamos, sino al pensar que hay que acabar obligatoriamente esas cosas que iniciamos».

(Numerología del Ser, Josep Soler)

Cuando conecté con esta información sentí una bocanada de aire fresco en todo mi cuerpo. Por mucho tiempo me sentí culpable de no acabar lo que empezaba, pues para mí es fácil crear nuevas ideas, nuevos proyectos y conexiones, pero cuando se trata de sostenerlos y trabajar enfocada en obtener un resultado, se torna en todo un martirio.

¿Acaso nada me hace feliz? ¿Tengo un problema de inestabilidad? ¿Hay algo que estoy haciendo mal? Eran las preguntas que me hacía con frecuencia a mí misma, sintiéndome víctima de mis propios inventos. Solo cuando comprendí que esto se trataba de una creencia limitante, muy reforzada durante mi niñez y adolescencia, pude fluir de manera diferente. 

Reconocí que así como hay personas que les gusta iniciar e inspirar con nuevas creaciones, como a mí, también hay otras expertas en dar continuidad y terminarlas. Cada uno de nosotros tenemos un rol distinto en los procesos creativos, y esos roles se integran desde la pasión y el amor por lo que se hace. Es allí donde la co-creación o la creación colectiva tiene sentido.

Comprendí también que las creaciones no solo se miden por sus resultados. Muchas de ellas nacen y mueren en el acto creativo. A veces con plasmar una idea sobre una servilleta o silbar una canción que ronda en la mente, es suficiente. De hecho esas creaciones sin expectativas, sin planes y sin futuro son las que más me generan satisfacción y libertad, son las que me dan impulso para seguir creando más.

Ahora permito que las creaciones sean libres y se desenvuelvan de la manera en que sea necesario, disfrutando así de sus múltiples expresiones y reconociéndome a través de ellas.

Paola A. León

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