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La semana pasada fue electo, una vez más,
presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, en medio de las agresiones
verbales, amenazas en plena campaña, mentiras, farsas y un circo que se
engendró en este animal político, tomando como referencia a Aristóteles, desde
1998 y que generó por instinto en parte del pueblo venezolano cierto amor y
empatía por un sujeto que se complace otorgando limosnas y subsidios a la clase
baja y media baja, como mercados, casas, unos cuantos puestos, entre otros
aspectos que consolidan una especie de estado de bienestar rumbo a la quiebra,
porque los petrodólares de Venezuela, no de Chávez, no han manifestando en el
mercado estabilidad en los precios a pesar de su alta competitividad en el
mercado internacional, y de los fieles demandantes del oro negro, que como
Estados Unidos y otros cuantos países que comulgan con el socialismo del siglo
XXI, se han venido consolidando como principales demandantes del crudo de
Venezuela.


chavez presidente.jpg

Socialismo del siglo XXI, que
está hecho a la medida de unos pocos para manipular a otros tantos a través de cualquier
medio posible, como por ejemplo, los medios de comunicación, de los cuales se
valen muchos gobiernos de izquierda radical (aclaro que no solo estos gobiernos
sino también de derecha) para imponer una ideología y generar un prototipo de
bienestar en el pueblo alrededor del gobierno, o sino pregúntele a Correa y sus
disputas con periódicos como el Universo, el comercio, Hoy, entre otros; o a
Cristina de Kirchner en Argentina y sus enfrentamientos con el Clarín y la Nación
o los constantes ataques y amenazas de Chávez a Globovisión.

Para nadie es un secreto, los
grandes cambios y transformaciones sociales que ha sufrido Venezuela en la
última década, como por ejemplo, la lucha contra la desigualdad aunque se
pretenda igualar por lo bajo a ricos y pobres buscando que estos estén
maniatados al gobierno con los subsidios que este otorga, que coincidencialmente
se incrementaron y se propagaron como masas en plena campaña (ver imagen de
documento real)


soborno chavez.jpg


Para muchos, con la elección de
Chávez gana el proceso de paz por la evidente cercanía que tiene este señor con
los altos mandos del grupo guerrillero, a los cuales les otorga posada en
territorio venezolano y los cuales campean por el palacio de Miraflores, como
Iván  Márquez como perro por su casa.

Resulta lamentable que el proceso
de paz con las FARC, OJO, no la paz en Colombia, esté supeditada a un dictador
mentiroso y manipulador, que, de seguro, llevará muchas de sus intenciones a la
mesa de negociación en Oslo, buscando que estas estén en boca de los
negociadores de las FARC.

Finalmente, resulta peligroso 6
años más de gobierno de Chávez, porque se ratifica prácticamente no solo
Venezuela con ese gobierno, sino los demás gobiernos afines al socialismo del
siglo XXI, pero a él le queda una buena excusa para justificar su poder, y es
por lo menos, contribuir a que las FARC cesen el fuego, dejen de atacar y
vulnerar los derechos de la población y permitan que este país progrese y
evolucione en otros sectores de la vida social que se han visto afectados por
los recortes presupuestales, al invertirle en primera medida tanto dinero a una
guerra, en la que ni el gobierno ni las FARC saldrán ganadores; pero la
verdadera pregunta para reflexionar es: ¿se
puede confiar en Hugo Chávez y sus buenas intenciones en el proceso de paz?, y
estarán acaso dispuestas las FARC a dejar el narcotráfico?, Y donde quedan las
víctimas de la guerra en estos largos 60 años de conflicto?

 

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