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La nanofibra es el secreto de los helados que puedes disfrutar durante un tiempo prolongado y sin tener una servilleta a la mano para limpiar lo que se derrite. Además de no deslizarse por el cono en cuestión de segundos, no pierde la textura ni la consistencia. Esta tecnología es un avanzado logro de un grupo de investigadores de la Facultad de Ingeniería industrial de la Universidad Pontificia Bolivariana en una alianza con la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá.

 

¿Quién no ha querido comerse un helado sin tener que ver cómo se ensucia la ropa? Y es que este postre es milenario, la historia da cuenta de que su creación se produjo en el año 1660 gracias al italiano Procopio, quien inventó una máquina que mezclaba uniformemente las frutas, el azúcar y el hielo; logrando como resultado una crema fría. Sin embargo, este hombre a quien le debemos el placer de ir en compañía de amigos o familia a una heladería, no se percató de la absoluta rapidez con la que se deben comer si no se quieren consumir en forma de líquido.

 

Desde niños hasta los más ancianos podrían describir la sensación de comer este maravilloso alimento frío, que además puede tener varias versiones como: helado en crema, o hecho a base de leche, yogurt o agua, todas estas derivaciones con el mismo problema en común: se derriten antes de que hayas podido terminarlo.

 

El grupo de estudiosos de ambas universidades lograron obtener del raquis o vástago de la planta del banano las nanofibras celulosas que permiten acabar con el inconveniente. Ellas son vertidas en una mezcla estándar que es una base de helado que tarda mucho más tiempo en derretirse. Esto porque se hace más resistente a la temperatura ambiente.

 

El estudio evidencia que la estructura que une todos los ingredientes logra una fijación cuya formación de cristales de hielo no son variables, como la de los helados tradicionales.

 

Este nuevo avance de la nanotecnología logra que la crema helada tarde 20 minutos más para derretirse que una normalmente conocida. Las pruebas se hicieron con pequeñas cantidades de nanofibras en 100 gramos de helado.

 

¿Pero puede ser tan perfecto este desarrollo?

 

Luego de lograr el efecto deseado para evitar el derretimiento rápido, la pregunta era si las nanofibras alteraban el sabor o la consistencia del helado. Si de verdad podría ser exitoso en todos los sentidos. Pero muy contrario a lo que se creía, este avance logró una viscosidad con mayor cuerpo, es decir aún más cremoso del conocido.

 

Los expertos Douglas Goff de la institución de Ontario y Jorge Andrés Velásquez Cock de la academia de Colombia realizaron, en conjunto, pruebas sensoriales en una muestra de personas para evaluar la experiencia del sabor y la textura de los helados que no se derriten, identificando que realmente no se notaba una diferencia negativa en el consumo.

 

Actualmente continúan las investigaciones en el tema con el fin de lograr una exposición aún más prolongada del producto a la temperatura ambiente. Pero Colombia y Canadá no son los únicos países que han logrado desarrollos en esta materia, países como por ejemplo Japón, ha obtenido nanofibras de la madera.

 

Estas investigaciones se hacen posibles gracias al campo de la nanotecnología que permite explorar desarrollos en alimentos, de forma segura para el consumo. En esta en particular participaron los docentes Robin Zuluaga Gallego como director; Jorge Andrés Velásquez Cock, Robin Zuluaga Gallego, Cristina Castro, Catalina Gómez y Angélica Sepa.

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