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Ayer un grupo de fundamentalista atacó a un semanario en París el Charlie Hebdo. El mundo, como siempre que pasan estas cosas, se conmueve, se inquieta, se siente inseguro. Así estamos: nos dicen que el mundo está en paz cuando ellos están tranquilos. ¿El mundo? Parece que entre más se aproximen a las grandes capitales de occidente, más es el mundo. Igual, no hay justificación ante esta atrocidad, cuesta centrarse en un solo punto. Religión, es lo primero que salta a la cabeza, pero es la respuesta superficial de un tema casi insondable.

En la más oscura época de occidente, cuando el cristianismo nos obnubiló, los musulmanes eran, por lejos, mucho más civilizados que Europa cuya respuesta fueron las cruzadas. Un recuerdo de que ellos fueron lo que nosotros hoy pretendemos son las construcciones que dejó su paso por España, en tanto que la presencia de ornamentos de las tres religiones dominantes se percibe en ellas. «Ellos» eran más civilizados que nosotros. ¿Qué pasó? Se empobrecieron, su filosofía y ciencia empezaron a ser reemplazados por la religión y del apogeo de sus grandes ciudades se llegó a pueblos de pastores dominados por el Corán.

Entre tanto, peleando contra el cristianismo, Europa despertó: nos «descubrió». No contentas con ello, las potencias europeas empezaron a recorrer el ancho mundo conquistándolo, exterminándolo, colonizándolo, saqueándolo. Se lo repartieron sin siquiera tener en cuenta la historia de los pueblos e involucrándonos en la extrapolación de sus guerras.

Una historia, que se volvió la Historia, que apenas se terminó hace muy pocos años, o mejor, que cambió de manos al finalizar la II GM cuando USA se autoproclamó como sucesor del Imperio británico. Solo eso, porque seguimos en las mismas. Desde dicho momento es él, con su grupo de aliados, el que nos dicta las maneras. Desde el sistema de gobierno que debemos tener, cómo elegirlo, lo que debemos oír, ver, desde cómo informarnos o vestirnos, hasta cómo ser y a cuál Dios serle fiel. Hace años atrás lo dijo uno de sus pensadores: El fin de la historia: la democracia liberal capitalista. Entonces Mc Donalds es comida de lujo por acá y allá es comida para pobres. Charlie se ha dado el lujo de hacer que estemos en un mundo unipolar en donde si llegamos a pensar o decir diferente a esos parámetros somos tachados de imbéciles o locos.

Pero, y ¡ah grande que es este pero! Recuerden que la gran mayoría del mundo [el tercero] vive como nosotros: preferimos ser explotados —en sus maquilas— que no tener trabajo; mientras el primero [mundo] —además de explotarnos para vivir como vive— es el que nos informa[CNN] y nos entretiene [caricaturas]. Entonces llegamos a este desastre. Y nosotros asumimos —así nos lo cuenta Charlie— que es un problema mundial, cuando no lo es, como tampoco es una guerra religiosa, como nos la quieren llegar a vender. Entonces, nosotros mansos sin querer ver un poco más allá, nos hemos visto arrastrados a estos temas. Recuerden las amenazas por apoyar la causa palestina que USA. ¿Ha habido en Colombia alguna protesta ante la embajada Británica o de USA por algún error de un dron que haya bombardeado una escuela? Me recuerdan por favor. Algunos de ustedes han visto Homeland —la adaptación gringa de la serie israelí—, una serie que nos puede aclarar algunos de los motivos por los que se llega a este nivel de barbarie.

Los que nos informan, en lugar de hacer el trabajo y buscar las raíces del asunto, se han dejado convencer del discurso oficial —ejm.: Irak y sus armas de destrucción masiva— el que dice que este es un tema religioso en cuanto que existen unos locos que no nos quieren porque su religión se los dice. Y otra vez creemos en ese cuento.

Hoy en que todo lo lamentable se viraliza, la semana pasada la versión colombiana de esos medios nos mostró un video en donde un grupo de chicos le provocaron la muerte a otro en un caso de matoneo (la burla llevada a la violencia física y sicológica). La verdad es que en este salón llamado Tierra tenemos a un niño blanco, rico, que por obeso es fuerte, y que tiene a otros amiguitos que lo secundan para montársela a todos los demás. Cuando uno de esos oscuritos famélicos hace algo, intenta revelarse a alguno de los fuertes, todo el salón se le viene encima y el profesor —que sabe quién es el que le paga— condena la rebelión y le da más permisos a los del grupo fuerte para su venganza. Charlie hizo la ley y la cambia a su acomodo.

No hay que ser un genio para decir que no es muy civilizado. Entre más civilizados seamos, menos religiosos y menos problemas tendremos con la burla, que podría resumirse como la capacidad de reírnos de los demás sin llegar a lastimarlos. Años atrás los jerarcas de las otras iglesias —la nuestra también— apoyaron al Ayatolá en su amenaza cuando Salman Rushdie les «insultó» la fe con sus Versos satánicos. Hoy me gustaría oír lo que dicen esos mismos señores ante la desgracia de ayer.

Ve, yo soy Carlos. ¿Vos?

En Dios confío

De burlarme soy capaz

Relatos en: El Galeón Fracaso

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