Este es el nombre que más me gusta para esta semana. Cuando era niño y asistía con fervor a las procesiones y celebraciones que ocurren en estas fechas, sentía un odio profundo por la camarilla de personajes que mataron al dios al que yo le profesaba fe. No entendía cómo eso pasó. Cómo era posible que Judas, el traidor; Pilatos, el que se lavó las manos; Herodes, el judío que urdió el deicidio hubiesen tenido al mismísimo dios entre ellos sin reconocerlo.
Para los seguidores de la fe cristiana en la Biblia se encuentra respuestas para todo. Le debo a muchos de mis profesores —de colegio de curas y universidad pontificia— el haberme enseñado a pensar. Eso a pesar de lo que la iglesia opina cuando a alguien se le da por conjugar ese verbo en tanto que sinónimo de cavilar, reflexionar, opinar: usar la razón, lo que por necesidad implica preguntar, cuestionar, dudar.
Adolescente ya entendí que, con respecto al asunto de arriba, los malos no habían hecho nada malo. Si Judas y los demás no hubiesen seguido el guion como estaba escrito nosotros seguiríamos (!) condenados. Al fin y al cabo era un plan organizado desde más arriba. Sí, una treta montada por el Todopoderoso para nuestra salvación. Las dudas aumentaban, la inverosimilitud de las respuestas eran subsanadas por la salida infalible: «Hay que tener fe».
Es decir, no cuestione, no dude, vaya confiese esa falta de fe. Dios lo castiga. El fervor se agotó. No me cabe en la cabeza que un ser que se autodenomina superior tenga que mandar a su hijo a que lo asesinen de una manera tan terrible las bestias creadas por él; y todo con el fin de salvarnos porque somos pecadores. Creo que a varios se les ocurre mejores salidas al entuerto. Yo sé, la Biblia dice… ¿les he contado mis años de misionero?
Unos días atrás una cristiana me dio una respuesta cuando buscaba las causas del porqué vivimos en esta locura, de dónde nos llega tanta presión y el cómo la Religión era una pesada carga. Hechos 4:11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Para muchos es así: la Biblia tiene respuesta a todo. Bien por ellos. Lo que me parece jartísimo es que traten de convencer a los que no las aceptan dichas respuestas como veraces con base en creencias.
«Dios a muerto» dijo Nietzsche, y recuerdo que Hegel antes de que él. Y es que desde hace mucho el hombre quiere matar a Dios. Pero contrario a lo que me enseñaron en el colegio, estos no buscaron matarlo para vivir una vida licenciosa y libertina en ausencia de toda moral que quisiera el abogado de la Espriella. Al contrario lo que se busca es que a partir de la reflexión, de pensar y cuestionar fundemos las bases de nuestros valores y generemos un código moral que nos lleve a actuar bien por el bien mismo y no por andar pensando en condenas en la eternidad que ni siquiera tenemos certeza que exista.
Ve, ¿quién va a costear la visita del papa?
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